Movilizaciones

Ayudas, inflación, Ucrania y Pacto Verde: el malestar del campo recorre toda Europa

¿Qué reclaman los agricultores españoles? Los motivos de las protestas

Una caravana de tractores bloquea una calle de Bruselas, este jueves.

Una caravana de tractores bloquea una calle de Bruselas, este jueves. / CYRIL MARCILHACY / BLOOMBERG

Enric Bonet | Silvia Martinez

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El campo en Europa está en pie de guerra. La mayoría de países han registrado o registrarán protestas por la precariedad del sector, la reclamación de ayudas para paliar un alza del coste de la vida que no han podido compensar a través de las ventas de sus productos y el malestar por un Pacto Verde Europeo que, a su juicio, no prevé compensaciones para los gastos extra que comportará la transición ecológica. A continuación, repasamos diferentes focos de un malestar que recorre las principales capitales del continente:

Presión sobre el Gobierno de Olaf Scholz

La revuelta del campo se extendió por toda Alemania a mediados de enero, en una larga semana de protestas que concluyó con miles de tractoristas colapsando el centro de Berlín. A diferencia de los agricultores franceses, las hostilidades no se dirigían hacia colegas de un país vecino, sino hacia el Gobierno de Olaf Scholz. El detonante fue el recorte en las subvenciones al diésel agrario, una de las medidas adoptadas por el Ejecutivo para ceñirse al precepto del freno a la deuda, obligado por una sentencia del Tribunal Constitucional. Las ayudas al diésel no suponen más que el 6% del total de subvenciones que perciben los agricultores alemanes desde hace décadas, pero fue la gota que colmó el vaso de su descontento. Especialmente afectados por los recortes son las explotaciones ecológicas y el sector de proximidad: las ayudas se conceden en función de la extensión de las explotaciones, de modo que las más pequeñas salen perjudicadas. Ello compromete especialmente a los Verdes, socios en el Gobierno del socialdemócrata Scholz y entre cuyos ministerios está justamente el de Agricultura.

Protesta frente a la Puerta de Brandenburgo de Berlín, el pasado 16 de enero.

Protesta frente a la Puerta de Brandenburgo de Berlín, el pasado 16 de enero. / KAY NIETFELD / AP

El campo alemán plantó su protesta ante la emblemática Puerta de Brandeburgo y las movilizaciones siguen semanas después, aunque a escala regional. La incidencia del parón en el conjunto de la economía alemana es relativa; su fuerte es la industria y el sector exportador. En las movilizaciones jugó un papel muy activo la ultraderecha, que vio en el descontento del campo un nuevo filón para captar su voto de protesta. Las grandes organizaciones del sector se distanciaron de estas filtraciones políticas, pero sin ceder en su presión sobre el Gobierno. TEXTO: GEMMA CASADEVALL

Ebullición aplacada con concesiones

Tras dos semanas de ebullición del campo francés, los agricultores podrían empezar a aflojar la presión tras las concesiones del Gobierno de Emmanuel Macron. La FNSEA y los Jóvenes Agricultores —principales organizaciones del sector primario en el país vecino— pidieron este jueves "la suspensión de los bloqueos" en autopistas, carreteras o centros logísticos. Entre las medidas de alivio anunciadas por el primer ministro, Gabriel Attal, están un fondo de 150 millones de euros para la ganadería, la renuncia a un plan de reducción de pesticidas —ya estaba en la cuerda floja desde hacía meses— o la elaboración de una ley sobre la soberanía alimentaria. El Ejecutivo Macron-Attal ya había renunciado la semana pasada a retirar de manera progresiva la subvención fiscal al diésel rural. Ante la petición del Gobierno francés, la Comisión Europea ha aceptado una derogación de otra medida medioambiental: el porcentaje de un 4% de tierras en barbecho para proteger la biodiversidad.

La FNSEA y los Jóvenes Agricultores habían iniciado el lunes el "asedio" de la región de París. Con esa fórmula tremendista, bautizaron la ocupación y cortes de circulación en ocho de las principales autopistas y carreteras de la Île-de-France. Decenas de otros bloqueos parecidos se han reproducido en otros puntos del territorio galo, así como otras acciones más contundentes, como los saqueos de camiones con productos extranjeros o los vertidos de productos agrícolas en edificios de la administración o la gran distribución. Incluso este jueves han lanzado bloques de paja en medio de los Campos Elíseos. 

Varios tractores bloquean la autopista A1 en dirección a París a la altura de Chevrieres, este jueves.

Varios tractores bloquean la autopista A1 en dirección a París a la altura de Chevrieres, este jueves. / MATTHIEU MIRVILLE / ZUMPA PRESS / DPA

El presidente francés destacó asimismo la oposición de Francia al tratado de librecambio con Mercosur (principales países de América Latina) —al menos en su forma actual—. Tras reunirse con Ursula von der Leyen en la capital belga, Macron propuso a la presidenta de la Comisión Europea la elaboración de una legislación europea que enmarque las relaciones entre la gran distribución y los agricultores, siguiendo el ejemplo de las leyes Egalim en Francia, donde sus efectos y mala aplicación han dejado descontentos tanto a los campesinos como las asociaciones de consumidores. También ha defendido la creación de un organismo europeo de control sanitario y agrícola para "evitar la competencia desleal". La presidenta de la Comisión prometió, por su lado, que la Unión Europea "reducirá la carga administrativa" de los agricultores. TEXTO: ENRIC BONET

Descontento con la Unión Europea

El campo italiano también se ha sumado en la última semana a las protestas de sus colegas en varios países europeos. Miles de agricultores y ganaderos del país se han manifestado en diversas regiones de Italia para denunciar su malestar por los bajos salarios y los crecientes costes de producción que dicen padecer.

Con pancartas en las que se leían eslóganes de protesta y portando incluso ataúdes en señal de rechazo por la situación, la revuelta italiana ha puesto de manifiesto especialmente el descontento con la Unión Europea, a la que también los agricultores transalpinos achacan el empeoramiento de sus condiciones de trabajo. En particular, la principal queja es por el Pacto Verde Europeo que, según ellos, no prevé medidas compensatorias por el aumento de los gastos derivados de la transición ecológica.

En estas circunstancias, al menos por el momento, el Gobierno de Giorgia Meloni se ha mostrado más bien conciliador con los manifestantes. "Seguimos convencidos del lado de los agricultores, de aquellos que quieren trabajar para tener unos ingresos adecuados y crear riqueza para ellos y para el país", ha dicho Francesco Lollobrigida, ministro de Agricultura y cuñado de la primera ministra italiana, Giorgia Meloni.

Tractores en el centro de Milán, este jueves.

Tractores en el centro de Milán, este jueves. / GABRIEL BOUYS / AFP

Tal vez también por esta razón las protestas han sido por ahora mayoritariamente pacíficas. Se han llevado a cabo en numerosas localidades de todo el país, de sur a norte, e incluso en las islas y en zonas tradicionalmente gobernadas por la izquierda, como la Toscana.

En este contexto, la protesta también da dado paso a la aparición en la escena de nuevas agrupaciones, como Riscatto Agricolo (Rescate Agrícola), un grupo que se ha mostrado tan crítico con Bruselas como con las organizaciones tradicionales que defendían a este sector. Entre sus peticiones figuran la solicitud de políticas de ayuda y de reducción de la presión fiscal para el sector, así como que se prohíba de la entrada, en territorio comunitario, de productos agrícolas procedentes de países no europeos y donde el campo no está sujeto a las mismas exigencias que el europeo. TEXTO: IRENE SAVIO

Enmienda a la totalidad de 70 años de políticas agrícolas

La semana de los agricultores en Bélgica arrancó con pequeñas movilizaciones testimoniales en el sur y el norte del país, bloqueando carreteras, centros logísticos de cadenas de supermercados e incluso la entrada al puerto de Zeebrugge, pero no sido hasta este jueves cuando ha llegado a su máximo apogeo, con una movilización masiva en Bruselas, que ha bloqueado los alrededores del Parlamento Europeo y la autopista que rodea la capital, coincidiendo con la cumbre extraordinaria de jefes de Estado y de Gobierno.

Más de un millar de tractores se han desplazado hasta la capital belga para mostrar la cólera del campo por motivos tan diversos como la "distorsión de la competencia" que dicen generan los acuerdos de libre comercio, como el que negocian la UE con los países de Mercosur; las concesiones a las importaciones de Ucrania renovadas esta semana por Bruselas; el endurecimiento de unas reglas medioambientales estrictas que les colocan en desigualdad de condiciones respecto a los agricultores de terceros países y que consideran "incoherentes"; el aumento de las trabas administrativas; o la caída de ingresos provocada por el alza de los precios de los carburantes o la inflación.

Ni la propuesta planteada este miércoles por la Comisión Europea, de derogar parcialmente la obligación de destinar un 4% de las tierras a barbecho, ni las ayudas prometidas por el Gobierno de Francia o Portugal, ni las palabras de los políticos belgas --el primer ministro de Bélgica, Alexander de Croo, se ha reunido con representantes de los agricultores junto con su homólogo holandés, Mar Rutte, y la presidenta de la Comisión, Ursula von der Leyen-- han tranquilizado en exceso a los manifestantes.

Hoguera en la plaza Luxemburgo de Bruselas, junto al Parlamento Europeo.

Hoguera en la plaza Luxemburgo de Bruselas, junto al Parlamento Europeo. / GEERT VANDEN WIJNGAERT / AP

No ha habido grandes enfrentamientos, pero sí alguna que otra carga, muchos petardos, una estatua derribada, carreteras y autopistas bloqueadas y muchas quejas. "La UE debería ser consciente de que el enfado que escucha hoy es el resultado de 70 años de políticas agrícolas, que nos obligaron a engordar mediante subvenciones, antes de criminalizarnos 10 años después por ser demasiado gordos y contaminar demasiado", asegura Tijs Boelens, portavoz de la asociación Boerenforum. "Vamos a bloquear el país", ha amenazado la asociación de jóvenes agricultores. TEXTO: SILVIA MARTINEZ

"Desprotección" frente a la competencia de Ucrania

Polonia, un país eminentemente rural, ha registrado desde hace meses sucesivas oleadas de protestas del campo, las mayores de las cuales dirigidas contra un país vecino, Ucrania. Primero se bloqueó el transporte a través de territorio de cereales y otras mercancías ucranianas, abundamente subvencionadas y hasta protegidas por la Unión Europea (UE), lo que para los campesinos polacos va en contra de sus intereses. Se rompió así la línea de solidaridad incondicional mostrada por Polonia hacia el país agredido por el gran enemigo común, Rusia. El campo polaco logró garantías de su Gobierno y de Bruselas de que esos cereales más baratos transitarían, pero no se quedarían en su mercado interior. Se levantaron los bloqueos. Pero el relevo en el poder a favor del europeísta Donald Tusk ha vuelto a encender los ánimos de los agricultores, un sector mayoritariamente leal al anterior gobierno del ultraconservador partido Ley y Justicia (PiS). Para el campo polaco, Bruselas y Tusk son enemigos de sus intereses.

Agricultores polacos protestan contra las políticas de la UE, el pasado 24 de enero en Zbucyn, en el centro del país.

Agricultores polacos protestan contra las políticas de la UE, el pasado 24 de enero en Zbucyn, en el centro del país. / PRZEMYSLAW PIATKOWSKI / EFE

Rumanía no ha vivido grandes concentraciones centralizadas, pero sí protestas en 21 de sus 47 distritos regionales. Como la mayoría de sus colegas europeos, dependen de las subvenciones al sector para mantener su actividad y comparten con los polacos un sentimiento de "desprotección" frente a la competencia ucraniana. El Gobierno del socialdemócrata Marcel Ciolacu ha aliviado la situación al anunciar subvenciones a los carburantes agrarios y otras fórmulas fiscales de apoyo al campo. Sobre las protestas pesó asimismo la presencia de elementos ultraderechistas, aunque los principales gremios se distanciaron de toda ingerencia política. TEXTO: GEMMA CASADEVALL