Análisis

Marruecos mantiene en vilo los acuerdos con España a pesar del giro sobre el Sáhara

Siguen sin materializarse la apertura de las aduanas, los acuerdos marítimos y aéreos o el encuentro de Sánchez con Mohamed VI

Ministros de Exteriores de España y de Marruecos.

Ministros de Exteriores de España y de Marruecos. / Jalal Morchidi

Mario Saavedra

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En la pasada legislatura, hubo una cuestión que unió a todos los partidos con representación en el parlamento, desde la izquierda hasta la derecha, contra el PSOE. ¿Qué se ha conseguido a cambio del giro de la posición española respecto a la cuestión del Sáhara Occidental? ¿A cambio de qué ha apoyado Pedro Sánchez el plan de Marruecos para quedarse con el territorio pendiente de descolonización como una autonomía dentro del Reino? En esta legislatura que acaba de estrenarse, el asunto sigue encima de la mesa. Se buscan resultados concretos. El ministro de Exteriores, José Manuel Albares, ha viajado esta semana a Rabat para tratar de conseguirlos. Pretende relanzar la hoja de ruta que se pactó tras el cambio de posición, hace ahora ya 20 meses. 

Desde entonces, los avances de Marruecos se han centrado en deshacer las represalias que había lanzado contra España por atender de Covid al líder del Frente Polisario, Brahim Ghali. Volvió la embajadora a Madrid tras haber sido llamada a consultas y se normalizaron los intercambios diplomáticos. Desde entonces, Albares se ha reunido en multitud de ocasiones con su homólogo Naser Burita.

En el último de estos encuentros, este jueves en Rabat, Burita ha justificado que no se hayan abierto aún las aduanas de Ceuta y Melilla por “problemas de implementación técnica” y ha apuntado a la posibilidad de conseguir ese objetivo “en los próximos meses”. La aduana de Melilla ya funcionaba antes de que fuera cerrada en 2018, pero estaba basada en el comercio de las llamadas “porteadoras”, algo con lo que ambos países quieren acabar ahora. La de Ceuta es una aduana nueva. Se han realizado ya tres pruebas piloto en ambas fronteras terrestres para comprobar que todo funcionaba correctamente. 

Para Albares, “todo está listo para que puedan empezar a operar y no son necesarias más pruebas piloto”. La reapertura se acordó en abril de 2022, cuando se definió la hoja de ruta conjunta entre ambos países. Entonces, sin mencionar ambas ciudades autónomas, que Marruecos reclama, se prometía “la plena normalización de la circulación de personas y de mercancías” que se establecería “de manera ordenada, incluyendo los dispositivos apropiados de control aduanero y de personas a nivel terrestre y marítimo”. 

“A mí me cuesta ver que haya tenido efectos positivos muy evidentes”, opina en conversación con este diario José María Peredo, catedrático de Política Internacional en la Universidad Europea. “En términos regionales, desde luego que no. España ha perdido el papel de equilibrio en su política exterior hacia Argelia y Marruecos y, en ese sentido, se ha debilitado. Argelia sigue siendo un país muy importante para España en términos de suministro energético y otros. Rabat ha conseguido sacar beneficio de su cambio político en la región con respecto a Argelia”.

Marruecos consiguió una posición de mayor fuerza de negociación política después de que el expresidente de Estados Unidos, Donald Trump, proclamara su reconocimiento a la soberanía de Marruecos sobre el Sáhara Occidental. A cambio, Rabat acordó un acercamiento diplomático mayor con Israel, en el marco de los Acuerdos de Abraham. “En ese sentido, parece que España ha ido a remolque del refuerzo bilateral entre Rabat y Washington”, recalca el analista, que también se pregunta por qué en la nueva relación ni Moncloa ni Exteriores han aprovechado más de la figura de representación del rey Felipe VI.

Delimitación marítima y espacio aéreo

Albares insiste en que todos los puntos de la declaración conjunta del 7 de abril de 2022 tras la reunión del presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, y el rey Mohamed VI “están plenamente en vigor y se van a cumplir”. Burita se compromete también a “cumplir y ejecutar” todos los compromisos.

Uno de los acuerdos más conflictivos es la delimitación de las aguas entre Marruecos y Canarias, que se solapan en varias zonas. En ese sentido, las partes se comprometieron a “reactivar el grupo de trabajo sobre delimitación de espacios marítimos en la fachada atlántica, con el objetivo de lograr avances concretos”. No se ha conocido ninguno. 

El de las aguas es uno de los siete grupos de trabajo que se han restablecido y operan con normalidad, pero en secreto. El ministro marroquí ha desvelado que se han producido quince reuniones hasta la fecha.

Con el máximo secreto se están llevando las negociaciones sobre la gestión del espacio aéreo sobre el Sáhara Occidental, que ahora lo realiza España desde Canarias y Marruecos reclama y que tiene complejas implicaciones de legislación internacional.

Aumento de los flujos migratorios

La inmigración parecía ser uno de los resultados más importantes de la renovada relación con Marruecos. Fue una de las armas de presión que utilizó el vecino magrebí, que permitió el intento de entrada por Ceuta en un día de miles de marroquíes en 2021. “Nuestra cooperación en materia migratoria es un auténtico modelo mundial”, ha dicho este jueves en Marruecos José Manuel Albares.

Sin embargo, el número de llegadas está aumentando después de bajar el año pasado. Especialmente en la llamada “ruta canaria”: 32.422 personas entre enero y noviembre, según la agencia fronteriza europea Frontex. Es más del doble de todos los que se produjeron en 2022. En la ruta del Estrecho, la cifra ha caído un 2% hasta las 13.507 entradas. En el contexto de europeo ha habido un récord de entradas desde 2016, aunque el incremento es del 17% respecto al año anterior.

El ministro español se justifica alegando que se partía de cifras “muy bajas el año anterior” y en el aumento de la inestabilidad en el Sahel. “No provienen de Marruecos”, asegura, y resalta cómo se mantienen bajas en la ruta del Mediterráneo Central hacia Italia o la del Mediterráneo Oriental hacia Grecia.