Herido en un atentado el escritor ruso ultra Prilepin

Un nuevo atentado contra una personalidad del mundo ultranacionalista en Rusia vuelve a sacudir al país, cuando se prepara para conmemorar, como cada año, el Día de la Victoria, el aniversario del triunfo del Ejército soviético sobre la Alemania nazi. De acuerdo con medios oficialistas rusos, Zajar Prilepin, uno de los escritores rusos más afamados, acérrimo defensor de la recuperación del disuelto imperio soviético, ha resultado herido al explotar el vehículo en el que viajaba por una autopista de la región de Nizhni Nóvgorod. Es el tercer atentado de estas características que se produce tras el inicio del conflicto, incidentes en los que perdieron la vida también Daria Dúguina, hija del pensador nacionalista Aleksándr Duguin, o el bloguero extremista Vladlen Tatarski.

Las autoridades rusas han culpado, sin presentar pruebas, a "una célula terrorista" de obediencia al Gobierno de Ucrania y de EEUU. En su cuenta de Telegram, la portavoz del Ministerio de Exteriores, Maria Zajárova, ha acusado a "Washington y a la OTAN de alimentar otra célula terrorista". "Rezamos por Zajar", ha concluido la funcionaria. Una persona ha sido arrestada, sin que haya trascendido su identidad. Los representantes del escritor han confirmado que Prilepin se encuentra e estos momentos hospitalizado con una herida en la pierna. Eso sí, se encuentra consciente y su vida no corre peligro. El conductor del automóvil, en cambio, ha perdido la vida.

Artefacto explosivo

Según la información inicial que baraja la Policía, el artefacto explosivo se trataba de una bomba lapa colocada en los bajos del coche, un método idéntico al que acabó con la vida de la hija de Duguin. Los agentes de Policía de la región de Nizhni Novgorod están buscando a dos hombres bajo sospecha de estar involucrados en la explosión del automóvil, han informado por otro lado los servicios de Emergencia locales a Interfax.

Este nuevo atentado se produce apenas dos días después de un ataque con un avión no pilotado contra el Kremlin que tanto expertos como gobiernos occidentales consideraron como autoinfligido, con el objetivo de tensar a la sociedad y justificar tanto nuevas "atrocidades" en ucrania como "más represión" en el interior del país. La deflagración apenas causó daños, y los funcionarios del Kremlin ni siquiera vieron alterados sus horarios de trabajo.