Proceso histórico en EEUU

"Conspiración criminal para minar las elecciones" o "la pelea de un hombre para proteger a su familia": fiscalía y defensa abren el juicio contra Trump

"No hay nada malo en intentar influenciar una elección: se llama democracia", afirma el principal abogado del expresidente y candidato republicano

Guía del histórico caso penal por falsificación de documentos para ocultar los pagos para silenciar a Stormy Daniels

Noticias de Donald Trump 

Donald Trump ante el jurado, en una ilustración del inicio de la vista de este lunes en el tribunal de Manhattan.

Donald Trump ante el jurado, en una ilustración del inicio de la vista de este lunes en el tribunal de Manhattan. / ELIZABETH WILLIAMS / AP

Idoya Noain

Idoya Noain

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“Una conspiración criminal para minar la integridad de unas elecciones presidenciales y un encubrimiento” o “nada malo”, solo “la pelea de un hombre con derecho a proteger a su familia, su reputación y su marca”. Esa es la disyuntiva que fiscalía y defensa han presentado este lunes en sus alegatos iniciales al jurado popular que tiene en sus manos el destino de Donald Trump.

El republicano es ya el primer expresidente de Estados Unidos imputado por lo penal en la historia del país. Y de lo que decidan esos siete hombres y cinco mujeres en este caso, el primero de los cuatro penales que enfrenta Trump que llega a juicio y posiblemente el único que se resuelva antes de las presidenciales de noviembre, depende que se pueda convertir también en el primer candidato a la Casa Blanca que es un criminal convicto.

Un caso grave

El semblante serio que el acusado ha mantenido a lo largo de toda esta primera jornada, que EL PERIÓDICO ha podido seguir en la sala adyacente a la 1530 con un circuito cerrado de televisión, solo ratifica la gravedad de lo que está en juego.

Porque este caso, popularmente conocido como el del pago de 130.000 dólares a Stormy Daniels, es una bomba de morbo que incluye historias de aventuras extramatrimoniales con esa estrella del porno y con la modelo de ‘Playboy’ Karen McDougal, acuerdos de confidencialidad y apaños con tabloides, pagos para silenciar a las mujeres que aseguran haber mantenido las relaciones sexuales con él y falsificación de documentos. Pero es mucho más. Trump lo sabe.

La trama

En la versión de la fiscalía que dirige Alvin Bragg, que consiguió el año pasado que un gran jurado aprobara la imputación con 34 cargos y que este lunes ha presentado en los alegatos iniciales Matthew Colangelo, es esa conspiración criminal para interferir en las elecciones de 2016, que Trump acabó ganando frente a Hillary Clinton. 

Colangelo ha hecho ante el jurado un repaso pormenorizado de la trama. Y aunque esta se ha contado infinidad de veces desde que en enero de 2018 ‘The Wall Street Journal’ reveló los pagos a Daniels que hizo Michael Cohen, entonces abogado y muñidor de Trump, al que luego el ya presidente reembolsó, cometiendo el supuesto fraude documental para ocultar esos pagos, elevada a relato ordenado ante el jurado ha entrado en otra dimensión.

A lo largo de 46 minutos la fiscalía ha empezado recordando una reunión entre Trump, Cohen y David Pecker, presidente y consejero delegado de la empresa propietaria del tabloide ‘National Enquirer’, en la que acordaron que su red de medios sería los “ojos y oídos” para la campaña de Trump, informando a Cohen de cualquier potencial historia negativa para el presidente, además de publicar historias halagüeñas sobre el entonces candidato y negativas sobre sus rivales en primarias.

Así el ‘Enquirer’ compró la historia de un antiguo portero de un edificio de Trump que promovía una historia sobre un supuesto hijo bastardo, que comprobó falsa. Luego pagó 150.000 dólares por hacerse con los derechos de la de McDougal, solo para enterrarla. Y luego, con la campaña ya golpeada por la publicación de la cinta de 'Access Hollywood' donde Trump fanfarroneaba de poder "coger a las mujeres por el coño", avisaron de la de Daniels.

Esa ya la pagó Cohen con un esquema organizado, según la fiscalía, con Trump y el consejero financiero de su organización, Allen Weisselberg. El abogado recibió 420.000 dólares (el pago a Daniels, lo que debía pagar de impuestos y un extra). Y Trump, siempre según la fiscalía, ocultó los reembolsos “mintiendo en sus registros empresariales una y otra vez”. "Fue fraude electoral, simple y llanamente", ha dicho.

La defensa

A ese relato le ha seguido la versión en las antípodas de Todd Blanche, principal abogado de la defensa de Trump. Poco después de abrir asegurando que “el presidente Trump es inocente, no cometió ningún delito”, el letrado ha dejado una de las frases memorables de este primer día: “Tengo una alerta de spoiler: no hay nada malo en intentar influenciar una elección: se llama democracia”, ha afirmado. “(Los fiscales) ponen algo siniestro en esta idea, como si fuera un crimen. Aprenderán algo”, ha dicho al jurado: “No lo es”.

Blanche ha usado parte de su tiempo en tratar de demoler de entrada la credibilidad de Cohen, que será testigo estrella de la fiscalía, y también de atacar a Stormy Daniels. Y ha asegurado que los cargos son “solo 34 piezas de papel”.

Mismos argumentos, dos conclusiones

Las dos partes han coincidido en dos argumentos, pero para esgrimir conclusiones opuestas. Tanto Colangelo como Blanche han definido a Trump como un empresario “frugal”, “que mira cada centavo”. Pero mientras la fiscalía asegura que eso muestra lo importante que era para él el silencio de Daniels, la defensa cuestiona que hiciera ese pago a Cohen que se le atribuye meramente por esa gestión.

También fiscalía y defensa han coincidido en pedir a los miembros del jurado (donde una de los seis suplentes es una ciudadana originaria de España) que “usen su sentido común” y se concentren “en los hechos, las pruebas, los testimonios y los documentos. Pero mientras Colangelo se ha mostrado seguro de que si lo hacen “no tendrán duda razonable” y “llegarán a una única conclusión inescapable: que Donald Trump es culpable”, Blanche ha defendido que haciendo lo mismo determinarán la inocencia de su cliente.

Rapidez y orden mordaza

El proceso, que se estima que puede durar entre seis y ocho semanas, avanza rápido. La selección de jurado, que se pensaba que podía durar hasta dos semanas, se completó el viernes tras solo cuatro jornadas. Y este lunes, incluso con una sesión acortada para acomodar una cita médica de un jurado suplente, ya ha empezado tras los alegatos el primer testimonio, el de Pecker, que se retomará este martes.

Este lunes Merchan también ha decidido sobre qué podrá preguntar la fiscalía a Trump si este se decide a testificar en su propia defensa. Y no son buenas noticias para el expresidente, pues el magistrado ha autorizado que se le interrogue sobre el juicio civil por fraude que perdió en Nueva York y también sobre el que perdió por difamar a E. Jean Carroll, la columnista que le acusó de violación (y ganó un caso civil), así sobre multas por violaciones de ordenes mordaza.

Esas violaciones se han hecho habituales con Trump y este martes también la primera orden del día antes de que Pecker retorne al estrado será para el juez Merchan decidir sobre las violaciones a las medidas que ha impuesto al acusado para evitar que ataque a testigos, personal de la corte, a familiares de Bragg y de su propia familia. La fiscalía asegura que Trump ya la ha vulnerado en 10 ocasiones.

En el pasillo antes de que se iniciara la sesión, y como acostumbra, Trump ha atacado el proceso como una supuesta “caza de brujas” "políticamente motivada" y ha dicho una de las frases que se han hecho habituales en sus ya comunes desfiles por los juzgados, en sus mítines, en sus mensajes de recaudación de fondos y en redes sociales: “Este es un día triste para Estados Unidos”.