Antisionismo y antisemitismo: qué quiere decir cada término

La guerra entre Israel y la organización terrorista Hamás en Gaza ocupa cada vez más portadas en los medios de comunicación, lo que lleva a escuchar algunos términos que no son del todo correctos. Es el caso de expresiones como "ataque contra el pueblo de Israel" o "violencia y ataques de naturaleza antisemita". Se trata de una terminología que no solo utilizan los medios, sino también los políticos, incluso aquellos con cargos gubernamentales, y que en ambos casos no es del todo correcta. Pero, ¿qué diferencia hay entre antisionismo y antisemitismo?

Según la RAE, el sionismo es el "movimiento político judío centrado en sus orígenes en la formación de un Estado de Israel y, después de la proclamación de este en 1948, en su apoyo y su defensa". Así pues, según esta definición, el antisionismo sería la negación de las acciones políticas vinculadas a esta ideología. Sin embargo, esta definición nunca se ha traducido a la realidad por las acciones del Gobierno israelí, que ha tratado de controlar cada vez más territorio y, por consiguiente, reducir la parte palestina. Además, la visión sionista asegura que esta expansión territorial es plenamente legítima porque el pueblo palestino no existe y no tiene derecho a vivir en el que sería su territorio.

Mapa de Palestina antes y ahora

En cuanto al término antisemitismo, se trata de la "actitud o tendencia antisemita", que a su vez define la RAE como todo comportamiento "que muestra hostilidad o prejuicios hacia los judíos, su cultura o su influencia". Según esta definición, pues, el antisemitismo es un concepto relacionado con el racismo y el odio a lo judío, todo lo contrario al anterior, que se refiere a la oposición a la ideología de expansión del Estado de Israel.

En consecuencia, usar términos que hacen referencia a "atacar Israel" u "odio contra los judíos" se trata de un enfoque erróneo, ya que se pasan por alto los 75 años de conflicto entre ambos pueblos y se confunde el motivo real de la guerra, que no es la religión o la disparidad entre ellos -aunque el odio mutuo es evidente-, sino el conflicto político y territorial entre dos estados que no conviven en paz.