El desafío ruso

La resistencia en Mariúpol pide una salida negociada para evitar su aniquilación

Guerra Rusia - Ucrania hoy, última hora EN DIRECTO

El comandante de las fuerzas ucranianas en la planta de Azovstal pide al mundo que medie para que civiles y militares sean trasladados a un tercer país

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La dramática situación que se vive en Mariúpol, la ciudad portuaria del este de Ucrania arrasada por los bombardeos rusos, sigue lejos de amainar. Horas después de que la aviación del Kremlin recrudeciera su martilleo sobre la planta siderúrgica de Azovstal, uno de los últimos bastiones de resistencia ucraniana en la ciudad, las fuerzas locales que permanecen atrincheradas bajo sus instalaciones junto a centenares de civiles emitieron un comunicado pidiendo al mundo que les ayude a escapar de la ratonera en la que están atrapados. "Les rogamos que nos transfieran al territorio seguro de un tercer Estado", imploró en un vídeo el comandante Serhiy Volyna, al mando de los militares ucranianos agazapados en la gigantesca planta acerera.

Sus hombres no se han rendido. En ningún momento habla de capitulación, la misma que Rusia lleva varios días exigiendo en forma de ultimátum a cambio de una promesa para dejar salir con vida a los ucranianos de la planta. Pero el tono es desesperado, como si sus opciones se hubieran agotado. "Esta es nuestra apelación al mundo. Podría ser la última. Puede que no nos queden más que unos días o unas horas", dice el comandante de la 36 Brigada Separada de Marines en el vídeo, grabado frente a una pared blanca de ladrillo. "Las unidades enemigas nos superan en diez a uno. Nos dominan por el aire, en artillería, tropas terrestres, armamento y tanques", añade Volyna. 

De acuerdo con su relato, así como el expresado a varios medios estadounidenses por algunos de sus soldados, en los túneles subterráneos de la planta hay además centenares de civiles y medio millar de heridos. Su suerte es incierta porque diversas informaciones sostienen que los bombardeos rusos no solo han destruido casi completamente la que era una de las mayores centrales metalúrgicas de Europa, sino que habrían alcanzado un "hospital improvisado" en la planta donde se resguardan unas 300 personas, de acuerdo con el exgobernador de la región de Donetsk, Serhiy Taruta.

Sangre en las manos

El sufrimiento de Mariúpol, uno de los últimos eslabones que le quedan a Moscú para poder controlar todo el territorio que se extiende desde Crimea hasta el Donbás, donde ha recrudecido su ofensiva para tratar de hacerse con esta región rusófila e industrial, ha exacerbado el tono de los dirigentes ucranianos, que siguen pidiendo una mayor asistencia militar a sus aliados occidentales. El jefe del equipo de negociadores ucranianos, Mykhailo Podolyak, afirmó que los líderes mundiales "tendrán las manos manchadas de sangre" si permiten que Rusia siga "matando a niños" en la planta de Azovstal. En el resto de la ciudad quedarían unos 100.000 civiles atrapados, de los cerca de 450.000 que vivían en Mariúpol antes de la guerra.

Durante la jornada lograron salir de la ciudad varios convoyes de autobuses, horas después de que las autoridades ucranianas anunciaran un "acuerdo preliminar" con Rusia para permitir la evacuación de civiles. El objetivo de Kiev era que se marcharan al menos 6.000 personas en dirección a la localidad sureña de Zaporiya. De conseguirlo, pasarían a engrosar los 7,1 millones de desplazados internos que ha dejado la guerra desde su inicio hace 56 días, según Naciones Unidas. Otros cinco millones se han refugiado fuera de las fronteras ucranianas.

Y, entre tanto, el Ejército ruso sigue intensificando su ofensiva sobre el Donbás. A primera hora de la mañana del miércoles, el Kremlin afirmó haber alcanzado durante la madrugada más de un millar de objetivos ucranianos con artillería y otros 73 con bombardeos aéreos. Para reforzar a su infantería en las llanuras de Lugansk y Donetsk, habría desplegado además a cerca de 20.000 mercenarios sirios, libios y paramilitares de Wagner, según fuentes europeas citadas por el diario 'The Guardian'.