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Multimillonario, con debilidad por los coches de lujo y los Picapiedra: así es el nuevo rey de Malasia

El nuevo rey de Malasia.

El nuevo rey de Malasia. / Hassnor Hussain / EFE

Natalia Araguás

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Malasia ya tiene nuevo rey, al menos por cinco años. El multimillonario y excéntrico sultán de Johor, Ibrahim Iskandar, se convirtió el pasado miércoles en el 17° Agong, título real desde que el país se independizase en 1957 del Reino Unido y adoptara el peculiar sistema de la monarquía constitucional rotatoria. En Malasia, los monarcas lo son por un periodo no prorrogable de cinco años, en una votación en la que participan los nueve sultanes del país, una confederación de 13 estados entre los que también hay cuatro con gobernadores al frente, sin voz ni voto en cuestiones dinásticas. A sus 65 años, Ibrahim Iskandar juró su cargo con uniforme militar y sable de oro –también se pone al frente de las fuerzas armadas– con la promesa de poner toda su capacidad al servicio de “defender firmemente una administración justa y la paz”, y preservar el islam, la religión mayoritaria. 

Aunque tradicionalmente el rey de Malasia ha jugado un papel protocolario, en los últimos años su influencia ha sido mayor debido a la inestabilidad política. Además, Ibrahim Iskandar está decidido a “no ser un rey marioneta”, según él mismo declaró al diario de Singapur 'The Straits Times'. Con una fortuna estimada en 5.700 millones de dólares por Bloomberg, no es un sultán más. Llega al trono con la promesa de mano dura contra la corrupción y los analistas auguran posibles fricciones con el Gobierno y el Parlamento por su afán de meterse en política.

Un Mercedes regalo de Hitler

El sultán de Johor nunca ha sido un hombre discreto. Su debilidad son los coches: tiene más de 300 vehículos de alta gama, entre los que destaca un Mercedes que Hitler regaló a la familia real de Johor en 1936 y un Lagonda de 1938, además de decenas de Rolls Royce, Aston Martin, Mercedes y BMW que descansan en garajes donde nunca se apaga el aire acondicionado y una legión de mecánicos los cuidan. Pero su amor por la locomoción no acaba aquí. También posee un avión Boeing 737 chapado en oro, valorado en unos 90 millones de euros, y el camión más caro del mundo, con bordados de oro en los asientos, pantallas planas de televisión y hasta cocina. 

Pero entre los ostentosos gustos de Ibrahim Iskandar lo que más llama la atención, hasta el punto de haberse convertido en una atracción turística, es un palacio inspirado en los Picapiedra que recrea una cueva gigante y hasta cuenta con el mítico troncomóvil para los desplazamientos. El interior, que no está abierto al público, alberga una colección de 60.000 cómics originales de Marvel procedentes de Australia e incluso un museo en honor a los dibujos que hicieron feliz al nuevo rey de Malasia durante su infancia.  

Hijo del sultán Iskandar de Johor, que a su vez reinó en el país por cinco años a partir de 1984, y una británica, Josephine Trevorrow, Ibrahim Iskandar tiene seis hijos. Casado con Raja Zarith Sofiah desde 1982 cabe esperar por lo menos un reinado con menos sobresaltos en cuestiones de amor que el de su antecesor, Mohamed de Kelantán, quien abdicó “por motivos personales” tras su matrimonio y divorcio un mes después de haber tenido un hijo en común con una Miss Moscú, Oksana Voevodina. En toda su excentricidad, Ibrahim Iskandar no parece engañar a nadie.