Fuerte seguridad

Francia, Alemania e Italia dan un claro respaldo a la concesión de país candidato a Ucrania

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Emmanuel Macron, Olaf Scholz y Mario Draghi se desplazan a Kiev para mostrar su sostén al Gobierno ucraniano

Irene Savio

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El presidente francés, Emmanuel Macron; el canciller alemán, Olaf Scholz, y el primer ministro italiano, Mario Draghi, realizaron este jueves una delicada visita, por el momento político y militar que atraviesa la contienda, a la capital ucraniana. Los líderes de las tres mayores economías europeas se desplazaron hasta Kiev para reunirse con el presidente ucraniano, Volodímir Zelenski, en una fase de estrés para el Ejército ucraniano en el este del país y cuando se avecinan diversas cumbres internacionales en las que los países están llamados a tomar decisiones acerca de la guerra de Rusia en Ucrania.

Con este preámbulo, la visita estuvo marcada por una amalgama de gestos simbólicos, declaraciones de buenas intenciones, y una cita importante para la política europea en el trasfondo: la reunión de la próxima semana en la la Unión Europea (UE) que se habrá de decidir si la Unión Europea (UE) acepta que Ucrania se convierta en país candidato a entrar en el club europeo, y si esta postulación conllevará condiciones. En este contexto, el encuentro ratificó la intención de Francia, Alemania e Italia de apoyar la candidatura ucraniana

Draghi, el jefe de Gobierno del país que en mayor medida ha apoyado a Ucrania en este asunto, fue el más claro al respecto. "Italia quiere que Ucrania esté en la EU y mantendrá esta postura en el próximo Consejo Europeo", afirmó el mandatario italiano. "Los cuatro deseamos que Ucrania adquiera de forma inmediata el estatus de país candidato a la adhesión", añadió, por su parte, Macron. Mientras que el canciller alemán agradeció a Zelenski la decisión de aceptar la invitación a participar en el próximo G-7 que se celebrará el 26 y 28 de este mes en el castillo alpino de Schloss Elmau.

Cumpliendo con los deseos del Gobierno ucraniano, Macron también reiteró su intención de acelerar la entrega de armas al país, un asunto sobre el que Kiev ha estado presionando a la UE, y en especial a Alemania. "Ucrania necesita sistemas antimisiles modernos. Hicimos esta petición mucho antes de que comenzara la invasión rusa. Estos retrasos no se pueden justificar", dijo el miércoles Zelenski, cuyo Gobierno sostiene que solo se ha recibido el 10% del armamento reclamado. "Hay una correlación directa: cuantas más armas tengamos, más rápido podremos liberar nuestro país y nuestra gente", repitió un día después el ucraniano.

Con ello, los líderes europeos no desperdiciaron la oportunidad también para mostrar su condena a la agresión rusa. Tras arribar a Kiev en un tren nocturno en el que viajaron juntos, se dirigieron -antes de reunirse con Zelenski- a Irpin, una de los pueblos-escudo que durante semanas, entre febrero y marzo, frenaron el avance de las tropas rusas hacia la capital ucraniana. Y allí mismo también hablaron de la reconstrucción de las zonas destruidas por los combates, para las que Ucrania también ha pedido la ayuda económica de Europa. 

En este contexto, Scholz hizo un llamamiento a la "solidaridad" para que "Ucrania pueda reconstruir su país" y Draghi aseguró que "todo" se reconstruirá, según puntualizó en un aparte de un acto con el ministro de Desarrollo Territorial, Oleksiy Chernyshov.  En estas circunstancias, los tres políticos europeos y el ucraniano apartaron de esta manera -al menos públicamente- las fricciones de los días anteriores, en particular la irritación de Kiev por la petición de Francia de "negociar con Rusia (…) cuando Ucrania haya vencido", tal como dijo el presidente francés. De hecho, en declaraciones a Reuters previas a la visita, un oficial francés explicó que uno de los objetivos de la visita era entender "qué significa para Zelenski ganar militarmente la guerra". 

La duda aquí es si Macron, Draghi y Scholz tuvieron una respuesta, un asunto no secundario para muchos estados europeos, por toda una serie de repercusiones que el conflicto está teniendo también en sus países y en el mundo, como la crisis alimentaria global, las alzas en los precios de los combustibles, la inflación, y los cortes al suministro del gas. Reflejo de ello ha sido el anuncio del miércoles de la petrolera italiana ENI de que la rusa Gazprom decidió reducir del 15% sus envíos de gas a Italia. Este mismo jueves fue el turno de la francesa Engie, la eslovaca SPP y la austriaca OMV, que también fueron informadas por la compañía rusa de una reducción en su suministro, en una clara señal de protesta por las sanciones que está recibiendo la industria de Rusia.