Derechización mediática en Francia

Un diario cercano a Macron cae en manos de la extrema derecha

Pese a una huelga, el periodista ultra Geoffroy Lejeune asume las riendas del histórico Journal du Dimanche (JDD)

Le Pen y la ultraderecha aprovechan la revuelta en los barrios pobres para diseminar la xenofobia

Eric Zemmour

Eric Zemmour

Enric Bonet

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Ha sido uno de los feuilletons de este verano en Francia. Y su final ha resultado tan previsible como inquietante. La huelga de seis semanas de la redacción del Journal du Dimanche (JDD) no impidió que el ultraderechista Geoffroy Lejeune asuma las riendas de esta histórica publicación. Este joven periodista, de 34 años, amigo del político islamófobo Éric Zemmour y de Marion Maréchal —la sobrina de Marine Le Pen, con vínculos estrechos con Vox— dirige desde el 1 de agosto el JDD. Fundado en 1948, este medio se diferencia de los otros periódicos franceses por publicar su única edición en papel una vez cada semana los domingos. 

Como temían sus periodistas, la influencia de Lejeune ha resultado una evidencia desde los primeros números (del 6 y 13 de agosto). Aunque oficialmente su nombre es el mismo, el Journal du Dimanche se ha convertido en realidad en el Journal de la Droite Dure (Diario de la Derecha Dura). Ha hecho tabula rasa con los 75 años de historia del JDD, tradicionalmente con una línea editorial de centro o moderada y que en los últimos años fue una de las publicaciones más benevolentes con el presidente francés, Emmanuel Macron.

En los últimos números, sus contenidos han resultado un reciclaje de los tópicos de las publicaciones ultras, como la revista Valeurs Actuelles, que Lejeune dirigía antes de dar el salto al JDD y de la que fue destituido como director por ser demasiado radical. Artículos de apoyo incondicional a la policía, sobre el declive de la educación y la cultura, las ayudas sociales presuntamente excesivas que reciben las 'banlieues', los hombres que sufren violencia doméstica o sobre el "neofeminismo" de Barbie han llenado las páginas de la publicación, hecha básicamente con colaboraciones externas. La mayoría de los periodistas en plantilla están de vacaciones o bien se niegan a trabajar con el nuevo director.

"Una metamorfosis repentina"

"La incomodidad provocada por esta metamorfosis tan repentina se ha visto reforzada por los errores o falsificaciones cometidas", critica en Le Monde el historiador de los medios Alexis Lévrier, profesor en la universidad de Reims. El desembarco de Lejeune no solo se ha notado en un cambio en la línea editorial, sino también en las fake news o errores burdos que han aparecido en las páginas del JDD este agosto.

En el primer número del nuevo director, se equivocó con la fotografía de la portada e ilustró con una imagen errónea una marcha en homenaje a Enzo, de 15 años, que murió acuchillado en el noroeste de Francia. En el segundo, se inventó una comida-reunión entre el secretario general del Partido Socialista, Olivier Faure, y el líder de la Francia Insumisa (afines a Podemos), Jean-Luc Mélenchon, en que hablaron sobre una hipotética lista unitaria para las europeas encabezada por Ségolène Royal.

Sin embargo, estas chapuzas y la posible pérdida del lectorado tradicional del JDD no parecen importar al principal responsable de esta mutación ultra: el multimillonario Vincent Bolloré, el octavo hombre más rico de Francia y el mecenas de Zemmour en la campaña de las presidenciales del año pasado. El propietario del grupo Vivendi y Canal + ha construido en los últimos años una galaxia de grandes medios de extrema derecha. El JDD es la guinda del pastel de un ecosistema compuesto por la cadena de información 24 horas CNews —conocida como la "Fox francesa"— y la emisora de radio Europe 1.

La galaxia mediática de Bolloré

Esta proliferación de medios ultraconservadores "representa una novedad en la historia reciente de Francia. En la década de 1930, ya hubo varios periódicos de extrema derecha. Pero desde hacía casi un siglo no conocíamos una situación de este tipo", explica a EL PERIÓDICO el historiador Christian Delporte, coautor del libro Histoire des médias en France. Según este profesor emérito en la Universidad de Versalles, esta evolución del paisaje mediático "refleja la derechización del país en estas últimas décadas. En parte, Bolloré responde a la demanda de algunos sectores".

El caso del JDD parece un calco del de Cnews. En 2016, los periodistas de esa cadena, que entonces se llamaba i-Télé, hicieron una huelga indefinida durante un mes ante las interferencias de Bolloré en la designación de los presentadores y sus contenidos. Ese pulso terminó con el despido de 100 de un total de 120 miembros de la redacción. Un desenlace parecido se prevé en el caso del periódico dominical. Según fuentes sindicales, "el 90% de los periodistas habrán dejado el JDD a finales de octubre".

“El 90% de los periodistas habrán dejado el diario a finales de octubre”

Fuentes sindicales

De hecho, ya los están sustituyendo por otros profesionales procedentes de medios conservadores o de ultraderecha. Uno de los fichajes estrella de Lejeune ha sido la incorporación como directora adjunta de Charlotte d’Ornellas, de 37 años. Esta tertuliana habitual de CNews considera a los medios ultras como "una herramienta", pero su objetivo es "ganar el país".

Pese a la amenaza política que representa esta galaxia mediática ultraconservadora, "el Gobierno se muestra especialmente pasivo" y "da la impresión de tratar con miramientos a la extrema derecha", lamenta Delporte. Diputados de izquierdas, y con el apoyo de algunos macronistas, presentaron en julio una propuesta de ley para condicionar las ayudas a los medios al hecho de que los periodistas puedan influir en el nombramiento del director de su publicación. El devenir de esta iniciativa legislativa será la prueba del algodón de la voluntad (o no) de Macron de hacer frente a la derechización del paisaje mediático galo.