Guerra en el este

Francia pide a China mandar un "mensaje claro" a Rusia para negociar la paz con Ucrania

China vuelve a tratar de mediar entre Ucrania y Rusia

El ministro francés de Exteriores, Stephane Sejourne, junto a su homólogo chino, Wang Yi, reunidos en Pekín.

El ministro francés de Exteriores, Stephane Sejourne, junto a su homólogo chino, Wang Yi, reunidos en Pekín. / Ken Ishii / Reuters

Adrián Foncillas

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Francia espera que China le envíe “un mensaje claro” a Rusia sobre Ucrania. Lo ha repetido su ministro de Exteriores, Stephane Sejourne, durante un viaje a Pekín que ha revelado que las posturas económicas y geopolíticas enfrentadas pueden gestionarse con sensatez. A Pekín y París las separa también el proteccionismo europeo, según la primera, o una simple reducción de la dependencia comercial, según la segunda, pero sobre las diferencias late el respeto chino hacia un país orgulloso y con voz propia.

Sejourne le ha recordado a su homólogo chino, Wang Yi, que Pekín juega un “rol clave” en el respeto de la ley internacional y que espera que envíe un mensaje potente y diáfano a Moscú. “Estamos convencidos de que no habrá una paz duradera si no es negociada con los ucranianos. Y no habrá seguridad en Europa sin una paz acorde con la ley internacional”, ha continuado.

Emmanuel Macron, presidente francés, ha aireado un posible envío de tropas a Ucrania y pedido con terquedad a China que arrastre a Rusia a la mesa de negociaciones. China y Francia comparten la inquietud por la guerra pero las separa la vía para acabarla. París pretende una solución conforme a la Carta de la ONU, apoya las reclamaciones ucranianas y desdeñó el plan chino de doce puntos por vago y escorado a Rusia.

Autonomía europea

La segunda visita a Pekín en medio año del ministro de Exteriores corrobora la salud de las relaciones bilaterales. Wang le agradeció a Macron un par de meses atrás en París la “independencia” francesa en la arena internacional. Pekín ya había bañado en pompa el viaje del presidente en abril pasado. La prensa lo presentó como el primero de un jefe de estado europeo tras la política de cero covid.

Fue un flagrante olvido de la reciente del presidente español, Pedro Sánchez. Un alto funcionario de Bruselas lo comentaba entonces: China premió a Macron con una visita de tres días, algarabía mediática y reuniones y cenas con Xi Jinping, mientras se había ventilado la de Sánchez en día y medio y fue despachado por su anfitrión en poco más de una hora.

Pekín aplaude la defensa francesa de un mundo multipolar y de una postura europea autónoma. “Un camino alternativo”, aclaró Macron, a la terca hostilidad de Washington y voces de Bruselas como Ursula Von der Leyen, jefa de la Comisión Europea. El Viejo Continente, ha pedido Macron, no puede seguir a ciegas a Estados Unidos en su confrontación con Pekín.

Fricción comercial

Esas afinidades sobrevuelan las fricciones comerciales. Sejourne ha anunciado que seguirán con la política del derisking, un concepto que alude a la reducción de la dependencia de China en algunos sectores, y que surgió como alternativa light al desacoplamiento que pedían los inflamados atlantistas. En ambas sólo ve China una injusta política proteccionista contra sus compañías.

La Comisión Europea emprendió el pasado año una investigación para dilucidar si los vehículos eléctricos chinos se han beneficiado de subsidios estatales. La medida fue impulsada por París y Pekín contestó con otra investigación anti-dumping sobre los coñacs europeos, una industria monopolizada por Francia. Ambas partes han minimizado hoy los efectos de ese fragor comercial. Sejourne se ha esforzado en explicar que sólo busca un “reequilibrio económico” que hará más “saludable y sostenible” el comercio. Wang le ha pedido que las políticas europeas no apunten a ningún país en concreto ni violen los acuerdos de la Organización Mundial del Comercio y ha concluido su alocución anunciando más importaciones de productos y servicios franceses de alta calidad.