Problemas judiciales
Registrado el domicilio del presidente del PSG, denunciado por el secuestro de un lobista
Al-Khelaifi cuestiona la legalidad de las palancas del FC Barcelona
Tenía que ser un día ilusionante para su club y al final casi todo le salió rana. La presentación de Luis Enrique Martínez como nuevo entrenador del París Saint-Germain se retrasó tres horas. El motivo oficial dado para justificar ese contratiempo fue que el jet privado del presidente del PSG, Nasser Al-Khelaïfi, llegó algunas horas más tarde de lo previsto. Pero cuando aterrizó en la capital francesa, el dirigente catarí se encontró con una sorpresa inesperada: allí le esperaban un juez de instrucción y policías judiciales. Le pidieron que les siguiera para poder registrar el domicilio de Al-Khelaïfi en el marco de una investigación judicial, según ha desvelado este jueves el diario digital Mediapart.
Al final, Al-Khelaïfi firmó un documento autorizando el registro de su casa y se fue a la nueva ciudad deportiva del PSG en Poissy (oeste de la región de París) para encabezar la presentación de Luis Enrique. Mientras elogiaba a su nuevo entrenador y abría la puerta a un traspaso de su estrella Kylian Mbappé, la policía judicial inspeccionaba su domicilio. Esta investigación se debe a la denuncia del lobista franco-argelino Tayeb Benabderrahmane que responsabiliza al dirigente catarí su detención en Catar y las "torturas" que sufrió en el emirato durante los más de seis meses en que estuvo encarcelado en 2020.
Supuestas torturas en Catar
Tres jueces de instrucción iniciaron a principios de año una investigación sobre este caso, denunciado por el mismo Benabderrahmane en agosto de 2022. Se trata de un affaire tentacular. Por un lado, el mismo lobista está imputado por los delitos de "corrupción", "tráfico de influencias" y "acceso a datos personales". Por el otro, él acusa a Al-Khelaïfi de estar detrás de su encarcelamiento y las supuestas torturas que sufrió en Catar.
Además, el caso salpica a los abogados Olivier Pardo y Francis Szpiner, así como a Rachida Dati, exministra de Justicia durante la presidencia de Nicolas Sarkozy y la actual alcaldesa del distrito VII de París. El lobista franco-argelino los acusa de haberle presionado para firmar un acuerdo de confidencialidad con Al-Khelaïfi que le permitió irse de Catar, a cambio de darle al presidente del PSG todas las informaciones comprometedoras que poseía sobre él. Los jueces de instrucción también registraron la semana pasada los despachos de Dati y de los letrados Pardo (abogado del ultraderechista Éric Zemmour) y de Szpiner.
Uno de los portavoces del empresario futbolístico Catarí informó que desde un principio el presidente del PSG cooperó con la policía. "Al Khelaïfi es una víctima en este asunto", añadió en declaraciones a la emisora de radio France Info. En abril, sus abogados ya habían anunciado su intención de denunciar al empresario francoargelino por difamación.
¿Informaciones comprometedoras sobre el Mundial?
El origen de este caso se remonta a 2017 cuando Benabderrahmane empezó a trabajar de manera oficiosa para el presidente del PSG. Hacía investigaciones privadas para el club parisino. Al principio, Al-Khelaïfi parecía muy satisfecho con las tareas de este lobista. El año siguiente, sin embargo, se hizo con algunas informaciones comprometedoras, como videos del dirigente catarí con su amante. Pero también informaciones con un potencial explosivo al estar relacionadas con la supuesta corrupción en la concesión a Catar del Mundial de fútbol de 2022. El juez francés Serge Tournaire está especialmente interesado por estos datos, dado que investiga la posible corrupción en la atribución de la Copa del Mundo al país del Golfo.
En 2019, el lobista argelino se instaló en Catar, donde trabajó para el actual ministro de Trabajo, Ali al-Marri, conocido por su rivalidad con Al-Khelaïfi y por estar en el centro del "Qatargate", la trama de corrupción que salpicó a integrantes del Parlamento Europeo. El año siguiente, lo arrestaron y supuestamente lo sometieron a durísimos interrogatorios.
"Con los ojos vendados y las manos ligadas al cuerpo, lo llevaron varias veces a una sala sin ventanas y con solo un vidrio opaco. Primero, le pidieron que estuviera de pie durante varias horas sin que le hicieran ninguna pregunta. Luego empezaron a hacerle preguntas. Y solo si sus respuestas eran satisfactorias, tenía derecho a sentarse", explicó el reputado periodista judicial Willy Devin cuando desveló este affaire en septiembre del año pasado en el diario Libération. Es, sin duda, un caso turbio que persigue a Al-Khelaïfi.
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