Reclamación de subidas salariales

La nueva huelga de maquinistas de tren en Alemania causa estragos en la industria

Las protestas agitan Alemania en un año de turbulencias

Vista de los trenes parados en la estación de Fráncfort este miércoles.

Vista de los trenes parados en la estación de Fráncfort este miércoles. / EFE

Gemma Casadevall

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Los maquinistas de tren alemanes iniciaron este miércoles su cuarta huelga, la más larga de la historia del sector, en medio de las alertas de la industria y los expertos sobre los estragos que causará en la de por sí compleja recuperación económica de Alemania. "Las empresas afectadas están enfrentándose a enormes problemas", alertó en un comunicado la Federación de la Industria Alemana (BDI) ante el parón nacional de seis días tanto de los trenes de pasajeros como de mercancías. "Se avecinan restricciones duras que derivarán en una caída de la producción y un estancamiento industrial", prosigue el BDI, que califica de realistas los pronósticos de unas pérdidas de hasta 1.000 millones de euros.

La industria alemana sufre ya una situación "frágil", recuerda el BDI, que alude asimismo a los daños en la imagen de un sector esencial para el transporte por toda Europa. Están en juego los suministros a la industria del automóvil, del papel, química, acero y maderera. Se pone en peligro la cadena de suministros, con un parón que, al ser tan prolongado, implica en los sectores afectados consecuencias que van más allá de esos seis días.

La alerta de la industria no es un mero comunicado de rutina en este tipo de conflictos laborales. Incide en un momento de debilidad económica, después de que Alemania registrase en 2023 una contracción que finalmente se situó en el 0,3% de su producto interior bruto (PIB). La recuperación en la primera economía de la zona euro será más lenta de lo ansiado, según ha reconocido el Gobierno del canciller Olaf Scholz. Los expertos corrigen ya a la baja sus pronósticos para este 2024. Uno de los seis principales institutos económicos del país, el Ifo, ha rebajado su estimación de crecimiento para el presente año a apenas un 0,7% del PIB, frente al de por sí modesto 0,9% calculado en diciembre.

Resignación del pasajero

La huelga de los maquinistas fue convocada por el sindicato GDL, que representa a 10.000 afiliados entre los 221.000 empleados de la Deutsche Bahn (DB), la compañía de trenes alemana. Su líder, el mediático Klaus Weselsky, calificó de "impresentable" la última oferta de la patronal, consistente en un aumento del salario del 4,8% este año y del 5% el siguiente, una paga única de 2.850 euros y el recorte de la jornada laboral de 38 a 37 horas semanales a partir de 2026. El GDL exige un aumento mínimo de 555 euros mensuales, reducción a 35 horas semanales y una paga de 3.000 euros.

Desde el ámbito económico se presiona sobre el Gobierno para que medie en busca en una solución al conflicto laboral que se suma a la sucesión de protestas y huelgas del campo y los transportistas. La dirección de la DB ofrece a los afectados el reembolso de los billetes adquiridos para estos días o el cambio sin costes para después de la huelga. Garantiza, además, unos servicios mínimos de uno de cada cinco trenes.

Las alertas de la industria contrastan con la resignación con que los ciudadanos encajan esta nueva huelga. Muchos alemanes han perdido ya la fe en la eficiencia de sus ferrocarriles. Apenas uno de cada tres trenes llegó en 2023 puntual a su destino, según datos reconocidos por la compañía. El dato es aún más impactante si se tiene en cuenta que se considera "impuntual" un tren a partir de los 15 minutos de retraso. Es una situación impropia para un país como Alemania, derivada de una red obsoleta. Su renovación es una asignatura pendiente para Alemania desde tiempos de Angela Merkel en el poder, que el Gobierno actual no acomete por imperativos presupuestarios.