Un obstáculo para Israel

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Destrozos en la franja de Gaza, a raíz de la guerra abierta entre Israel y Hamás.

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Gisela Boada

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Israel insinuó ayer que la invasión terrestre de la Franja de Gaza es inminente. Así lo demostraban las palabras del ministro de Defensa de Israel, Yoav Gallant, en su discurso a los soldados que se encuentran en el área declarada zona militar, este jueves: "Ahora veis Gaza desde la distancia, pero pronto lo veréis desde dentro", dijo.

Desde el inicio de la guerra, uno de los principales objetivos del ejército ha sido destruir -y localizar- los túneles que usa el grupo Hamás en la Franja de Gaza. Conocidos como el 'metro de Gaza' o los 'túneles del terror', esta red subterránea de más de medio quilómetro, instalada bajo los escombros de los bombardeos, es el principal obstáculo para el avance de la ofensiva terrestre en el enclave palestino.

La extensión real y los detalles del laberinto se desconocen, pero en 2021 el grupo terrorista afirmó haber construido más de 500 quilómetros de galerías, algo que equivale casi a la mitad de extensión que la red de metro de Nueva York.

En ese sentido, Jonathan Conricus, uno de los portavoces del Ejército de Israel, afirmó la semana pasada en un vídeo compartido por las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI) en X (antes Twitter) que en la Franja "hay mucho más de lo que se puede ver a simple vista".

"Lo que Hamás ha hecho es construir una red de túneles desde la Ciudad de Gaza y bajo la Ciudad de Gaza", explica en el vídeo el portavoz. Según el militar, esta estrategia divide el territorio en dos zonas: la capa civil (a ras de suelo) y la capa de Hamás (en el subsuelo). "Lo que estamos intentando hacer es llegar a la segunda capa", un espacio construido por Hamás y al que solo tiene acceso este grupo y no los civiles: "No son búnkeres a los que tengan acceso los civiles cuando Israel bombardea", remarcaba.

Suministro de guerra

Hamás usa estos túneles como almacenes de armas, búnkeres, centros de mando de control y una arteria oculta de terroristas, según explica el ejército de Israel. Encontrar estos accesos es muy complicado porque están estratégicamente escondidos entre escuelas, mezquitas, hospitales y otros edificios civiles.

Esta situación pone más en peligro a la sociedad civil, que ya está sufriendo la campaña de bombardeos de Israel desde hace 15 días. El relato de la FDI es que los civiles, además, habrían sido forzados a trabajar en la construcción de la red de túneles. Una infraestructura que, según las acusaciones del mismo ejército, se ha levantado con el hormigón que ellos enviaban a la Franja y que estaba destinado a fines civiles y humanitarios.

Una de las zonas más densas del planeta

Lo que diferencia a los túneles de Hamás de los de Al Qaeda en las montañas de Afganistán o del Viet Cong en las selvas del sudeste asiático es que se ha construido una red subterránea debajo de una de las zonas más densamente pobladas del planeta. Casi 2 millones de personas viven en los 88 kilómetros cuadrados que conforman la ciudad de Gaza.

"Siempre es difícil enfrentarse a los túneles [...], pero cuando se trata de una zona urbana, entonces todo es más complicado: los aspectos tácticos, los estratégicos, los operativos y, por supuesto, la protección que se quiere garantizar a la población civil", afirmó Richemond-Barak, que también es investigador principal del Lieber Institute for Law and Land Warfare y del Modern War Institute de West Point (EE.UU) a la BBC.

Un obstáculo para Israel

Este labertino de túneles es una de las peores pesadillas del contrincante israelí: los sistemas de GPS y visión nocturna no funcionan en el interior, lo que provoca zonas adecuadas para emboscadas, secuestros o enfrentamientos cuerpo a cuerpo en un mapa que los miembros de Hamás conocen a la perfección, lo que supone una ventaja estratégica importante. Todo esto tiene en alerta al FDI, quien teme otro ataque por sorpresa ante la falta de información de la zona.

Mientras Israel teme esta ofensiva, Hamás sigue almacenando material de guerra bajo las calles de la Franja, alimentando una zona escondida que "ha sido crucial para su supervivencia y que le ha permitido una actividad económica y una capacidad militar", según relata Mundo Yossi Mekelberg, analista del Programa de Oriente Medio y Norte de África de Chatham House, también al diario británico.