Viaje del Pontífice
El Papa condena desde Hungría el "infantilismo bélico" y el "rugir de los nacionalismos" por la guerra en Ucrania
Directo | Última hora de la invasión rusa de Ucrania
Francisco inicia una visita de tres días con una reunión con Orban, figura en sus antípodas en inmigración pero con puntos en común sobre el conflicto ruso-ucraniano
![El papa Francisco saluda al primer ministro de Hungría, Víktor Orban, este viernes en Budapest.](https://estaticos-cdn.prensaiberica.es/clip/5bae4108-10a4-4a72-9768-ec7e63183bbf_source-aspect-ratio_default_0.jpg)
El papa Francisco saluda al primer ministro de Hungría, Víktor Orban, este viernes en Budapest. / VATICANO / REUTERS
El Papa ha condenado este viernes el "infantilismo bélico" y el regreso del "rugir de los nacionalismos", en la primera etapa de su viaje a Hungría. Se ha "disuelto el entusiasmo de edificar una comunidad de naciones pacífica y estable, delimitando las zonas, acentuando las diferencias", ha lamentado, en un razonamiento sobre "la martirizada Ucrania", país sumido en una dramática guerra con Rusia.
"Parece incluso que la política a nivel internacional tuviera como efecto enardecer los ánimos más que resolver problemas olvidando la madurez que alcanzó después de los horrores de la guerra y retrocediendo a una especie de infantilismo bélico", ha continuado el pontífice. "¿Dónde están los esfuerzos creadores de paz?", se ha preguntado.
Palabras muy duras y dirigidas también a Europa en el comienzo de su visita en Hungría, país actualmente gobernado por el nacionalista Víktor Orban, figura política en las antípodas ideológicas de Francisco en materia de inmigración, pero con posturas más cercanas sobre el conflicto ruso-ucraniano. "En este momento histórico Europa es fundamental. Porque ella, gracias a su historia, representa la memoria de la humanidad y, por tanto, está llamada a desempeñar el rol que le corresponde, el de unir a los alejados, acoger a los pueblos en su seno y no dejar que nadie permanezca para siempre como enemigo", consideró, tras reunirse con Orban y la presidenta del país, Katalin Novak.
El pontífice recordó la responsabilidad de Hungría hacia los migrantes y subrayó la "necesidad de apertura a los demás". "Los valores cristianos no pueden ser testimoniados por medio de la rigidez y las cerrazones", añadió en presencia del primer ministro Orban, que ha sido duramente criticado por levantar vallas en sus fronteras y restringir las opciones de solicitar asilo.
El viaje, que durará hasta el domingo, es también el primero después de que el pontífice tuviese que ser ingresado en un hospital de Roma por una bronquitis infecciosa. En estas circunstancias, Francisco, que esta misma semana volvió a ser invitado por las autoridades de Kiev a visitar el país en guerra, tiene previsto un encuentro con refugiados —algunos de ellos, ucranianos— y una visita a una iglesia católica griega, cuya confesión también tiene presencia en Ucrania y es reconocida por la autoridad de los papas de Roma.
La referencia a Ucrania ha sido adelantada por el propio portavoz del Vaticano, el italiano Matteo Bruni. "Estaremos apenas a unos pocos kilómetros de la frontera con Ucrania", ha dicho Bruni al hablar del viaje papal. "Desde luego podemos esperar palabras sobre el dolor por este conflicto y la búsqueda de paz", ha añadido.
Altibajos
Las opiniones del Papa sobre la guerra de Ucrania han recibido tanto halagos como reproches desde el año pasado. Inicialmente la postura de Francisco fue criticada por un exceso de neutralidad ante el conflicto, pero luego condenó claramente la invasión y su reputación también mejoró a la par que asumió con éxito un rol de mediador para la liberación de diversos grupos de presos de guerra ucranianos y rusos. Esto es visto por algunos expertos como una coincidencia de opiniones con el calvinista Orban, que mantiene lazos con Rusia y quien en febrero dijo que Hungría y el Vaticano son las únicas potencias europeas que defienden la paz.
La gira también representa un cambio con respecto a lo ocurrido en 2021 cuando a una visita breve de Francisco en Budapest, no le siguieron encuentros en otros lugares del país, lo que fue interpretado como una señal de la distancia entre ambos líderes en temas migratorios. Hungría ha levantado en los últimos años una criticada valla con Serbia en una área en la que se han denunciado diversas violaciones de derechos humanos contra los migrantes.
Vientos gélidos
El viaje "será una oportunidad de abrazar de nuevo a una Iglesia y un pueblo muy querido para mí. También será un viaje al centro de Europa, donde siguen soplando vientos gélidos de guerra, mientras que los movimientos de tanta gente colocan sobre la mesa urgentes cuestiones humanitarias", dijo Francisco el pasado domingo. "No olvidemos a nuestros hermanos y hermanas ucranianas aún afectados por esta guerra", ha añadido el pontífice.
Según los datos del último censo oficial, los cristianos húngaros son alrededor de la mitad de la población húngara y su número está disminuyendo. En concreto, en la actualidad, un 39% de los 9,6 millones de húngaros son católicos, un 12%, reformados calvinistas, y un 2%, luteranos.
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