Entrevista

Wael Dahdouh, el periodista que siguió informando tras el asesinato de su familia en Gaza: "Es mi misión como ser humano"

El jefe de la televisión Al Jazeera en Gaza habla sobre su odisea personal y profesional en la Franja

Directo | Última hora de la guerra de Israel y Hamás en Gaza

Wael Al-Dahdouh, periodista palestino, en Madrid.

Wael Al-Dahdouh, periodista palestino, en Madrid. / Alba Vigaray

Mario Saavedra

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¿Cómo sigue adelante un hombre al que han matado a su mujer, a tres hijos y a un nieto? ¿Por qué vuelve inmediatamente al trabajo? Wael Al-Dahdouh es periodista palestino, jefe de la televisión catarí Al Jazeera en la ciudad de Gaza. A su pesar, puede responder a esas preguntas. El silencio no es una opción en medio de lo que llama “guerra exterminio” contra sus compatriotas; el periodismo no es un trabajo, sino una misión como ser humano.

Al-Dahdouh se ha convertido en símbolo de la matanza de periodistas en Gaza, la peor en la historia de los conflictos recientes. Más de 100 informadores han muerto en la ofensiva que lanzó el Ejército israelí contra Hamás en represalia a la masacre del 7 de octubre; al menos 22 de ellos mientras trabajaban, según Reporteros Sin Fronteras. El propio Al-Dahdouh sufrió un ataque con misiles en el que falleció su cámara y que le ha dejado daños visibles en su mano derecha. 

Wael Al-Dahdouh atiende a El Periódico de España, del mismo grupo editorial, este sábado en Madrid, antes de viajar a Córdoba para recibir el XVII Premio de Periodismo Julio Anguita Parrado. España es el primer país que visita tras su salida hacia Qatar a través de Egipto desde Gaza. En la Franja han muerto ya más de 33.000 personas.

Usted se ha convertido en una de las caras más reconocibles del periodismo internacional por decidir seguir informando tras la muerte de su familia. ¿Por qué lo hizo?

Primero, porque es una misión como ser humano que merece el sacrificio. Como periodistas, no somos unos simples empleados. Lo que está pasando en Gaza es enorme, sin precedentes, y el esfuerzo que hacemos tiene que ser también sin precedentes. Mi familia fue asesinada: mi esposa, mi hijo Mahmoud, mi hija Sham, mi nieto, luego mi hijo Hamza y mi cámara. Ellos se habían sacrificado durante otras guerras para que yo pudiera hacer mi trabajo y cumplir con mi deber para con “su majestad” el periodismo. No tuve duda: el asesinato de mi familia fue otro motivo más para seguir haciendo mi trabajo. Además, en Gaza no hay ningún lugar seguro. Incluso si te quedas en casa puedes ser asesinado. Las bombas, las balas y los obuses pueden alcanzarte porque caen por todas partes. Cada dos años hay una ofensiva y los periodistas sabemos que nuestro trabajo conlleva riesgos. Esta vez han cambiado el orden: empezaron por mi familia, luego me atacaron a mí y después a mi hijo Hamza (también periodista y que murió en otro ataque). 

¿Cree que le han atacado porque es conocido? 

Esta guerra es contra todo lo que tiene significado en Gaza, desde las infraestructuras a las personas. Como periodistas, nosotros hacemos nuestro trabajo, sin exagerar y sin banalizar, de manera objetiva, profesional. Porque nos damos cuenta de que lo que está pasando es enorme y no tiene precedentes. Volver al trabajo pocas horas después de que mataran a mi familia, y hacerlo del mismo modo, con objetividad, con sangre fría, era un desafío, y creo que lo he superado. 

¿Cree que merece la pena? ¿Esas informaciones pueden cambiar a la opinión pública? La guerra lleva ya seis meses…

Sí, merece la pena. Nuestro trabajo es un derecho de millones de personas, que tienen derecho a saber. La gente del mundo conoce así lo que ocurre en esta enorme ofensiva. Y yo creo que está teniendo un impacto en Estados Unidos, Europa y otras zonas del mundo. Creo que merece el sacrificio. Si volviera atrás en el tiempo, haría el mismo esfuerzo, con la misma determinación.

¿Cómo fue el ataque en el que murió su cámara y en el que usted quedó herido? 

Fuimos a una zona donde había intercambio de fuego y luego fue destrozada por las fuerzas de ocupación de Israel. Fuimos acompañando a los servicios civiles de rescate y ambulancias, que iban a rescatar a una familia de una casa. Antes de ir, habíamos conseguido un permiso del Ejército israelí tras más de tres horas negociando. El camino estaba destruido, había muchísimos escombros. Nos bajamos y seguimos a pie. Las ambulancias no pudieron seguir adelante, dieron la vuelta para ir por otro camino. La zona estaba controlada por las Fuerzas israelíes y sobrevolada por muchísimos drones. Todo estaba calculado, vigilado y grabado, podían ver cada detalle de la zona. Tras terminar, un dron lanzó un misil contra nosotros. Mataron a tres miembros de las fuerzas de socorro. Mi cámara resultó gravemente herido. 

¿Y usted? 

Yo también fui herido con metralla que me entró en distintas partes del cuerpo. El chaleco antibalas de prensa me salvó de otras metrallas que iban hacia el estómago. Perdí temporalmente la conciencia. Con dificultad, pude recuperar el control y el equilibrio y correr a esconderme en una casa vacía, porque sabemos que, tras el primer misil, suelen lanzar otro. Entramos en un edificio abandonado. Mi brazo sangraba mucho, decidí correr hacia la ambulancia, que estaba a 200 metros, a pesar de que sabía que en campo abierto podía morir. Les pedí que volvieran hacia donde estaba mi cámara, pero dijeron que nos podían bombardear a todos. Para regresar a salvarlo había que pedir permiso al ejército y coordinarse a través de la Cruz Roja. Tardaron entre cinco y seis horas y, cuando llegamos, el cámara, Samer Abu Daqqa, estaba muerto. 

El periodista palestino de Al Jazeera, Wael Dahdouh, abraza a un familiar mientras lamenta la muerte de su hijo.

El periodista palestino de Al Jazeera, Wael Dahdouh, abraza a un familiar mientras lamenta la muerte de su hijo. / EP

¿Qué diferencias hay entre informar de esta guerra y de otras que han asolado Gaza, por ejemplo la de 2014, además de la escala? 

Lo que ocurre es enorme, y la cobertura mediática tenía que estar al nivel. Hemos intentado cubrir lo más importante. Nuestro equipo no llega a cubrir todo lo que está pasando el la Franja, sobrepasa nuestras capacidades. Intentamos cubrir todos los incidentes con profesionalidad y transparencia. Empecé la cobertura desde Ciudad de Gaza hasta que el Ejército pidió a las organizaciones humanitarias y a los periodistas abandonar el norte de la Franja. El centro de la cobertura se dirigió al sur, salvo unos pocos periodistas que nos quedamos en el norte, yo entre ellos. Seguí mi trabajo allí hasta que llegué al punto de convencimiento de que era imposible seguir cubriendo nada desde Ciudad de Gaza. Crucé el valle de Gaza hacia el sur. Reanudé mi trabajo hasta el martirio de Samer Abu Daqqa (su cámara) y el asesinato de mi hijo 35 días después. 

¿Cómo era su vida en Gaza antes del 7 de octubre? 

Vivía como cualquiera de la Franja. Es una vida complicada, bajo un bloqueo. El Ejército de ocupación israelí lo calcula todo: la cantidad de comida, los movimientos. Restringe todas las libertades. Como corresponsal, el periodismo es muy difícil. Como jefe, tengo además trabajo administrativo que me quita mucho tiempo. Pero elegí este trabajo porque amo el periodismo, y estoy dispuesto a dar todo lo que tengo para hacerlo. Mi alma es la profesionalidad: en Gaza no necesitas más que eso, porque hay tantos eventos que hablan por sí mismos.

¿Hamás les dejaba cubrir los acontecimientos libremente? 

Por supuesto, cubrimos los eventos en la Franja y no he sentido presiones u hostigamiento por parte del Gobierno de Gaza. Porque todo el mundo es blanco en la Franja: la persona normal, la escuela, la mezquita, el Gobierno, las casas, todo fue destruido independientemente de quién estaba dentro de los edificios. Nosotros, como periodistas, intentábamos llegar a las zonas accesibles. El peligro viene de parte del Ejército de ocupación israelí. Hacemos nuestro trabajo dentro de lo que se permite en esas situaciones. Nadie dentro de la Franja de Gaza nos molestaba como periodistas. 

Un chaleco antibalas de periodista, sobre el cuerpo de Hamza Dahdouh, reportero palestino de Al Jazeera que ha muerto en un bombardeo aéreo sobre Rafah.

Un chaleco antibalas de periodista, sobre el cuerpo de Hamza Dahdouh, reportero palestino de Al Jazeera que ha muerto en un bombardeo aéreo sobre Rafah. / EP

¿Llegaron hasta Gaza las críticas del Gobierno español a Israel? ¿Llega, en general, la información? 

Por supuesto. A pesar de los peligros, la falta de electricidad o agua corriente, los cortes de telecomunicaciones, la gente sigue lo que está pasando en el extranjero, aunque no detalladamente. Quieren saber si la guerra va a parar, y para ello miran la reacción del mundo, del que España forma parte. La gente está muy contenta en Gaza de la posición española, tanto del Gobierno como del pueblo español. Se enteraron de las críticas españolas a Israel y las recibieron con aprecio, todos los sectores: la gente, los periodistas y también las facciones palestinas. La posición española durante esta crisis es diferente que la de otros países: es objetiva. Es evidente que el pueblo palestino está pasando por un acontecimiento decisivo y sin precedentes. Se necesitan posiciones a la altura de lo que está pasando, de esta guerra de exterminio, como la llamamos. 

¿Planea volver a Gaza?  

Para mí es pronto para tomar esa decisión. Depende del proceso de terapia médica, que llevará un año. También depende de cómo evolucione la situación en la Franja de Gaza y de cuándo la situación sea más favorable. Gaza está en mi corazón. Yo nací y crecí allí. Mis recuerdos, incluso los dolorosos, mis sacrificios, están allí.

Wael Al-Dahdouh, periodista palestino, en Madrid.

Wael Al-Dahdouh, periodista palestino, en Madrid. / Alba Vigaray