Corrupción en Colombia

El hijo del presidente Gustavo Petro irá a juicio por enriquecimiento ilícito y lavado de capitales

Colombia: 5 claves para entender el escándalo político que sacude el país sudamericano

Nicolás Petro y su exesposa Day Vásquez, el 7 de agosto de 2022 durante la toma de posesión de su padre en la Plaza Bolívar de Bogotá.

Nicolás Petro y su exesposa Day Vásquez, el 7 de agosto de 2022 durante la toma de posesión de su padre en la Plaza Bolívar de Bogotá. / CARLOS ORTEGA / EFE

Abel Gilbert

Abel Gilbert

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Nicolás Petro ha girado sobre sus pasos. Decidió dejar de colaborar con la fiscalía e irá a juicio en la causa por enriquecimiento ilícito y lavado de capitales que ha sacudido a Colombia y, especialmente, al Gobierno de su padre, Gustavo Petro. El primogénito del presidente explicó su nueva y sorprendente postura a través de la red social X. "Hoy inicia la lucha de mi vida", escribió. El tono de su anuncio se alejaba de otras intervenciones mesuradas en la red social. "Sabía que la Fiscalía de (Francisco) Barbosa no era de fiar y hoy lo demostraron. Me han presionado hasta el límite con la única intención de convertirme en un arma contra mi padre". Petro hijo remató su mensaje con una glosa de un comentario paterno. "Decidí levantarme y no arrodillarme ante el verdugo".

Por lo que se sabe hasta el momento, su exesposa Daysuris Vásquez, también imputada, continuará prestando colaboración con la parte acusadora.

El fiscal Mario Burgos comenzó a investigar a Nicolás Petro Burgos en marzo pasado y en virtud de declaraciones periodísticas de Vásquez, en las que se mezclaban el despecho y la denuncia de irregularidades que apuntaban contra el entonces diputado de la Asamblea del Atlántico. Su exmarido, dijo a la revista Semana, había recibió dinero para la campaña presidencial de Gustavo Petro, pero se quedó con una parte de esos aportes realizados por personajes cuestionados como el exnarcotraficante Samuel Santander Lopesierra, conocido como "el hombre Marlboro", y de Gabriel Hilsaca Acosta, hijo del empresario Alfonso "Turco" Hilsaca, también dueño de un frondoso expediente.

Burgos había acorralado al hijo del mandatario con pruebas contundentes. Le ofreció que contara todo lo que sabía a cambio de rebajar una condena que podría llegar hasta los 15 años de prisión. "Quiero anunciar a Colombia que hemos decidido iniciar un proceso de colaboración donde me referiré a nuevos hechos y situaciones que ayudarán a la justicia. Lo hago por mi familia, y por mi bebé que viene en camino", dijo en agosto pasado. Burgos se abstuvo entonces de enviarlo tras las rejas y le dejó regresar a Barranquilla, donde vive, con el compromiso de no abandonar la ciudad.

El impacto en el Gobierno

Las denuncias y luego la imputación de Petro hijo supusieron un problema para el presidente. En el momento más álgido de la causa, Petro padre trató de tomar distancia de la suerte judicial de Nicolás. Habló de "autodestrucción" y que esperaba que pudiera "reflexionar sobre sus propios errores". A su modo, tuvo que ejercer una suerte de autodefensa política. Durante un acto oficial, reiteró su compromiso de "no interferir en el sistema judicial". Llegó a señalar que si el tema del dinero no declarado en su campaña fuera cierto, "este presidente se tendría que ir el día de hoy" porque "yo no soy (Álvaro) Uribe, no soy (Juan Manuel) Santos, no soy (Iván) Duque, no soy ninguno de las que ha venido atrás". Su llegada al poder, recordó, ha obedecido a un proyecto superador del pasado y, por eso, de un modo elusivo pareció responderle públicamente a su vástago. "Venimos de algo diferente, de otra realidad, de otra sensibilidad".

La oposición de derechas pronto lanzó una ofensiva contra el mandatario que, por ahora, no parece fructificar. Días más tarde, Nicolás dijo a Semana que no se "inmolaría" por nadie, en clara alusión al padre. Pocos días después, se encontró con él y la tensión entre ambos pareció menguar. A partir de lo sucedido este lunes se abre otro capítulo.

Gustavo Petro no tiene buenas relaciones con el fiscal general Barbosa, un amigo personal de su antecesor en el Ejecutivo, Iván Duque. Le ha reprochado ser veloz como un rayo a la hora de impulsar investigaciones que pueden complicarlo pero no repetir ese impulso si se trata de adversarios. Barbosa debe permanecer en su cargo hasta febrero. Le tocará al presidente proponer a su reemplazante.