La invasión rusa

Intensos combates de hombres contra drones kamikaze en Ucrania

Los grandes cambios militares que trae la guerra de Ucrania

Un militar ucraniano porta un dron cerca del frente en Zaporiya.

Un militar ucraniano porta un dron cerca del frente en Zaporiya. / Kateryna Klochko - EFE

Juan José Fernández

Juan José Fernández

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

La guerra de drones se generaliza en Ucrania, azuzada además por la escasez de munición para la artillería en tierra. Los merodeos nocturnos de unidades aéreas no tripuladas están nutriendo los partes de incidencia en el frente este fin de semana.

Seis contraaques parciales de unidades ucranianas en el áea de Kupyansk, en el norte del Donbás, y una ofensiva de drones sobre Crimea han marcado la jornada del sábado y la madrugada del domingo en la guerra de Ucrania, en días en que los combates se recrudecen en el frente donbasiano.

Las defensas rusas han derribado en las cercanías de Kupyansk seis drones, de los cuales cuatro eran de ataque (tres de ellos del modelo Furia) y dos de observación Leleka de fabricación ucraniana. Los aviones no tripulados tenían como objetivo emplazamientos misilísticos rusos en territorio ocupado.

Mientras, en el suelo, tenían lugar diversos intercambios artilleros. El ministerio de Defensa ruso ha informado de la "eliminación" de tres baterías autopropulsadas ucranianas, reportando la muerte de 55 soldados. Son cifras que en el momento actual de la guerra no pueden ser contrastadas. Ucrania, por su parte, anotaba 1.160 bajas rusas en todos los frentes durante la última jornada, según ha difundido en su canal oficial del ministerio de Defensa en la red social X.

En esa área del frente, el bando ucraniano ha contado 14 drones rusos destruidos el sábado, de los que la mayoría eran aeronaves explosivas kamikaze.

Drones en Crimea

Al sur, en Crimea, durante la noche se registraron también disparos de los operadores de unidades de defensa antiaérea rusas contra robots voladores ucranianos. El ministerio ruso de Defensa ha contado el derribo en la madrugada de este domingo de un total de 38 drones ucranianos en el espacio aéreo de Crimea. Un número no determinado ha alcanzado instalaciones rusas en el puerto de Feodosia.

El ataque ucraniano no se ha limitado a la península durante el sábado. También ha buscado objetivos en el interior de Rusia. El principal, en la ciudad fronteriza de Belgorod, que sirve de gran almacén de la logística en retaguarida del ejército ruso muy cerca de la ciudad ucraniana de Jarkov. En este ataque han sido derribados dos drones ucranianos.

La misma noche, y según el ministerio ruso de Defensa, han sido neutralizados otros dos drones que buscaban objetivos en San Petersburgo, sin que este extremo haya sido objeto de alusión alguna por parte del gobierno de Kiev hasta que ha trascendido la destrucción de un edificio habitado en la histórica ciudad rusa por uno de los drones ucranianos.

Civiles muertos

Este cruce se produce después de que el ejército de Ucrania haya difundido la destrucción de dos bombarderos Su-34 de la fuerza aérea rusa.

El fin de semana se ve marcado también por el ataque nutrido de drones kamikaze rusos de fabricación iraní que, en la madrugada del sábado, destruyó varios edificios de uso residencial civil en la ciudad costera ucraniana de Odesa.

La defensa antiaérea de esa estratégica conurbación no pudo parar más que una fracción de la oleada, cuya coordinación en el bombardeo apuntar al posible uso de sistemas de inteligencia artificial para crear enjambres, si bien este extremo no tiene aún confirmación.

Las máquinas voladoras eran del modelo Shahed, también llamadas en Rusia Geran II, utilizado por Moscú para ataques en profundidad sobre Ucrania, con una mayoría de objetivos civiles.

El uso cada vez más frecuentes de drones en la guerra de Ucrania permite a ambos bandos ahorrarse el gasto en misiles, mucho más caros que los robots. Las autoridades de Odesa llevan contados ya 10 muertos hallados entre los escombros tras ese último golpe.