Malestar social

Francia va a la huelga general en protesta contra la reforma de las pensiones de Macron

Los sindicatos impulsan una jornada de movilización contra la medida que elevará de 62 a 64 años la edad de jubilación

Está previsto que cierren un tercio de las escuelas y el tráfico de trenes y metros quede muy afectado

El presidente francés, Emmanuel Macron, durante un acto esta semana en París.

El presidente francés, Emmanuel Macron, durante un acto esta semana en París. / LUDOVIC MARIN / POOL / EFE

Enric Bonet

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Pistoletazo de salida al conflicto social en Francia por la reforma de las pensiones. Los sindicatos galos confían en dar un golpe en la mesa contra la voluntad del Gobierno de Emmanuel Macron de aumentar de 62 a los 64 años la edad mínima para jubilarse (con 42 o 43 años cotizados). Han convocado para este jueves una huelga general contra esta medida, la más dura sobre el sistema de pensiones desde que el presidente conservador Nicolas Sarkozy elevó en 2010 la edad legal de jubilación de los 60 a los 62.

"Será una movilización muy, muy fuerte", aseguró el secretario general de la CGT, Philippe Martinez, en declaraciones a la cadena de televisión France 3. "Debe ser igual de importante que las de 1995 o 2010", añadió refiriéndose a otras históricas movilizaciones contra intentos de recorte del avanzado sistema de jubilación en Francia, uno de los países europeos con un menor porcentaje de gente mayor pobre. Por primera vez desde 2010, las organizaciones sindicales han compuesto un frente unitario —desde la moderada CFDT hasta las más combativas CGT y Sud-Solidaires— para combatir esta impopular medida.

Hasta un 66% de los franceses se oponen a la reforma, según un sondeo del instituto Elabe, publicado este miércoles en la cadena BFM TV, en que se observa un incremento considerable de aquellos que rechazan la medida. El texto, que será presentado el lunes que viene en el Consejo de Ministros, también exigirá haber cotizado 43 años a partir de 2027 para cobrar una pensión completa, en lugar de 2035 como está previsto en la legislación actual. Aquellos que no logren cotizar durante todo este periodo deberán jubilarse a los 67 años o bien aceptar una pensión bastante más baja. 

Una reforma "injusta" y "brutal"

"El sistema de pensiones está en el corazón del pacto social, representa el capital de aquellos que no disponen de un capital heredado", explica a EL PERIÓDICO el politólogo Jean-Marie Pernot, especialista de las organizaciones sindicales y autor del libro Le syndicalisme d’après, sobre uno de los pilares más sensibles del modelo social galo, que los sindicatos y trabajadores defienden con uñas y dientes. Este investigador asociado al IRES cree que la huelga del jueves "resultará probablemente un éxito".

"Se trata de una reforma brutal y nos vamos a movilizar por la injusticia de que los más pobres y los trabajadores paguen por los pequeños problemas de financiamiento del sistema de pensiones", declara Caroline Pecqueur, profesora y militante del sindicato SNUipp-FSU, refiriéndose a un modelo de pensiones que actualmente es excedentario, pero el Ejecutivo teme que acumule un déficit de unos 13.000 millones de euros en 2030. "Quizás el proyecto de reforma de 2019 —un sistema por puntos que debía reemplazar al modelo actual de distintos regímenes de cotización— resultaba más perjudicial para los profesores, pero ahora está más presente la convicción de que se trata de una reforma injusta", añade Pecqueur. 

Según el SNUipp-FSU, principal organización en la educación primaria en Francia, "al menos una tercera parte de las escuelas estarán cerradas" y el 70% de los maestros harán huelga. "Desde 2019, no habíamos tenido estos niveles de movilización", afirma Pecqueur, refiriéndose a la oleada de protestas contra la primera reforma de las pensiones de Macron, al final abortada por la irrupción del covid-19.

Seguimiento importante en transportes y educación

Como suele suceder con las jornadas de huelga en Francia, el seguimiento variará en función de los sectores. Está previsto un respaldo multitudinario entre los agentes ferroviarios —apenas circularán trenes regionales y menos del 30% de los de alta velocidad—, los conductores de autobús y metro —solo circularán con normalidad las dos líneas de metro (de un total de 16) robotizadas en París—, en el sector energético y en el conjunto de la función pública. Incluso los sindicatos de policías respaldan la movilización, algo poco habitual.

En el sector privado, el apoyo resultará mucho más heterogéneo. Pero ya han anunciado que apoyan la movilización sectores tradicionalmente poco contestatarios, desde el cuerpo diplomático hasta los asalariados de las empresas de videojuegos, pasando por los empleados de Amazon y las vendedoras y vendedores de Sephora. Esta jornada representa "una prueba tanto para los sindicatos como los partidos de izquierda", afirma Pernot, sobre una huelga en que se medirá la capacidad de las organizaciones sindicales para volver a movilizar de manera multitudinaria, tras las dificultades que han tenido desde la pandemia.

Pese a la creciente presión social, el Ejecutivo centrista se mantiene inflexible. "Esta reforma será adoptada y entrará en vigor", ha advertido Aurore Bergé, responsable del grupo parlamentario del partido del presidente en la Asamblea Nacional. El macronismo está perdiendo la batalla del relato. No están calando en la opinión pública sus argumentos de que "hace falta trabajar más tiempo" para compensar un posible déficit del sistema de pensiones dentro de 10 años. Por azares del calendario, Macron seguirá esta huelga general desde Barcelona, donde se reúne con Pedro Sánchez en la cumbre hispanofrancesa. Desde el palacio de Montjuïc, en lugar del Elíseo, estará pendiente de una jornada que puede marcar su segundo mandato.