Ciclón tropical en Asia

El supertifón Doksuri llega a China tras dejar una cuarentena de muertos en Filipinas

China teme múltiples desastres naturales este verano por el calentamiento global

El paso del tifón Doksuri por Filipinas deja al menos cinco muertos

Adrián Foncillas

Adrián Foncillas

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

El supertifón Doksuri ha llevado sus fuertes vientos y copiosas lluvias esta tarde a la costa oriental china tras haber dejado un reguero de destrucción en Taiwán y Filipinas. En la última ha dejado 39 muertos, la mayoría en el hundimiento de un barco a una cincuentena de metros de la costa. Se trata del ferry Princess Aya, que a última hora del jueves volcó en la bahía de Laguna, en la provincia Rizal, tras haber dejado el embarcadero de la ciudad de Binangonan en dirección a la cercana isla de Talim. 

Las primeras informaciones señalan que el barco de madera se desquilibró cuando los vaivenes provocados por el vendaval desplazaron a los pasajeros hacia uno de sus lados. Las imágenes televisivas muestran su casco invertido rodeado de equipos de rescate y embarcaciones de pescadores. A las inclemencias meteorológicas se sumó la incompetencia, según las autoridades locales. En el barco viajaban casi 70 personas cuando su capacidad máxima es de 42, tripulación incluida. “Ha sido un accidente trágico que tendremos que investigar”, ha aclarado el jefe de la Guardia Costera local, Hostillo Arturo Cornelio. La prensa ha añadido que los pasajeros tampoco llevaban los chalecos salvavidas previstos en la normativa de seguridad. Las tareas de rescate consiguieron salvar a una cuarentena de pasajeros pero 26 fallecieron ahogados. 

El supertifón se ha cobrado la vida de otras 13 personas en Filipinas, en su mayoría por casas derrumbadas y deslizamientos de tierras. El archipiélago del sudeste asiático, habituado a las tempestades en esta época estival, recibió a principios de semana al supertifón, con un diámetro de un millar de kilómetros cuadrados y rachas de vientos de hasta 230 kilómetros por hora. El Doksuri castigó especialmente a la parte septentrional de Luzon, la isla principal, y obligó al desplazamiento de decenas de miles de personas. Su factura, sin embargo, es más liviana que la que dejó el pasado año el supertifón Nalgae, que causó un centenar de muertos. 

Vuelos cancelados en Taiwán

Más de 60.000 hogares se quedaron sin luz anoche en Taiwán, donde también se han registrado importantes daños en viviendas e infraestructuras, especialmente en Kaohsiung (suroeste) y Taitung (este). El brío de los vientos aconsejó la cancelación de 300 vuelos domésticos e internacionales y la suspensión de algunas de las maniobras militares previstas durante esta semana que tienen como objetivo preparar la defensa ante una hipotética invasión china. Las autoridades retiraron los avisos en la mañana de hoy tras desplazarse el supertifón en dirección noroeste hacia el continente.  

Los servicios meteorológicos chinos activaron anoche la más alta alarma de emergencia de una escala de cinco ante la llegada del Doksuri. A primera hora arribó a la ciudad de Jinjiang, en la provincia de Fujian, donde ha arrancado árboles y arruinado el suministro eléctrico en varios distritos. Más de 200.000 vecinos de la provincia han sido evacuados en las horas previas y han sido cancelados cientos de vuelos y trenes. En tres provincias más (Cantón, Jiangxi y Zhejiang) se ha pedido a la población que limite las actividades al aire libre y suspenda sus reuniones. Este es el peor tifón que sufre China desde que el Meranti causara once muertos en 2016

En Xiamen, una de las principales ciudades del sureste, la actividad de sus más de cuatro millones de habitantes se ha reducido al máximo. “La gente no ha ido a trabajar en toda la ciudad. No hay coches en las calles y las fábricas y centros comerciales están cerrados”, ha dicho un vecino apellidado Zhuang a la agencia Reuters. 

Está previsto que Doksuri se adentre en territorio chino, ya con la fuerza menguada, pero sus lluvias amenazan la provincia de Anhui, uno de los principales graneros del país. Las autoridades temen sus efectos en las cosechas de maíz, arroz y soja en un verano atroz en el que el país ha encadenado inundaciones y sequías.