Tensión geopolítica

China carga contra el "vasallaje" de Europa hacia EEUU

La OTAN no considera neutral a Pekín porque las autoridades chinas han evitado condenar la invasión

Vladímir Putin y Xi Jinping, durante su reunión en Pekín el pasado 4 de febrero con motivo de la inauguración de los Juegos Olímpicos de invierno.

Vladímir Putin y Xi Jinping, durante su reunión en Pekín el pasado 4 de febrero con motivo de la inauguración de los Juegos Olímpicos de invierno. / ALEXEI DRUZHININ / KREMLIN / SPUTNIK

Adrián Foncillas

Adrián Foncillas

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La OTAN es un "fósil" de la guerra fría que atenta contra la paz y la seguridad en todo el mundo, "pertinaz invasora" y "destructora" de países soberanos como Libia y Afganistán y al servicio de un puñado de viejas potencias que prorrogan su hegemonía global "con bombas". No son argumentos novedosos en la prensa china pero nunca se habían expuesto con tanta asiduidad y brío como estos días. Que China fuera señalada como "desafío" y no amenaza en la cumbre de Madrid tampoco sedó el ánimo.

Domina la sorpresa en China porque no se ha metido en guerras en casi medio siglo ni ansía exportar su sistema político ni comparte fronteras con ningún país de la OTAN ni ha abandonado la neutralidad en Ucrania. No condenó el ataque ni secundó las sanciones y culpó a la expansión de la organización del desaguisado a la vez que pidió el respeto a la soberanía ucraniana, aclaró que Rusia no es aliada sino socia y no le ha prestado el auxilio militar que Estados Unidos había anunciado. La declaración de la OTAN se explica en China por el "vasallaje" europeo hacia Washington. Un diplomático europeo en Pekín lo niega y recuerda que Pekín criticó por primera vez la política de defensa de la UE.

Ucrania ha deteriorado las relaciones chinas con Europa, prioritarias sobre las rusas, y en Madrid debutaron naciones asiáticas. Los relevos presidenciales en su vecindario impiden la euforia. El líder conservador surcoreano Yoon Suk-yeol se desliza hacia Washington, no parece que el progresista primer ministro de Australia Anthony Albanese vaya a recuperar la sintonía sino-australiana que arruinó su predecesor Scott Morrison y todo sigue igual en el Japón del Gobierno encabezado por Fumio Kishida. Estados Unidos ha sumado las organizaciones militares del AUKUS (junto a Australia y el Reino Unido) y el QUAD (con Australia, India y Japón) a las decenas de miles de tropas apostadas en el Pacífico desde la segunda guerra mundial. Su presencia había pasado del agobio a la asfixia antes del anuncio de la OTAN.

La OTAN recela de China

“La OTAN no considera neutral a China porque no ha condenado el ataque y también a alude a sus ciberataques a países europeos”, señala Ramón Pacheco, profesor de Relaciones Internacionales del King's College, tras asistir a la cumbre de Madrid. “Estados Unidos promueve la idea de la amenaza china y para contenerla necesita también a socios asiáticos. Es un asunto de seguridad pero también de política: Washington considera que durante muchos años se han beneficiado de su paraguas militar y ahora requiere su ayuda contra China. Pero las posturas no son las mismas. Japón y Corea del Sur son menos beligerantes y cualquier comunicado conjunto exige negociaciones”, continúa.

Era previsible que Estados Unidos recuperase con Joe Biden algo del liderazgo global que Trump desdeñaba. Su diplomacia asilvestrada y la retirada de los acuerdos climáticos de París y del mastodóntico Acuerdo Transpacífico de Cooperación Económica fomentaron la desconfianza. La cumbre de la OTAN subraya el éxito de Biden, más por Ucrania que por sus esfuerzos y talentos.

Ahora le urge a Pekín disipar la sensación de que su auge amenaza al mundo. El abandono de la vía de los hechos consumados y cierto matonismo en el mar del Sur de China o jubilar las mohosas rencillas con India, por ejemplo, no le harán ningún daño. “Están en proceso de aumentar la sintonía con India y Brasil pero no es fácil y habrá altibajos. China ha multiplicado la actividad diplomática y sirve de prueba su apoyo a la entrada de Argentina e Irán en el BRICS (Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica). Seguirá, si la pandemia lo permite, trabajando en la línea comercial”, juzga Xulio Ríos, director del Observatorio de Política China. “Pekín necesita políticas que activen las dudas en Occidente y normalicen su relación con la UE. Ni Europa ni Asia se fían por completo de la solidez de la alianza con Estados Unidos. Comparten una cierta preocupación pero el enfoque es diferente. Y existe el miedo sobre las siguientes elecciones con el riesgo de que regrese Trump o un trumpista”, continúa.

Cuesta creer que un puñado de años atrás aún debatía Washington si China era un aliado o un rival y sus mayores lamentos eran la piratería y el devaluado yuan que aceitaba sus exportaciones. Incluso los aranceles y los ataques a Huawei y otras tecnológicas chinas de Trump parecen hoy travesuras. El auge de China, que pasará de sexta a primera economía en una generación, ha afilado las políticas de Estados Unidos y sentado la certeza de que urge ponerle palos en las ruedas. El escenario de una inminente guerra fría es ya optimista. Las alusiones de Washington a China como un peligro existencial para el mundo libre parecido a la Alemania nazi, la presentación de las tropelías contra los uigures como genocidios, el fulgurante aumento de la hostilidad hacia China de su opinión pública (del 30 al 70 % en pocos años) y la red de organizaciones militares en su patio trasero sugiere un escenario bastante peor. El embajador europeo juzga que otra guerra mundial ya no es imposible.

"A Estados Unidos no le ha funcionado la guerra comercial ni la tecnológica y sólo le queda la militar si quiere preservar el liderazgo global. El calendario no va más allá de esta década porque China la superará más adelante. El plan de Washington es evitar el sorpasso o, al menos, influir en un cambio de régimen en China. Muchos think tank estadounidenses ya asumen que esta generación tendrá que librar guerras en Europa, en Asia o en ambas”, sostiene Ríos. Sobre esa senda belicista que apuntaló la declaración de la OTAN y la entusiasta participación de Europa en un asunto hegemónico ajeno alertaba la prensa china.