Proximidad ideológica

Rusia busca atraer con cantos de sirena a occidentales conservadores

Última hora de la guerra de Rusia y Ucrania

El presidente ruso, Vladímir Putin.

El presidente ruso, Vladímir Putin. / ALEXEY BABUSHKIN / SPUTNIK / KREMLIN POOL / EFE

Àlex Bustos

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Rusia busca atraer a occidentales conservadores, que estén cansados de los "70 géneros" y que busquen vivir de una forma más tradicional. El abogado de migración Timur Beslangurov, que trabaja en la compañía VISTA Foreign Business Support, afirmó recientemente a la agencia estatal RIA Novosti que hay cerca de 200 familias estadounidenses y canadienses que quieren trasladarse a Rusia por "razones ideológicas", y se está construyendo una urbanización a las afueras de Moscú donde se alojarían. El letrado achaca el interés en venir a Rusia a la "propaganda de valores radicales". "Hoy tienen 70 géneros, y quién sabe qué vendrá después", reiteró. Sin aportar ningún dato concreto,  también apuntó que decenas de miles de personas sin raíces rusas querrían mudarse a Rusia por razones ideológicas. El país euroasiático es a día de hoy uno de los referentes entre los más tradicionalistas y conservadores de Occidente.

En sus discursos del último año, el presidente Vladímir Putin ha hecho especial hincapié en los valores tradicionales y en el rechazo del "liberalismo occidental", además de aprobar leyes más restrictivas como la llamada ley contra la propaganda homosexual, algo que ha insistido que no es lo que los rusos quieren en su territorio. Ha sido un elemento más de diferenciación con el Occidente que "quiere destruir Rusia", según el Kremlin. Por ello, el Gobierno de Putin ha tejido relaciones con los sectores más conservadores de los países europeos y Estados Unidos para intentar forjar alianzas. Esto se ha evidenciado en el pasado reciente con la conexión entre el poder ruso y diferentes partidos de extrema derecha, como el francés Reagrupación Nacional, de Marine Le Pen, la italiana Liga Norte, de Matteo Salvini o el Vox de Santiago Abascal.

"Muchas personas normales emigran y están considerando Rusia (como destino), pero se enfrentan a enormes problemas burocráticos con la ley de inmigración del país", añadió Beslangurov. El país euroasiático es uno de los estados que menos facilidades ofrece a los extranjeros de Occidente, en especial ahora que oficialmente los considera en su práctica totalidad "países no amistosos". El proyecto de urbanización contaría con el visto bueno de la administración de la región de Moscú, y sería financiada por las mismas familias que vinieran a vivir en ella.

No es el único canto de sirena para todos aquellos que creen que "Occidente ha perdido la cabeza". En 2022 un anuncio de la Embajada rusa en España hizo hincapié en esos valores tradicionales en un vídeo en inglés, acompañado del mensaje: "Es el momento de mudarse a Rusia". En dicho vídeo, se apela a diferentes elementos del país como la cocina o la historia, además de remarcar dos elementos que apelan especialmente a los hombres conservadores, como son los "valores tradicionales", "las mujeres bonitas" o la ausencia de "la cultura de la cancelación".

Comunidad pequeña

La estadounidense es una comunidad relativamente pequeña en Rusia, especialmente comparada con la de países de la extinta URSS como la uzbeca, la ucraniana o la armenia, todas ellas con más de un millón de personas. Según datos estatales rusos, en el censo de 2021 solo había 1.275 estadounidenses registrados, siendo incluso una comunidad menor que la española, de 1.500.

Antes de la ofensiva ya había un cierto perfil de estadounidense que si bien no era mayoritario, eran conocidos entre la comunidad de 'expats'. Lo ejemplifican personas como Greg Rossell, que regenta una barbería en Moscú. Este californiano no solo luce la Z de apoyo a las tropas rusas tatuada en el rostro, también porta habitualmente todo tipo de símbolos pro-Putin –como parches con el rostro del mandatario– y banderas confederadas y de Novorossiya –un proyecto político en las partes ocupadas del Donbás–. Su apoyo es tal que incluso afirmó haber luchado en el frente, luciendo con orgullo diferentes símbolos rusos, y aseguró en las redes sociales que estaría encantado de interrogar a "escoria occidental". En entrevistas con blogueros rusos ha afirmado que una de las cosas que más le gustan de Rusia es ir por la calle y no ver a homosexuales, transexuales y feministas, y usa sin ningún pudor la palabra "negrata" para hablar de afrodescendientes.

Otro caso bien conocido es el del neonazi Rinaldo Nazzar, que vivió en San Petersburgo durante años. También conocido como la 'Lanza normanda' o el 'Lobo Romano', desde allí estuvo dirigiendo La Base, un grupo paramilitar extremista que busca desatar una guerra racial en Estados Unidos y que habría entrenado a diferentes radicales en el uso de armas de fuego. En algunos foros estuvo buscando a expertos en guerra de guerrillas y en supervivencia para su organización.

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