EUROPA SEGURIDAD

Palestina reclama una "voz internacional" frente a la división en torno a Gaza

Catar no ve "avances provechosos" en la búsqueda de una tregua

El primer ministro palestino abierto a acuerdo con Hamás bajo los principios de la OLP

EFE

Gemma Casadevall

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Rusia ha invitado a las fracciones palestinas a reunirse en Moscú el 26 de febrero en busca de la unidad nacional, una cita a la que no está claro si acudirá Hamás, y mientras la Autoridad Nacional reclama una voz internacional frente a Israel. “Vamos a ver si están dispuestos a llegar al fondo de la cuestión”, afirmó, en alusión a Hamás, el primer ministro palestino, Mohamed Shtayeh desde la Conferencia de Seguridad de Múnich (CSM). “Nosotros estamos dispuestos a hablar de unidad, siempre que sea sobre la base de nuestros principios, que son muy claros”, añadió al informar de la convocatoria desde ese foro internacional, donde el sábado intervino el presidente israelí, Isaac Herzog.

Estos criterios claros son los de la Organización para la Liberación de Palestina (OLP), añadió Shtayed, para subrayar a continuación la necesidad de contar con un interlocutor internacional. La Autoridad Palestina “no tiene un socio en Israel con quien sentarse y hablar”, lamentó. Reclamó la intervención de la UE, la ONU, EEUU o los países árabes, ante una situación que, dijo, es muy grave, dado que en el gobierno de Benjamin Netanyahu hay miembros “que no nos quieren ver, ni como Estado ni como Autoridad”.

Rusia no tiene representación oficial en Múnich desde la invasión de Ucrania, de cuyo inicio se cumplen la próxima semana los dos años. Esta exclusión ha marcado la MSC, que llegó este año a su edición número 60 y con el apoyo occidental a Ucrania como tema dominante. Hubo consenso en torno a la necesidad de aportar más a la defensa europea y, por extensión, a la de Ucrania. Es posición compartida por los principales oradores -desde el canciller Olaf Scholz al secretario general de la OTAN, Jens Stoltenberg, o la vicepresidenta de EEUU, Kamala Harris-, agrandada por la presencia en Múnich del presidente ucraniano, Volodímir Zelenski, así como representantes de los países del flanco este de la Alianza -los bálticos, Polonia y Finlandia, país que ha completado su ingreso como miembro número 31 de la OTAN, a la espera de que Suecia consume su proceso. La noticia de la muerte del opositor ruso Alekséi Navalni sacudió el arranque de la MSC, lo que amplificó el repudio del conjunto de Occidente, sin fisuras, a Vladímir Putin.

Este consenso de Occidente arropando a Kiev contrasta con la división que se presenta cuando se trata de Gaza. Estados Unidos y Alemania siguen comportándose como grandes valedores de Israel, apelan a su derecho a defenderse, al trauma nacional por los ataques de Hamás del 7 de octubre y la dramática situación de los rehenes. Son cada vez son más audibles sus críticas ante la respuesta de Israel, la devastación en Gaza y el sufrimiento de millones de palestinos desplazados. Sin embargo, son críticas aún cautelosas -especialmente en el caso de Alemania, en razón de su responsabilidad histórica tras el Holocausto, que se expresan a través de las sucesivas llamadas al gobierno de Benjamin Netanyahu respetar el derecho internacional humanitario.

El doble rasero, según Borrell

La división respecto a la guerra en Gaza se hizo de nuevo patente al cierre de la MSC. El Alto Representante de Política Exterior de la UE, Josep Borrell, que había intervenido ya en la primera jornada, el viernes, regresó a Múnich para la última sesión, el domingo. “Rusia se está aprovechando de nuestos errores, entre ellos el doble rasero. Es algo que debemos abordar. Y no solo con buenas palabras”, lamentó Borrell.

“No se puede matar una idea, tampoco se puede destruir a Hamás. Para destruir una idea hay que presentar una alternativa mejor y ésta debe ser la posibilidad de que palestinos e israelíes puedan coexistir”, respondió, a una pregunta sobre el propósito declarado de Netanyahu de “aniquilar” a la organización terrorista palestina.

Al diplomático del bloque comunitario se aludió reiteradamente en sucesivos los debates del MSC como un firme aliado de Palestina. El último que estuvo centrado en la guerra de Gaza reunió al ministro español de Asuntos Exteriores, José Manuel Albares, su colega jordano Ayman Safadi y la exministra israelí Tzipi Livni. Albares rechazó repetidamente que España sea país “hostil” a Israel y expresó su esperanza en una unidad palestina, con la Franja de Gaza y Cisjordania conectadas por un corredor y con capital en Jerusalén. “Aprovechemos esta trágica oportunidad que es la guerra para impulsar la solución de los dos Estados”, reclamó Albares.

El jordano Safadi denunció sin tapujos el “asesinato colectivo” cometido por Israel sobre casi 30.000 palestinos -incluidos 11.000 niños, destacó-. Y Livni inició su intervención saliendo al paso de anteriores declaraciones del primer ministro palestino Shtayed, quien había asegurado que el origen de la tragedia no son los ataques del 7 de octubre: “el sufrimiento palestino arranca de 1948” -el año de la fundación del Estado de Israel-. Livni recordó ahí que, un año antes, en 1947, la comunidad internacional propuso un plan de partición que habría sido ventajoso para ambas partes, pero que fue rechazado por la parte palestina.