Viaje oficial

Visita de Pedro Sánchez: Xi busca recuperar la sintonía con Europa y alejarla de la influencia de EEUU

Pekín ha focalizado su interés en el Viejo Continente y en pocos meses habrá recibido a los líderes de Alemania, España, Francia e Italia, además de a representantes de las instituciones europeas

El presidente del Gobierno español, Pedro Sánchez, acompañado por el embajador de España en China, Rafael Dezcallar, es recibido por autoridades de China a su llegada este jueves a Pekín.

El presidente del Gobierno español, Pedro Sánchez, acompañado por el embajador de España en China, Rafael Dezcallar, es recibido por autoridades de China a su llegada este jueves a Pekín. / BORJA PUIG DE LA BELLACASA / MONCLOA / EEF

Adrián Foncillas

Adrián Foncillas

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Dos asuntos son tan urgentes como cruciales para la diplomacia china: recuperar la sintonía con Europa y sumar adeptos a su plan de paz para Ucrania. La visita del presidente español, Pedro Sánchez, sirve para ambos propósitos. No es Madrid un peso pesado en la esfera internacional pero la presidencia de la Unión Europea que Sánchez ejercerá en julio acrecienta el interés chino.

La agenda pactada descarta el tedio y apuntala la relevancia conferida por Pekín. En un día se reunirá Sánchez con los tres altos cargos de la política china: su presidente, Xi Jinping, el primer ministro, Li Qiang, y el presidente de la Asamblea Nacional Popular, Zhao Leji. Desde Moncloa subrayan que será el primer líder europeo en hablar con Xi después de que este presentara su plan de paz y visitara a Vladímir Putin en Rusia.

La diplomacia china ha focalizado su interés en Europa tras los años de encierro por la política de cero covid. En apenas unos meses habrán pasado por Pekín los líderes de Alemania, España, Francia e Italia y los más altos representantes de las instituciones de la UE. Contrasta ese frenesí con el desdén por recuperar el diálogo con Estados Unidos tras el globo-gate.

Vínculos torpedeados

La guerra en Ucrania ha torpedeado los vínculos entre Pekín y Bruselas. Es un naufragio para China tras haber insistido en su neutralidad y priorizado la protección de las relaciones con la UE en el conflicto. Los partidarios en Bruselas de la línea dura estadounidense se han impuesto a los que defienden una política autónoma e independiente. La campaña diplomática y los discursos revelan la urgencia china de alejar a Europa de Washington. Pekín subraya los beneficios económicos (venta de gas y de armas) y geopolíticos (refuerzo de su alianza con Europa y resurrección de la OTAN) que le reporta el conflicto ucraniano a Washington y ha pedido a Europa que se desmarque de los que "avivan el fuego con gasolina".

Es improbable que de la visita de Sánchez salgan novedades sobre Ucrania. La disciplina europea sobre el conflicto sugiere que repetirá a Xi las mismas inquietudes y pretensiones y escuchará la misma respuesta que los líderes europeos que han pasado y pasarán por Pekín. El único elemento inédito es que podrá debatir los 12 puntos del plan de paz con Xi. Fuentes oficiales de la Moncloa subrayan la afinidad en asuntos como el respeto de los principios de soberanía e integridad territorial y el rechazo al uso del arma nuclear y aplauden el paso adelante chino en la resolución de la guerra. Recuerdan, sin embargo, la relevancia de diferenciar a agresor y agredido ante la nebulosa equidistancia china. El debate sobre el plan de paz es, en cualquier caso, un notable contraste frente al desprecio con el que fue acogido por Estados Unidos.

El "mejor amigo" en Europa

España es otra oportunidad en la estrategia china de acercarse a Europa. Es un país visto con cariño aquí, de toreros, flamencos y futbolistas. Encabezó el deshielo post-Tiananmén y a menudo es referido como "nuestro mejor amigo en Europa". No ha tenido serios roces con China, si descontamos aquella quijotesca investigación en la Audiencia Nacional del presunto genocidio tibetano, ni contribuye a los discursos más beligerantes contra Pekín. La cumbre bilateral en Madrid en 2018 dejó buen sabor de boca a ambas partes y tras el paréntesis pandémico profundizarán en aquella declaración de cooperación en varios sectores.

No es fácil para China compatibilizar el entusiasta apoyo retórico a Moscú y unas saludables relaciones con Europa. El drama no es sólo geopolítico sino económico. Sigue en el congelador el pacto de inversiones firmado en 2020 tras siete años y 35 rondas de negociaciones. Impiden su implementación las sanciones chinas a europarlamentarios en respuesta a las impuestas por los desmanes en Xinjiang y el posterior alejamiento por la guerra en Ucrania. En la inminente presidencia española de la UE ve China una oportunidad para normalizar las relaciones con Bruselas.

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