Tensión en Asia

Corea del Norte reconoce que un fallo técnico hace fracasar el lanzamiento de su satélite espía

Parte del cohete lanzado este miércoles por Corea del Norte y recuperado del mar, según una imagen difundida por Seúl.

Parte del cohete lanzado este miércoles por Corea del Norte y recuperado del mar, según una imagen difundida por Seúl. / MINISTERIO DE DEFENSA DE COREA DEL SUR / AFP

Adrián Foncillas

Adrián Foncillas

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Lo pretendía sobre las nubes y está en el fondo del mar. El lanzamiento del primer satélite espía norcoreano ha acabado en fiasco y la promesa de intentarlo de nuevo. No son raros los reveses en la carrera armamentística de un país con déficits tecnológicos flagrantes, sí lo son las admisiones de fracasos de unos dirigentes con excesos de ego.

El misil Chollima fue eyectado a las 6.37 (hora local) desde el noroeste del país cargando el satélite Malligyong. La crónica de la KCNA, agencia oficial norcoreana, sitúa el problema poco después del despegue. El misil "se estrelló en el mar del Oeste tras perder propulsión por el anormal encendido del motor de la segunda fase después de que la primera sección se separase durante el vuelo normal". Califica de "baja" la fiabilidad del nuevo motor y señala el combustible usado como "inestable". La Agencia Nacional del Desarrollo Espacial anuncia una investigación "urgente" y otro intento lo antes posible. No hay detalles sobre el misil pero los expertos creen que utilizó el mismo combustible líquido que sus predecesores.

Desde Seúl se habló de un cohete con "un vuelo anormal" y Tokio reveló que no había ningún objeto nuevo en el espacio. Los barcos surcoreanos recogieron del mar algunos de los restos horas después como un enorme cilindro blanco que se asemeja al cuerpo del cohete. Quizá las flagrantes evidencias aconsejaron el reconocimiento del fracaso. Es raro pero no inédito. El régimen suele comunicar sus gestas al día siguiente y calla los fiascos. Una década atrás, cuando muchos proyectiles terminaban en el mar tras un breve vuelo gallináceo, la población con la que habló este corresponsal en Pionyang soló recordaba un par de descalabros.

Alertas en Corea del Sur y Japón

El lanzamiento activó el engrasado protocolo de los países vecinos contra los desmanes norcoreanos. El Gobierno de Seúl, primero por megafonía y después con mensajes de texto al móvil, pidió a sus habitantes que prepararan la evacuación. En la isla japonesa de Okinawa se aconsejó a la población que buscara refugio subterráneo. Las alertas se levantaron en cuanto se conoció el fracaso.

Corea del Norte ha puesto dos satélites en órbita. El primero, en 2012, fue antecedido por un intento fallido poco después de que Kim Jong-un ocupara el trono. El segundo llegó cuatro años después. En ambos casos Pionyang defendió que tiene el mismo derecho que otros países al uso pacífico del espacio y subrayó que sus satélites tenían finalidad científica o meteorológica. El mundo, en cambio, juzgó esos lanzamientos como ensayos bélicos para perfeccionar sus misiles balísticos. La tecnología de un misil para poner un satélite en órbita y llevar una ojiva nuclear a EEUU es la misma, solo cambia la carga. Pero, por alguna razón desconocida y que debe de desvelar al régimen, las pruebas de sus misiles balísticos son mucho más exitosas que sus envíos de satélites al espacio.

Crisis cíclicas

No está claro que los dos satélites norcoreanos con presuntas finalidades científicas hayan enviado una sola foto ni advertido de una tormenta. Eran previsibles las mejoras tras una década pero el nuevo satélite, ya decididamente espía, no impresionó a los expertos cuando fue mostrado semanas atrás en la prensa nacional. No parece capaz de enviar imágenes en alta resolución ni llevar las capacidades de vigilancia a otra dimensión. Bastaría, sin embargo, para detectar movimientos de tropas y grandes objetivos como buques de guerra. Algunos expertos alertan de que una red de tres a cinco satélites, incluso tan tosco como este, permitirían una fiscalización de la península coreana en tiempo real.

La zona pasa por otra de sus cíclicas crisis, lejanas ya aquellas negociaciones con Estados Unidos para su desnuclearización norcoreana y sin retorno a la vista. Seúl y Washington ejecutaban días atrás las mayores maniobras militares conjuntas hasta la fecha y Pionyang prometía medidas contundentes. A las anteriores maniobras de marzo había respondido con el lanzamiento de la versión más perfeccionada de su misil intercontinental y las pruebas de un dron submarino con carga nuclear para "generar un tsunami radioactivo". No es probable que esta vez se vaya a contentar con el lanzamiento fracasado de un satélite.