Conflicto en Oriente Próximo

Los hutís atacan cuatro barcos en el golfo de Adén, incluido un destructor de EEUU

Sigue la guerra de Gaza, al minuto

Combatientes hutís en Saná, la capital yemení.

Combatientes hutís en Saná, la capital yemení. / REUTERS / NAIF RAHMA

EFE

EFE

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

Los rebeldes chiíes hutíes del Yemen anunciaron este miércoles haber atacado este miércoles cuatro buques, entre ellos un destructor estadounidense, en el golfo de Adén, la puerta hacia al mar Rojo. El portavoz militar de los hutís, Yahya Sarea, indicó en un discurso televisado que las fuerzas navales de los hutíes llevaron a cabo cuatro operaciones esta mañana contra "dos buques israelíes", un buque "estadounidense" así como un buque de guerra, también de Estados Unidos.

Los buques atacados

Los barcos atacados son el MSC Gina, que navega con bandera de Panamá; el Maersk Yorktown, con bandera de Estados Unidos; y, por último, el MSC Darwin, con la bandera de Liberia. Sarea señaló que utilizaron "varios misiles navales apropiados y aviones no tripulados" en los ataques. Sin embargo, la Marina británica, que informa al minuto sobre cada incidente en esa vía marítima, no ha reportado ninguna alerta a lo largo de esta jornada. Hasta el momento, Estados Unidos, que encabeza la coalición naval internacional en el mar Rojo, no ha reaccionado ante esta información.

Solidaridad con Palestina

"Las fuerzas armadas yemeníes (hutíes) están comprometidas con su deber religioso, moral y humanitario hacia el oprimido pueblo palestino, así como con la defensa de su amado Yemen. Sus operaciones en el mar Rojo, el mar Arábigo y el océano Índico continuarán hasta que se ponga fin a la agresión contra el pueblo de Gaza y se levante el asedio", sentenció Sarea.

Los hutíes comenzaron su ofensiva en solidaridad con Palestina contra barcos vinculados a Israel, y posteriormente contra Estados Unidos y el Reino Unido, que atacan territorio yemení en "defensa propia". Estos ataques han obligado a las grandes navieras a desviar sus rutas del mar Rojo al Cabo de Buena Esperanza (Sudáfrica), lo que ha afectado al comercio internacional.