Conflicto en Oriente Próximo

El ataque iraní permitió a Israel probar su defensa Arrow 3 con interceptaciones fuera de la atmósfera

Israel tiene un sistema de cuatro capas para defenderse de los cohetes y misiles: Rayo de Hierro, Cúpula de Hierro, Honda de David y Arrow

Sistema de defensa aérea de Israel.

Sistema de defensa aérea de Israel. / NACHO GARCÍA

Mario Saavedra
Nacho García
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En la madrugada de este pasado domingo pasaron muchas cosas por primera vez. El lanzamiento de centenares de drones y misiles por parte de Irán contra objetivos dentro de Israel fue inédito. Pero también pasó a la historia militar la defensa que puso en marcha Israel contra ese ataque. Un sistema que consta de varias capas y en el que participaron muchos actores pero que costó, también, muchísimo dinero. Fue eficaz. ¿Lo sería noche tras noche? ¿Qué lecciones bélicas ha dejado la defensa del cielo el Estado judío?

Si se toman como ciertas las cifras dadas por el Ejército israelí, la Guardia Revolucionaria iraní disparó durante seis horas Operación Promesa Verdadera 170 aeronaves no tripuladas kamikaze (drones), 30 misiles de crucero y 120 misiles balísticos. Varios de esos misiles alcanzaron una base israelí, causando daños menores, y la metralla hirió a una niña palestina. Estados Unidos destruyó 80 de esos drones y seis misiles desde sus barcos de guerra en la región. Muchas de las aeronaves no tripuladas fueron reventadas por disparos de los cazas de Estados Unidos, Reino Unido, Francia y Jordania. Pero la clave más relevante de lo que pasó aquella noche fue la lluvia de misiles balísticos.

Ahí es donde entró en juego el sistema multicapa israelí. La primera se denomina Rayo de Hierro, y está destinada a tumbar drones o cohetes de corto alcance, con trayectorias de alrededor de siete kilómetros. La segunda es la famosa Cúpula de Hierro, que puede derribar cohetes tácticos. Ambas protegen el cielo israelí de cohetes lanzados eventualmente desde Gaza o Líbano. La tercera y menos conocida es Honda de David, cuyo objetivo son los misiles de alcance intermedio, de hasta 300 kilómetros. La que se ha estrenado en esta guerra ha sido la cuarta, la de los misiles Arrow (Hetz, en hebreo, o Flecha, en español) de hasta 2.000 kilómetros; el orden de magnitud de distancia que separa a Irán de Israel

“Lo que es absolutamente novedoso y no habíamos visto nunca es un país sometido a un ataque masivo de misiles balísticos como el de aquel día y, sobre todo, que hemos visto interceptaciones fuera de la atmósfera”, explica a El Periódico de España, del mismo grupo editorial, Jesús Manuel Pérez Triana, analista de seguridad y defensa. “Hasta ahora, los sistemas Arrow (1, 2 y 3) se habían empleado puntualmente para frenar un misil desde Siria que entró en espacio aéreo israelí en 2017. O, más recientemente, ha habido alguna interceptación en el Eilat, el golfo de Aqaba, de misiles disparados desde Yemen por los hutíes”. Nada, insiste, a esta escala. 

La clave no fue, como muchos dijeron erróneamente, la famosa Cúpula de Hierro, destinada a destruir cohetes y misiles de corto alcance, una rutina en los enfrentamientos con Líbano o Gaza. Fueron los llamados Arrow 3 , misiles antibalísticos hipersónicos exoatmosféricos. Un programa coproducido por Boeing e Israel Aerospace Industries y coordinados por el Ministerio de Defensa de Israel y la Agencia de Defensa Antimisiles de Estados Unidos. Tienen alcance de más de 2.000 kilómetros y son capaces de derribar satélites enemigos. En este caso, se utilizaron para acabar con los misiles balísticos iraníes que, tras ser disparados, dibujaron una parábola, salieron de la atmósfera y volvieron a caer sobre el cielo israelí. 

Una defensa de coste estratosférico

Así que, si la información oficial tanto de número de misiles como de ausencia de bajas o daños importantes es cierta, el ataque de Irán fue un éxito de la defensa israelí. Pero hay un problema: Irán tiene más de 3.000 de esos misiles balísticos. Podría golpear el cielo israelí durante muchas noches seguidas. ¿Aguantaría Israel el coste de una guerra de misiles sostenida? El ataque del 14 de abril fue interpretado más como un mensaje de disuasión que como una ofensiva militar destinada a hacer daño. Algunos analistas estiman en más de 1.000 millones de euros el coste del operativo. Casi un tercio de toda la ayuda financiera anual que manda Estados Unidos, salvo partidas excepcionales, gastado en una noche.

“Si comparamos el coste de los misiles gastados con el de los disparados, es mucho más caro defender que atacar. La tecnología para contar con un escudo antimisiles eficaz es muy costosa: radares de largo alcance, sistemas de computación capaces de calcular todas las trayectorias y guiar un misil para que intercepte un misil balístico en trayectoria final…”, opina Pérez Triana. “¿Sería sostenible una oleada noche tras noche de ataques iraníes? Posiblemente no. Pero habría que ver también la capacidad que tiene Irán de producir misiles avanzados con sistema sofisticado avanzado. Pasar de misiles de combustible líquido a sólido, o que sean capaces de maniobrar y de golpear con precisión”. 

En la defensa participaron las aviaciones de EEUU, Reino Unido, Francia, Jordania e Israel. Pero no contra los misiles balísticos, que salen de la atmósfera y vuelven a entrar a gran velocidad, varias veces la del sonido. Frenarlos es muy complejo: se requiere una potencia de computación y de radares que no tiene un avión. Los cazas cargaron contra los misiles crucero o drones, que vuelan a velocidad subsónica, que son un blanco relativamente fácil de interceptar para los aviones de combate con electrónica moderna, explica el analista. Pero es un método bastante caro: cuesta más el misil y la electrónica usada en el guiado que el propio dron, que puede usar el motor de un ultraligero.