Elecciones legislativas

Los conservadores proeuropeos se imponen a los populistas prorrusos en las elecciones de Croacia

El país balcánico abre una era de inestabilidad política, ante las dificultades que tendrá la conservadora HDZ, del primer ministro europeísta Andrej Plenkovic, para formar Gobierno, mientras oligarcas rusos penetran en la economía.

Croacia recibe el Año Nuevo dando la bienvenida al euro y a Schengen

El primer ministro croata Andrej Plenkovic -izquierda- en un colegio electoral de Zagreb, en Croacia.

El primer ministro croata Andrej Plenkovic -izquierda- en un colegio electoral de Zagreb, en Croacia. / Darko Vojinovic / Ap

Marc Marginedas

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Croacia se adentra en una fase de inestabilidad política, con una enconada disputa, como telón de fondo, entre formaciones y líderes proeuropeos y partidos y dirigentes defensores de alinear el país en el frente de los estados de la UE próximos al Kremlin, junto a la Hungría de Víktor Orban o la Eslovaquia de Robert Fico. Con casi el 95% de los votos escrutados, la Unión Demócrata Croata (HDZ), el partido de centroderecha que ha dominado la vida política del país desde la independencia, ha obtenido la victoria en las elecciones legislativas celebradas este miércoles en el pequeño Estado balcánico, con 60 escaños, seis menos que en la anterior legislatura, mientras que la coalición izquierdista y populista Ríos de la Justicia lograba 42 escaños, de acuerdo con los sondeos a pie de urna difundidos tras el cierre de los colegios electorales. Con ambas formaciones políticas muy lejos de haber obtenido la mayoría en un Parlamento compuesto por 151 miembros, se prevé que en los próximos días arranquen unas difíciles negociaciones con partidos más pequeños, sin descartarse incluso la convocatoria de elecciones anticipadas.

La longevidad del HDZ en las instituciones ha impulsado el fenómeno de la corrupción en este pequeño estado balcánico, y varios ministros del Gobierno dirigido por el primer ministro Andrej Plenkovic se han visto obligados a presentar la dimisión, tras ver su nombre salpicado en escándalos. Semejante circunstancia ha sido aprovechada por el jefe del Estado, Zoran Milanovic, líder del Partido Socialdemócrata de Croacia (SPD), principal partido de la coalición opositora, autor de encendidas declaraciones a favor del Kremlin en los más de dos años transcurridos desde el inicio de la guerra de Ucrania, incluyendo una amenaza de retirada de tropas croatas del este de Europa, y contrario a continuar ayudando militarmente al Gobierno de Kiev.

Milanovic, quien desde la pandemia ha abandonado los postulados del centroizquierda tradicional para asumir un discurso cada vez más nacionalista e incluso euroescéptico, había prometido que abandonaría su cargo, meramente protocolario, si su partido obtenía la victoria y se hallaba en posición de gobernar. Haberse lanzado al ruedo de la campaña electoral desde su puesto de árbitro, incluyendo descarnadas acusaciones a sus rivales políticos, ha sido reprobado por el Tribunal Constitucional, que ha considerado "contrario" a la Carta Magna su comportamiento por contradecir la dignidad de su cargo. El país balcánico es, desde 2013, miembro de la Unión Europea (UE), y desde este año también de la zona del euro y del área Schengen de libre circulación europea.

El alineamiento del país con la UE y la OTAN no ha impedido que la influencia rusa haya penetrado con fuerza en la economía y en la vida política. Como tampoco lo ha hecho el pasado antagonismo de Croacia, de mayoría católica, con Serbia, país que de momento sigue aguardando su ingreso en la UE y cuyos habitantes profesan el cristianismo ortodoxo, al igual que Moscú. Vesko Garevic, exembajador de Montenegro ante la OTAN, ha denunciado que los oligarcas rusos han amasado en los últimos años numerosas posesiones en la pintoresca costa de Dalmacia mediante sociedades pantalla. Incluso se ha informado que Viktor Vekselberg, uno de los oligarcas más próximos al líder del Kremlin, ha invertido generosamente en el sector del turismo. El país también mantiene una importante dependencia energética de Rusia, y en 2022, comenzada ya la guerra, logró ser incluido, junto con Bulgaria, en la lista de países exentos de la prohibición de importar crudo ruso.