MONARQUÍA

Dinamarca se vuelca en Federico X con una mezcla perfecta de sobriedad y apoyo

DIRECTO | Todos los detalles de la proclamación de Federico X de Dinamarca

Mary Donaldson, una abogada australiana en el trono de Dinamarca

Federico X de Dinamarca, un rey con un largo historial de escándalos y líos de faldas

La reina Margarita II firma su declaración de abdicación en el castillo de Christiansborg en Copenhague

La reina Margarita II firma su declaración de abdicación en el castillo de Christiansborg en Copenhague / EFE / EPA / MADS CLAUS RASMUSSEN / VÍDEO: EFE

Gemma Casadevall

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“Espero ser un rey unificador”, fueron las primeras palabras de Federico X ante las decenas de miles de ciudadanos que aguardaban ante el palacio de Christiansborg su aparición. Se rondaban los cero grados en la capital danesa y el paisaje humano estaba dominado por los gorros de lana -además de las banderitas rojas con la cruz blanca, símbolo nacional-. Muchos llevaban horas aguardando. Pero al menos el ceremonial se resolvió en una hora y media exacta, entre la entrada en el palacio en coche del aún heredero y la salida del nuevo monarca en la carroza, tirada por caballos blancos.

La casa real nórdica demostró así que un acto histórico puede ser sobrio y a la vez cercano. Sin los fastos que rodearían una coronación entre sus equivalentes británicos, pero con un fervor similar. La aún reina Margarita formalizó su retirada con la firma de un acta como quien cumple un requisito burocrático. Le dirigió a continuación una sonrisa a su hijo, bajo la mirada de Mette Frederiksen, la socialdemócrata que lidera el actual gobierno danés, en coalición con su predecesor, el liberal Lars Lokke Rasmussen, ministro de Exteriores. Menos de una hora después saludaba a sus ciudadanos como Federico X.

La fecha elegida para la retirada de la última reina de sangre azul iba cargada de simbolismo. Fue un 14 de enero, exactamente 52 años después de que Margarita fuera proclamada reina tras la muerte de Federico IX. La nueva reina iba entonces de luto, por el fallecimiento de su padre, y el ánimo fue menos festivo que el de este domingo.

Un 80% de la población danesa respalda a su monarquía y no hay síntomas de que el apoyo vaya a debilitarse con Federico X. Los titulares de la prensa del corazón europea a propósito de sus infidelidades o rasgos de su perfil -inclusive pasión por la velocidad o tatuajes- no afectan a los daneses. Los reportajes sobre tales “escapadas” son considerados por muchos daneses como injerencias en asuntos privados; el perfil personal del nuevo rey, de 55 años, son los comunes en muchos ciudadanos del pequeño país nórdico, con 5,9 millones de habitantes, incluidos los de sus territorios autónomos de las islas Feroe y de la polar Groenlandia.

Fiesta en casa para los daneses

La ceremonia fue de una sobriedad estricta, sin invitados de casas reales extranjeras y sin acto de “coronación” física, de acuerdo a la tradición danesa. Afuera del palacio esperaban decenas de miles de ciudadanos, con sus banderitas nacionales y el teléfono móvil preparado para cualquier selfie o imagen a conservar como documento individual de la jornada histórica.

La firma del acta de abdicación y la corta alocución de Margarita se produjeron poco después de las dos del mediodía. Los aún príncipes Federico y Mary habían acudido al palacio de Christiansborg en coche, dos minutos después de que Margarita lo hiciera en carroza. Transcurrió menos de una hora entre la firma de la abdicación, un mensaje igualmente breve de Frederiksen y las salvas en el exterior, indicativo de que el país tiene un nuevo rey y una reina consorte, una abogada nacida en Australia como Mary Donaldson, madre de los cuatro hijos del matrimonio.

Exactamente una hora después del inicio de la ceremonia, Federico aparecía en el balcón del palacio mientras Frederiksen le proclamaba formalmente como el nuevo rey. “Cumplimos con nuestra tradición: una reina abdicó, le sucede su hijo, en quien confiamos y al que damos la bienvenida”, sintetizó la jefa del gobierno. Seis minutos después se le unieron en el balcón la reina consorte Mary, de blanco impecable, y sus cuatro hijos. Con puntualidad estricta estalló asimismo un júbilo ciudadano nada teatralizado. Hubo un segundo saludo de los reyes y sus hijos, además de un beso entre Federico y Mary. Ningún capítulo se prolongó innecesariamente. Hubo tiempo incluso para percibir que al rey le asomaba una lagrimita en el momento de su proclamación. A las 15.30 en punto salía la nueva pareja real de palacio con su carroza.

Todo parecía perfectamente planificado por una reina que se retira con altísimos niveles de popularidad. El primogénito, Christian, cumplió recientemente los 18 años, lo que de algún modo refuerza la sensación de que todo quedó atado y bien atado en la monarquía danesa.

Momento en que la reina Margarita II abandona el palacio, tras abdicar en Federico X.

Momento en que la reina Margarita II abandona el palacio, tras abdicar en Federico X. / AFP / MADS CLAUS RASMUSSEN

Consenso político

Que a los daneses les afecta poco que el matrimonio real sea o no estable en su fuero interno y conyugal, más allá de los revuelos mediáticos, queda de algún modo reflejado en el alto grado de popularidad de Mary, mayor incluso que el de su esposo. En Dinamarca no hay apenas debate en torno a la institución monárquica. Los partidos izquierdistas, que en ocasiones se han distanciado de grandes actos presididos por Margarita, no presentaron recelos a la proclamación de Federico X. Tal vez la monarquía parlamentaria no sea el modelo de Estado “ideal” para todos, pero sí se consideró necesario aprovechar la ocasión para mostrar respeto, al menos, por el modo como ha ejercido el cargo Margarita y como se espera siga haciéndolo Federico X.

En Dinamarca, como en el conjunto de los países nórdicos, la monarquía cumple funciones eminentemente representativas. Al nuevo rey le corresponderá, como hizo Margarita, ratificar con su firma las leyes emanadas del Parlamento, presidir la formación del gobierno y reunirse periódicamente con la jefatura del Ejecutivo. La de Margarita ha sido la primera abdicación en 900 años de historia de la monarquía danesa, cuyo origen se remonta a tiempos vikingos y que se convirtió en hereditaria en 1660.

La perfecta retirada de Margarita parece una invitación a seguir el ejemplo para las otras monarquías nórdicas -Carlos Gustavo de Suecia, de 77 años, y sobre todo de Harald de Noruega, de 86 años-. Algunos expertos manejan también la abdicación de Carlos de Inglaterra, quien se convirtió en rey con 73 años a la muerte de Isabel II, con 96 años.