Malestar en el campo

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Tractores y vehículos agrícolas bloquean el acceso al puerto de Zeebrugge, en Bélgica, este martes.

Tractores y vehículos agrícolas bloquean el acceso al puerto de Zeebrugge, en Bélgica, este martes. / KURT DESPLENTER / AFP

Silvia Martinez

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Los agricultores belgas han seguido los pasos de sus vecinos franceses y se movilizan también a lo largo y ancho del país bloqueando autopistas y carreteras, tanto al norte hacia Países Bajos --con el objetivo de impedir los accesos al puerto de Zeebrugge-- como al sur, donde los tractores paralizan desde hace días las principales rutas hacia Francia y Alemania y también hacia Bruselas. Todo ello, en vísperas de una cumbre extraordinaria de jefes de Estado y de Gobierno de la Unión Europea prevista para este jueves.

Las protestas comenzaron el domingo y amenazan con paralizar la capital durante los próximos días. Los agricultores, que han bloqueado también los accesos a centros de distribución de las cadenas de supermercados Aldi y Colruyt, se quejan de la caída de sus ingresos, que les obliga a vender por debajo de los costes de producción.

"Aquí es la ley de la oferta y la demanda. Cuando hay mucha los precios caen y cuando no hay suficiente suben. Pero aquí el problema es que desde hace dos o tres años el precio de la carne es el mismo. Por el contrario, los precios de los piensos, del material, la mano de obra ha subido. La inflación ha subido un 20% y teóricamente la carne debería haber subido también pero no es el caso. Hemos tenido que cubrir nosotros los costes de producción", avisaba en los micrófonos de la radiotelevisión francófona de Bélgica un ganadero de Faimes.

Reglas más estrictas

Las protestas esconden otros motivos. Por ejemplo, el endurecimiento de la normativa medioambiental europea de la política agrícola común que "no tiene en cuenta a los agricultores y que pesa sobre sus ingresos", denuncia la federación de jóvenes agricultores y que la convierte en la más estricta del mundo. También se quejan de la competencia desleal de terceros países, que no están sometidos a las mismas reglas en cuanto al uso de antibióticos en animales, la utilización de herbicidas o el bienestar animal, así como a los mayores esfuerzos en emisiones que se les exigen cuando "la industria emite 40 veces más que nosotros".

Todo esto pasa factura en sus ingresos y les sitúa en peores condiciones para competir, particularmente si la UE sigue firmando nuevos acuerdos comerciales como el ribricado con Nueva Zelanda, que ha entrado en vigor este 2024, y el que negocian con los países del Mercosur. A los belgas también les preocupa la obligación de reservar el 4% de las tierras cultivables para barbecho y las trabas administrativas. "Se enfrentan a enormes desafíos enormes, particularmente en el ámbito de la sostenibilidad. Hay que escucharles y ver como darles espacio", ha dicho este martes el primer ministro de Bélgica, Alexander De Croo.