Reino Unido

La guerra entre Sunak y Johnson amenaza con dinamitar el Partido Conservador

Boris Johnson dimite como diputado conservador tras el escándalo del 'Partygate'

El ex primer ministro británico Boris Johnson, en una imagen de archivo.

El ex primer ministro británico Boris Johnson, en una imagen de archivo. / DANIEL LEAL / POOL / AFP

Lucas Font

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La guerra entre el primer ministro británico, Rishi Sunak, y su predecesor, Boris Johnson, alcanzó un nuevo escalón este lunes en un intercambio de acusaciones públicas. El origen del nuevo episodio de tensión se encuentra en la decisión de la Cámara de los Lores de vetar a 8 de los 15 candidatos que Johnson propuso como miembros vitalicios poco después de anunciar su dimisión  —un privilegio al que tienen derecho los primeros ministros salientes—. La sorpresa llegó de la mano de Sunak, quien acusó a Johnson de tratar de presionarle para que los Lores aceptaran a tres de los candidatos rechazados.

"Boris Johnson me pidió hacer algo para lo que yo no estaba preparado, porque no creía que fuera lo correcto", dijo Sunak al margen de un evento tecnológico en Londres. El 'premier' ha explicado que su predecesor le pidió pasar por encima de la decisión del comité de nombramientos de la Cámara de los Lores, algo que iría en contra de la supuesta voluntad del nuevo mandatario de poner en marcha una nueva forma de hacer política. Johnson no ha dudado en contraatacar poco después y ha calificado las acusaciones de Sunak como "tonterías". El ex primer ministro asegura que lo único que pidió a Sunak fue que solicitara formalmente a los Lores que revisaran los motivos de los vetos.

Más tensión

El aumento de la tensión entre los dos políticos se produce pocos días después de la dimisión de Johnson como miembro de la Cámara de los Comunes. El ex primer ministro aseguró haber sido expulsado por los miembros de la comisión que investiga si mintió a los diputados en su versión sobre las fiestas en Downing Street durante la pandemia. Una investigación cuyo resultado final será publicado en breve y que tenía previsto recomendar la suspensión de Johnson durante más de 10 días, algo que hubiera llevado previsiblemente a la convocatoria de una elección parcial en su circunscripción electoral. La dimisión del viernes ha acelerado esta convocatoria y ha permitido a Johnson presentarse como la víctima de una "caza de brujas".

Los ataques de Johnson a la comisión, a la que acusa de tener un "prejuicio atroz" contra él, han sido rebatidas por el Gobierno, que ha mostrado su total confianza en la independencia de sus siete miembros --cuatro de los cuales son diputados conservadores--. "No describiría al comité como un tribunal fraudulento. En ningún caso", dijo el ministro de Vivienda, Michael Gove, en una entrevista a Sky News. "Creo que lo fundamental es que se trata de un comité de la Cámara de los Comunes debidamente constituido con parlamentarios distinguidos y experimentados", añadió.

Intento desestabilizador

Johnson ha tratado de desestabilizar al Partido Conservador con su dimisión, aunque el impacto de su estrategia ha sido menor de lo esperado. Tan solo dos diputados, Nigel Adams y Nadien Dorries --dos de los candidatos rechazados por los Lores--, se han sumado a las protestas y han renunciado también a su escaño, provocando una elección parcial en sus circunscripciones. Los comicios anticipados suponen un contratiempo para Sunak, ya que según las encuestas tendrá pocas posibilidades de hacerse con la victoria en ninguno de los tres territorios, pero difícilmente tendrán el efecto desestabilizador pretendido por el 'expremier'.

Falta por saber si Johnson renunciará definitivamente a sus aspiraciones políticas o si optará por intentar regresar al Parlamento en las próximas elecciones. Algunos miembros destacados del partido, como el antiguo miembro del Gobierno Tobias Ellwood han pedido a la dirección que impida una posible candidatura. "[Johnson] es directamente responsable de organizar un motín y de provocar múltiples elecciones parciales. Estando tan cerca de los comicios, está claro que sus intenciones no van a cambiar", explicó a 'The Independent'.

El veto a las posibles aspiraciones políticas de Johnson no está por ahora encima de la mesa de Sunak, consciente de que la declaración de una guerra total contra su rival podría despertar reacciones contarias en el ala más dura de su partido, cercana al ex primer ministro. Uno de sus principales defensores, el exministro ultraconservador Jacob Rees-Mogg, ha advertido de que bloquear una posible candidatura de Johnson provocaría una "guerra civil" en la formación.

Otras batallas

Este episodio se suma al conflicto abierto entre los dos políticos por la colaboración con la comisión que investiga la gestión de la pandemia. El Gobierno ha decidido plantar cara a la presidenta de la comisión, Heather Hallett, quien reclamó una copia de los mensajes de Whatsapp intercambiados entre Johnson y miembros de su Ejecutivo en los peores momentos del covid. 

La Oficina del Gabinete, el departamento del Gobierno encargado de facilitar la documentación, se ha negado a hacerlo asegurando que violaría la privacidad de los ministros implicados, entre ellos el propio Sunak. Pero la predisposición de Johnson a hacer entrega él mismo de la documentación ha generado especulaciones sobre la existencia de mensajes comprometedores para el primer ministro y ha ahondado en una brecha que ya se presenta imposible de salvar.