Guerra en el este de Europa
Los ataques en territorio ruso se normalizan en vísperas de la contraofensiva ucraniana
DIRECTO | Última hora de la guerra más de un año después de la invasión de Putin
Rusia acusa a Ucrania de querer matar a Putin lanzando drones contra el Kremlin
Bruselas propone impulsar la "economía de guerra" y producir más munición para Kiev
Ricardo Mir de Francia
Periodista
Especialista en política internacional y reportero. Fue corresponsal en Washington durante una década, donde cubrió las presidencias de Obama, Trump y los inicios de Biden. Antes estuvo otros seis años en Oriente Medio. Licenciado en Periodismo por la Pompeu Fabra y con estudios de posgrado en Derecho Internacional, se ocupa actualmente de la guerra en Ucrania. Interesado también en temas de investigación, geopolítica de la energía, cambio climático y economía.
El terror cotidiano que padecen los ucranianos desde hace más de un año ha comenzado a cruzar la frontera con persistente asiduidad. Los ataques sobre territorio ruso y las regiones ucranianas ocupadas por sus tropas se están incrementando a medida que Kiev ultima los preparativos para su esperada contraofensiva. Ninguno tan osado como el intento de la pasada madrugada para atacar el Kremlin con drones, la primera vez desde el inicio de la invasión en que la guerra ha acechado los cielos de la capital rusa. Moscú ha acusado a Ucrania de la intentona fallida, que supuestamente buscaba matar a Vladímir Putin, una afirmación rechazada tajantemente por Kiev. “Nosotros no atacamos a Putin o Moscú. Luchamos dentro de nuestro territorio para defender nuestras ciudades y pueblos”, ha dicho su presidente, Volodímir Zelenski.
Por regla general Ucrania no confirma ni desmiente los ataques en territorio ruso, una estrategia que utilizan otros países como Israel cada vez que lanzan operaciones militares fuera de sus fronteras. Ese silencio ayuda a crear confusión, miedo e incertidumbre, elementos esenciales de la guerra psicológica en la que Kiev se está apoyando para allanar su contraofensiva, con la que pretende recuperar parte del territorio ocupado por los militares rusos tras muchos meses de estancamiento invernal en el frente. Pero lo cierto es que los ataques llevan meses produciéndose, por más que reciban menos publicidad de la que se concede a las atrocidades rusas en Ucrania.
De acuerdo con una investigación de ‘Novaya Gazeta’, un diario independiente ruso que se edita actualmente desde Letonia, hasta el pasado mes de febrero se produjeron 350 bombardeos sobre localidades rusas con artillería, drones o misiles. La gran mayoría de ellos, en pueblos y ciudades de las regiones fronterizas con Ucrania que sirven de base logística para los militares del Kremlin. Belgorod fue la más atacada, seguida por Kursk y Briansk. Según el diario ruso, esos ataques habrían matado a 168 civiles y dañado más de un millar de infraestructuras civiles. “En muchos casos las Fuerzas Armadas ucranianas bombardean posiciones militares, como se ha demostrado en múltiples ocasiones”, le dijo entonces a ‘Novaya Gazeta’ el analista militar, David Sharp. “A veces también atacan nudos energéticos en respuesta a las acciones del Kremlin. Los pueblos rusos resultan dañados porque están situados en las inmediaciones”.
Tres ataques en un día
No solo hay ataques, también sabotajes, de los que se ha responsabilizado a células infiltradas de la inteligencia ucraniana, a partisanos o a simpatizantes rusos de la causa ucraniana. Este mismo miércoles, mientras los bombardeos de la artillería rusa sobre un supermercado en Jersón y otros puntos de la misma capital sureña mataban a 17 personas, se registraron al menos tres incidentes en territorio ruso y la Crimea anexionada ilegalmente por el Kremlin. En el puerto de Taman, casi pegado al puente de Kerch que une la península con la provincia rusa de Krasnodar, una explosión voló varios depósitos de combustible levantando una columna de humo visible a varios kilómetros de distancia.
Lejos de allí, en la región de Briansk, pegada al norte de Ucrania, cinco drones se cernieron sobre un aeródromo militar y al menos dos de ellos explotaron en las instalaciones, según informó el portal de noticias ruso 'Baza'. En un tercer incidente, hubo una explosión en el pequeño aeropuerto de Gostilitsy, situado a 60 kilómetros de San Petersburgo, muy lejos de las fronteras ucranianas.
Guerra psicológica
Ese tipo de incidentes se han repetido en las últimas semanas sin que se reivindicara generalmente su autoría. Han sido atacadas bases militares, trenes de mercancías, tendidos eléctricos o depósitos de combustible. Un patrón que algunos interpretan como parte de los preparativos para la contraofensiva ucraniana. “No hay duda de que los ucranianos están perfilando el campo de batalla, no solo atacando Crimea y el territorio soberano ruso, sino mediante operaciones de guerra sicológica”, le ha dicho al ‘Financial Times’ el analista militar de Rochan Consulting, Konrad Muzyka.
Estados Unidos lleva tiempo reiterando que se opone a los ataques de Ucrania en territorio ruso, uno de los motivos por los que se ha negado hasta ahora a proporcionar misiles de largo alcance a su aliado. “No permitimos que Ucrania ataque fuera de sus fronteras ni les estamos animando a que lo hagan”, dijo hace unos meses el portavoz del Departamento de Estado Ned Price. Una postura que, de ser cierta, estaría siendo olímpicamente ignorada.
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