Reacción

China acusa de "bandido" a Estados Unidos por su ley contra TikTok

Pekín califica de arbitrarias las razones de seguridad nacional esgrimidas por EEUU y considera que la norma vulnera la competencia leal y las normas internacionales económicas y de comercio

Por qué la red social china inquieta a EEUU

El logo de TikTok frente a una pantalla con las banderas de EEUU y China.

El logo de TikTok frente a una pantalla con las banderas de EEUU y China. / OLIVIER DOULIERY / AFP

Adrián Foncillas

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Ayer fue Huawei, hoy es Tiktok y mañana, ya se verá. Sigue el acoso estadounidense a tecnológicas chinas sin más certezas que su éxito global y con vaporosas amenazas a la seguridad nacional. "Cuando alguien ve un objeto que lleva otra persona y se lo intenta robar, está utilizando la lógica del bandido", ha explicado este jueves Pekín aludiendo al ultimátum que le plantea la propuesta de ley estadounidense a Tiktok: suelta amarras con la matriz china o serás prohibida.

Los 352 votos a favor y 65 en contra en la Cámara Baja certifican que sólo China pone de acuerdo a demócratas y republicanos. Falta la votación en el Senado, que se prevé algo más árida, y la firma del presidente, Joe Biden, quien ya la ha prometido. Nadie duda en China de que la ley llegará a puerto y hoy ya ha anunciado "todas las medidas necesarias para preservar los intereses de sus compañías". Esa ley, según el Ministerio de Exteriores, vulnera la competencia leal y las normas internacionales económicas y de comercio. "Si esas presuntas razones de seguridad nacional pueden ser esgrimidas arbitrariamente para suprimir las excelentes compañías extranjeras, ¿dónde está entonces la igualdad y la justicia?", ha inquirido su portavoz en la rueda de prensa diaria. Una letanía de lamentos desde la prensa local había precedido la decisión de la Cámara Baja. No hay pruebas y ese castigo a Tiktok "se le volverá en contra" a Estados Unidos, han repetido los medios y el ministerio.

Tampoco las hubo cuando Donald Trump cargó contra Huawei, líder global en redes 5G, por las mismas razones. Huawei y Tiktok son, probablemente, las compañías más escrutadas de la historia, y nadie ha aportado aún un indicio de su amenaza contra la seguridad nacional. El jefe de los servicios de espionaje de Washington dijo esta semana que no podía descartar que Tiktok pudiera influir en las inminentes elecciones presidenciales. Tampoco dijo que lo podía asegurar. Huawei ha disparado sus ventas en telefonía tras unos años turbulentos mientras Apple acentuaba su caída. Su remontada la explican los microchips propios como respuesta a las barreras estadounidenses. Quizá ahí radique la advertencia de que "se le volverá en contra" a Estados Unidos.

Incertidumbre

La ley empuja a Tiktok a la incertidumbre. Si su matriz china, la pequinesa Bytedance, no la vende, unos 170 millones de usuarios estadounidenses se quedarán a oscuras. Pero el Ministerio de Comercio ya advirtió cuando empezó el acoso que esa venta forzosa necesitará el visto bueno de Pekín. Y este ha repetido su negativa.

Tiktok no tiene su sede en China y se define como una compañía global. Tres de los cinco miembros de su junta son estadounidenses y almacena los datos de los usuarios estadounidenses en el estadounidense servidor Oracle, lejos del alcance de Bytedance. Tiktok ni siquiera está permitida en China, donde funciona su gemela Douyin. Da igual cuántos cortafuegos levante contra Pekín, los congresistas siguen convencidos de sus lazos con el Partido Comunista. La campaña alcanzó su cénit con el interrogatorio del senador Tom Cotton al CEO de Tiktok, el singapurés Shou Zi Chew. No quedó claro si Cotton sabía qué era Singapur pero sí que había regresado el maccarthismo más inquietante.

La embestida a Tiktok es la última que ampara la seguridad nacional. Antes quedaron afectados chips y semiconductores, compañías telefónicas e incluso grúas en los puertos estadounidenses. El jefe de la diplomacia china, Wang Yi, denunció en la reciente Asamblea Nacional Popular que las sanciones estadounidenses han alcanzado niveles "absurdos".

Son comprensibles los quejidos chinos por esa terca persecución de Washington a sus empresas más rutilantes sin pruebas. También son cínicos, si recordamos que en China no son accesibles Youtube, Google o Twitter, por hacer la lista corta.