Elecciones en Brasil

Bolsonaro se lanza a la calle con amenazas y un discurso sexista para acortar distancias con Lula

El presidente ha convertido las fiestas del Bicentenario de la Independencia de Brasil en una demostración de fuerza electoral

Por el momento, el capitán retirado se encuentra ahora 10 puntos detrás de Luiz Inacio Lula da Silva

Bolsonaro ataca a Lula en el debate con la corrupción de su Gobierno

Bolsonaro ataca a Lula en el debate con la corrupción de su Gobierno / EFE / Joédson Alves

Abel Gilbert

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"Ahora o nunca". Con esa consigna, Jair Bolsonaro ha intentado este miércoles dar una demostración de fuerza de cara a la primera vuelta electoral prevista el 2 de octubre. El presidente de Brasil ha transformado la conmemoración por los 200 años de la Independencia de Brasil en algo más que un acto proselitista. El "capitán del pueblo", como lo define su publicidad electoral, intenta asociar su figura de ultraderechista con los mismos destinos del país.

Bolsonaro ha encabezado primero los festejos en Brasilia. Una multitud lo vio frente a la explanada de los Ministerios. "Somos cien mil", ha dicho el locutor. "No, somos un millón", lo obligaron a corregirse. Y entonces el líder ultraderechista ha agitado una bandera brasileña con la imagen de un feto y lemas contra el aborto y las drogas. Bolsonaro ha recordado que el país ha atravesado "momentos difíciles", y ha citado dos destituciones presidenciales: la de 1964, llevado a cabo por los militares, y la de 2016, cuando tuvo lugar el juicio político en el Congreso y se votó, con la mano alzada de Bolsonaro, por cesar a la presidenta Dilma Rousseff: “Ahora en el 22. La historia puede repetirse. El bien siempre ha vencido al mal. Estamos aquí porque creemos en nuestro pueblo, y nuestro pueblo cree en Dios".

La agresividad del capitán retirado parece darle ciertos frutos. Si hace una semana Luiz Inácio Lula da Silva, del Partido de los Trabajadores (PT) le sacaba 12 puntos de ventaja, la encuesta de Quaest conocida este miércoles redujo a 10 puntos esa diferencia. Y todavía faltan 25 días para la primera vuelta. Por hora, Lula derrotaría a Bolsonaro en un segundo turno. Sin embargo, los diseñadores de la campaña electoral del mandatario creen que ese augurio es prematuro y todo podría cambiar. El ala radical de un Gobierno de por sí excesivamente ideologizado confía que la mejora de la situación económica y la ayuda estatal a los sectores sociales menos favorecidos ayudarán a mejorar las condiciones de cara a la votación de la última semana de octubre. Pero, a la vez, el bolsonarismo redoblará su campaña en las redes sociales donde se mueve como un pez en el agua de las fake news y la difamación.

Sexismo

El mandatario apenas hace esfuerzos para reprimir su sexismo. Durante su discurso en Brasilia exaltó a la primera dama, Michelle Bolsonaro, pero para denigrar a la esposa de Lula, la socióloga Rosângela Silva, conocida como Janja. "Podemos hacer varias comparaciones, incluso entre primeras damas. No hay nada que discutir. Una mujer de Dios, de la familia y activa en mi vida. A mi lado, no. A veces está delante de mí. Les digo a los hombres solteros: busquen una mujer, una princesa, cásense con ella para ser aún más felices". La multitud lo festejó. "Además de ser un paria internacional por la falta de seguridad y estabilidad política, ahora el país también se convierte en el hazmerreír por los discursos sexistas de su líder. Brasil no merece el gobierno que tiene", dijo Simone Tebet, candidata presidencial del centrista MDB, cuarta en los sondeos.

"El 7 de septiembre debe ser celebrado con alegría y unidad por todos los brasileños. Desgraciadamente, esto no es lo que ocurre hoy en día. Este Gobierno ha abandonado al pueblo y ha estado destruyendo el país. Utilizan nuestra bandera para mentir, predicar el odio y fomentar la venta de armas. Amenazan nuestra soberanía y nuestras riquezas", ha señalado por su parte Lula en su publicidad.

Crece la tensión

De Brasilia, Bolsonaro se ha ido a Río de Janeiro. Primero ha encabezado una caravana de motociclistas. Luego repitió el contenido de su primera alocución. Lula fue blanco de sus ataques. "Esa gente tiene que ser extirpada. No soy muy educado, hablo de manera grosera, pero no soy un ladrón". Como era de suponer, Bolsonaro ha dejado entrever su desconfianza frente al sistema electoral. Para el presidente, las urnas electrónicas, que funcionan desde los años noventa, no garantizan la transparencia de la contienda. Bolsonaro ganó los comicios en 2018 con las mismas reglas que ha intentado cambiar desde hace dos años.

El capitán retirado ha vuelto a cargar contra el Tribunal Supremo Federal (STF) y, en particular, su principal autoridad, Alexandre de Moraes. "Todo el mundo sabe lo que es", ha dicho, y ha prometido limitar sus acciones cuando sea reelecto. A su vez se ha burlado de las actuacioness del presidente del Tribunal Superior Electoral (TSE), Edson Fachin, quien autorizó una investigación contra empresarios simpatizantes de Bolsonaro que, en un grupo privado de Whatsapp, dijeron preferir un golpe de Estado a un triunfo de Lula. La respuesta presidencial ha sido ubicar a su lado a uno de los involucrados en ese escándalo, el magnate Luciano Hang. El pastor evangelista Silas Malafaia ha sido otro de los invitados especiales. No faltaron otros representantes de las iglesias pentecostales cuya feligresía intenta ser seducida por Lula.