Protestas por la inflación

Una huelga por la subida de los salarios paraliza el metro en París

Los sindicatos organizan un paro laboral muy respaldado en la RATP y con un seguimiento bastante menor en otros sectores

Solo dos líneas (de un total de 16) funcionan con normalidad en la capital francesa

Protesta de CGT en París durante la jornada de huelga convocada en Francia, este jueves.

Protesta de CGT en París durante la jornada de huelga convocada en Francia, este jueves. / THOMAS SAMSON

Enric Bonet

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La circulación del metro de París prácticamente interrumpida. El funcionamiento de los transportes metropolitanos de la capital francesa se vio muy afectado este jueves por una huelga muy concurrida. Solo dos líneas de metro (las que disponen de un piloto robotizado) funcionaron con normalidad, mientras que en cinco, de un total de 16, no circuló ningún vagón y el resto solo en las horas punta, con importantes retrasos. Con este paro laboral, respaldado por todos los sindicatos, los trabajadores de la RATP exigen subidas salariales ante la inflación y mejoras de las condiciones de trabajo.

La huelga afectó de manera más que considerable la movilidad en París, una ciudad que acoge cada día a millones de trabajadores de su periferia. Esta mañana se formaron atascos en unos 334 kilómetros en la región parisina, mientras que en un día normal suele haberlos en 200 kilómetros. También hubo una gran concentración de pasajeros y vagones saturados en aquellas líneas de metro o trenes de cercanía que funcionaban, aunque con menor frecuencia.

"Solo han aumentado los salarios un 1,1%"

"Solo hemos tenido un aumento del sueldo del 1,1% en todo este año a pesar de una fuerte inflación", de más del 7%, dijo para justificar esta movilización Vincent Gautheron, secretario de la CGT —segundo sindicato más importante de Francia— en la RATP, cuyo nuevo presidente es el ex primer ministro Jean Castex. El jefe del Gobierno hasta mayo de este año asumirá la semana que viene las riendas de la empresa de los transportes metropolitanos de París, reputada por la combatividad de sus trabajadores.

"Estamos preparados, estamos preparados para ello", respondió Arole Lamasse, secretario general de la UNSA entre los trabajadores de los transportes parisinos, tras ser preguntado sobre la posibilidad de que este paro de un día desemboque más adelante en uno de indefinido. Este jueves había cierto sentimiento de déjà vu en París. La movilización de los empleados de la RATP ya había sido la punta de lanza de las multitudinarias protestas contra la reforma de las pensiones a finales de 2019.

Seguimiento menor en otros sectores

Aprovechando esta huelga de los conductores de metro y autobuses, la CGT convocó para este jueves una jornada de protestas y huelgas sectoriales en el conjunto del país. Sin embargo, el seguimiento en los otros sectores resultó mucho menor. Por ejemplo, la circulación de trenes casi no se vio alterada. Más de 150 manifestaciones se celebraron en el país vecino, aunque estas no tuvieron un gran seguimiento.

"La huelga en las refinerías —dejó sin combustible a un tercio de las gasolineras del país vecino— sirvió para poner en el centro del debate la cuestión de los salarios. Aunque la movilización de hoy no sea formidable, sirve para mantener la presión sobre el Gobierno", sostiene Laurent Vinciguerra, un conductor de autobuses y militante de la CGT presente en la manifestación parisina, en declaraciones a EL PERIÓDICO DE CATALUNYA.

En lugar de incentivar las subidas de sueldo, el Gobierno de Emmanuel Macron ha priorizado las medidas para limitar el incremento de los precios energéticos y la concesión de primas libres de impuestos por parte de las empresas, aunque la mayoría de ellas ni siquiera dan estas primas. "Los salarios se ganan todos los meses, representan cotizaciones sociales. Las primas solo son un trago de una vez", declaró Philippe Martinez, secretario general de la CGT, crítico con esta política del Ejecutivo centrista.

Cuarta protesta desde septiembre

La de este jueves representa la cuarta jornada de protestas nacionales de los sindicatos desde la rentrée en septiembre. El 18 de octubre, unas 300.000 personas, según los sindicatos, se movilizaron en el conjunto de Francia. Unos niveles de movilización muy inferiores al más de un millón de personas que sacaron a la calle a finales de 2019, aunque fue una de las manifestaciones sindicales más importantes en el país vecino desde la pandemia.

Desde entonces, la CGT organizó una jornada de huelgas y manifestaciones el 27 de octubre y otra este jueves. Ambas tuvieron un seguimiento inferior al 18 de octubre. Pese a una inflación del 7,1% —y del 9,9% en el caso de los alimentos—, a los sindicatos franceses les está costando desbordar las calles, pese haber protagonizado exitosas huelgas en algunas empresas, como Total o Engie, con las que lograron subidas salariales significativas.

"Aunque hay motivos de sobra por los que protestar en Francia, las movilizaciones se han visto limitadas en algunos sectores, como las refinerías o la RATP", recuerda el politólogo Dominique Andolfatto, profesor en la Universidad de Borgoña y autor del libro Anatomie du syndicalisme. "De momento, estas protestas no tienen tanta fuerza como las de Reino Unido o Bélgica", añade.