Medio Ambiente

Ecologistas contra menonitas: la nueva lucha contra la deforestación

Preocupación medioambiental en Surinam por el último plan agrícola a gran escala de un grupo cristiano

Los menonitas ya están en el punto de mira en otros países de Latinoamérica por la deforestación causada en lugares como la Amazonía peruana

Tradiciones anacrónicas. Varias mujeres menonitas, en una carreta en Manitoba, en el este de Bolivia.

Tradiciones anacrónicas. Varias mujeres menonitas, en una carreta en Manitoba, en el este de Bolivia.

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Los planes del Gobierno de Surinam de permitir que un grupo menonita desarrolle en el país un proyecto agrícola a gran escala han despertado una gran preocupación entre las organizaciones ecologistas ante la probable deforestación.

Las organizaciones que promueven la conservación ambiental también temen que este proyecto pueda afectar a los derechos territoriales de las comunidades indígenas.

Los menonitas, una rama del movimiento cristiano anabaptista originado en el siglo XVI, ya están en el punto de mira en otros países de Latinoamérica por la deforestación causada en lugares como la Amazonía peruana.

Durante una conferencia de prensa en Paramaribo, las organizaciones criticaron también la falta de transparencia del Gobierno sobre el tema.

"Solicitamos un estudio para que se pueda determinar científicamente cuál podría ser el efecto de la agricultura menonita a gran escala en el medioambiente", dijo Gwendolyn Smith, de la organización Green Growth Suriname.

Surinam, uno de los tres países con emisiones de carbono negativas en el mundo, ya sufre una deforestación de aproximadamente el 0,07 % anual debido a la minería ilegal en pequeña escala y se teme que las actividades agrícolas de los menonitas agraven esta situación.

"Sabemos que la deforestación ya se está dando con la minería, pero queremos evitar tener que lidiar con los efectos de la deforestación debida a la agricultura a gran escala", afirmó Gina Griffith, directora de Conservation International Surinam.

Otras organizaciones que expresaron sus objeciones fueron Amazon Conservation Team, Green Heritage Fund, Tropenbos Suriname, Wildlife & People in Suriname y World Wildlife Fund.

Desde hace algún tiempo, circulan rumores de que los menonitas ya han comprado cientos de hectáreas de tierra en el oeste de Surinam, en un área que los pueblos indígenas reclaman como su zona residencial tradicional.

Al respecto, Smith advirtió de que "los conflictos relacionados con los derechos sobre la tierra están aumentando en Surinam".

"Nos acercamos al punto de la violencia. No podemos darnos el lujo de dar acceso a la tierra a los extranjeros mientras los derechos territoriales de los pueblos indígenas y tribales no estén regulados", subrayó.

Por su parte, Lloyd Read, un líder tribal, lanzó una amenaza a los menonitas si toman sus tierras: "Sucederá sobre nuestros cadáveres", afirmó.

El presidente surinamés, Chandrikapersad Santokhi y el ministro de Asuntos Exteriores, Albert Ramdin, han informado en varias ocasiones que se ha concedido permiso a 50 familias menonitas para establecerse en Surinam.

Ramdin explicó la semana pasada que será "un proyecto piloto" bajo evaluación en tres años y que los menonitas tendrán que cumplir con la normativa agrícola de Surinam y con todos los requisitos migratorios.

En otro intento de tranquilizar a la población, el ministro afirmó que el grupo no recibirá tierras del Gobierno sino que tendrá que alquilarlas.

Los menonitas pretenden cultivar en Surinam soja, maíz y otros cereales, así como dedicarse a la cría de pollos, la ganadería y la producción de leche.