Cambio en el país europeo

Tusk se lanza a la "regeneración democrática" y europeísta de Polonia

Polonia entierra la era ultraconservadora y da paso al europeísta Donald Tusk

Donald Tusk es aplaudido en el Parlamento polaco tras su discurso de este martes.

Donald Tusk es aplaudido en el Parlamento polaco tras su discurso de este martes. / WOJTEK RADWANSKI / AFP

Gemma Casadevall

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La "regeneración democrática" y el retorno de Polonia "al liderazgo europeo" son los dos compromisos adquiridos por el liberal Donald Tusk, tras apartar del poder al ultraconservador partido Ley y Justicia (PiS). Con este pronunciamiento ante el Parlamento de Varsovia, el Sejm, se lanzó Tusk a retomar la jefatura del Gobierno, el puesto que dejó en 2014. Ha sido un retorno accidentado, entre maniobras dilatorias de sus rivales y un incidente en la sesión parlamentaria protagonizada por un diputado ultraderechista. Fue Grzegorz Braun, de la radicalizada y minoritaria Confederación, quien se lanzó con un extintor a apagar unas velas de Januca instaladas en la sede parlamentaria. Un acto de antisemitismo que, además del estupor y confusión entre los diputados, derivó en una aparatosa interrupción en la sesión, seguida de la expulsión y sanción del ultraderechista.

Estaba claro que sería una jornada maratoniana. A la declaración con la que Tusk desgranó su programa de gobierno siguieron 254 turnos de preguntas, como paso previo a la votación de confianza para los miembros del Ejecutivo. Tenía la mayoría asegurada, puesto que la coalición de Tusk controla 248 escaños del total de 460 de la cámara. Obtuvo 248 entre los 449 diputados presentes. Logró así luz verde a su toma de posesión este miércoles ante el presidente Andrzej Duda. El jueves se le espera ya como líder en la cumbre de la UE que tendrá lugar en Bruselas.

De la confrontación al reencuentro

Que el compromiso con la regeneración democrática y el europeísmo serían los puntos esenciales del sucesor del ultraconservador Mateusz Morawiecki no era una sorpresa. A Tusk le ha impulsado al triunfo el hecho de representar la esperanza compartida de millones de polacos por dejar atrás el PiS. Sus ocho años en el poder han estado marcados por la confrontación con la UE, el recorte de derechos de la mujer, el control sobre los medios de comunicación y la politización de la justicia.

Tusk, de 66 años y líder de la Plataforma Cívica (PO), se ha ganado la confianza de la izquierda moderada de Lewica, además de la centrista Tercera Vía, sus socios en el nuevo Gobierno. No era fácil, sobre todo para la izquierda, teniendo en cuenta que su gran aliado europeo es el alemán Manfred Weber, un "padrino" del conservadurismo en la Eurocámara. Pero era la única opción sólida para un nuevo arranque. Bajo el PiS, partido que comparte grupo con el español Vox y la italiana de Giorgia Meloni, Varsovia se había alineado con la derecha radical europea.

Campaña de los 100 puntos

Un día después de fracasar Morawiecki al pedir el voto de confianza al Sejm, Tusk se comprometió ante esa Cámara a cumplir los 100 puntos de su campaña electoral. Es decir, desde mantener las ayudas sociales implantadas por el PiS --no del todo compatibles con el ideario liberal-- a aprobar "mejoras radicales para la mujer" y recuperar para Polonia los fondos europeos congelados a raíz de los encontronazos del PiS con las instituciones comunitarias.

Con estos mensajes y la reconocida lealtad polaca a la OTAN, Tusk se propone escenificar el retorno a Europa en la cumbre de la UE, como líder de la quinta economía europea, con 37 millones de habitantes. Será dos meses después de su victoria electoral, en los que ha tenido que sortear muchos obstáculos, incluido el primer encargo de Duda formar gobierno a Morawiecki.

Tusk empezó a trabajar en el reencuentro con Europa al día siguiente de la victoria del bloque europeísta en que se integran una docena de partidos, entre ellos el PO y las alianzas de la Tercera Vía y Lewica. Viajó a Bruselas al encuentro con la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen. Mientras, en Varsovia, Morawiecki y el líder del PiS, el 'halcón' Jaroslaw Kaczyinski, alargaban plazos para retener el poder, desde su condición de fuerza más votada en las urnas, sin mayoría ni aliados, pero con la complicidad del presidente Duda, originario del PiS.

El Sejm despidió la era PiS el lunes, al obtener Morawiecki solo la confianza de 190 diputados, frente a 266 en contra. Tusk fue inmediatamente después propuesto como primer ministro con su coalición con centristas e izquierdista.

Entre Varsovia y Bruselas

Tusk debe su triunfo al voto urbano y a las movilizaciones contra el acoso a los medios críticos, a los colectivos LGTBI o la práctica prohibición del aborto impuestos por el PiS. También reclutó electorado que había sido afín al PiS, pero harto de los problemas generados por la confrontación con la UE.

Logró romper con la imagen de político distante que se le atribuyó cuando dejó su puesto de primer ministro -que ocupó de 2007 a 2014- para presidir el Consejo Europeo. Para sus enemigos del PiS, Tusk ha sido un "agente de Bruselas y Berlín" que demostró ser un político más volcado al exterior que a los problemas de sus ciudadanos; para otros, representa la apertura de Polonia al mundo.

Su regreso al liderazgo es una derrota para Jaroslaw Kaczynski, el líder del PiS que ha controlado todos los pasos de Morawiecki o de Duda. Hay una rivalidad hasta personal entre Tusk y el apellido Kaczynski, plasmado en anteriores pugnas en las urnas, aunque con resultados desiguales: en las generales de 2007, Tusk venció al entonces jefe del Gobierno, Jaroslaw Kaczynski; dos años antes había sido derrotado por su hermano gemelo, el fallecido Lech Kaczynski, en la carrera por las presidenciales.

Tusk había estado apartado de la política polaca desde que se marchó a Bruselas. Tras su mandato como presidente del Consejo Europeo se convirtió en líder de los populares en la Eurocámara. El PO entró en una fase de rotación de liderazgos que no se consolidaron. La excepción fue el alcalde de Varsovia, Rafal Trzaskowki, carismático y captador del voto joven. Estaba en el aire quién sería el aspirante liberal a recuperar el liderazgo en Polonia. Finalmente se impuso Tusk, apuntalado en su experiencia y su perfil conciliador, con el símbolo del corazón como bandera y capaz de derrotar la línea reaccionaria del PiS.