Crisis en el país anatolio

La inflación se lo come todo en Turquía

La tasa de variación anual del IPC en el país anatolio se situó en marzo en el 61%, pero estudios independientes la colocan en el 140%

Esta subida desbocada se explica por la crisis de la moneda local y por los altos precios del petróleo y el trigo causados por la invasión rusa en Ucrania

El presidente turco, Recep Tayyip Erdogan, durante una visita a la ciudad rusa de Sochi, el pasado 29 de septiembre.

El presidente turco, Recep Tayyip Erdogan, durante una visita a la ciudad rusa de Sochi, el pasado 29 de septiembre. / VLADIMIR SMIRNOV / SPUTNIK

Adrià Rocha Cutiller

Adrià Rocha Cutiller

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Hace algo más de un mes, el señor Muharrem, propietario de un restaurante de comida rápida turca, tuvo una idea: los precios de su comida aumentaban, se disparaban, se convertían en inaccesibles, y en una relación inversamente proporcional, sus clientes se iban. 

Así que el señor Muharrem se inventó un dürüm -el típico rollo de carne y verduras turco- sin carne y solo con lechuga, tomate y cebolla. Lo llamó dürüm vacío, se vendía extremadamente barato y, durante un tiempo tuvo éxito, sobre todo entre estudiantes. 

"Hace 28 años que estoy aquí con este negocio y debo decir que nunca habíamos pasado momentos tan difíciles como los que llevamos viviendo este último año", dijo el señor Muharrem hace una semana a la televisión opositora turca Halk TV.

"Nos dimos cuenta de que muchos estudiantes venían y al no tener dinero compartían una porción de comida entre dos personas. Por esto hicimos los dürüms vacíos. Nuestro objetivo es que los estudiantes puedan comer, llenar sus estómagos. Por esto lo hacemos", añadió.

No es el único ejemplo: las redes turcas se han llenado las últimas semanas de casos parecidos, con comida vendiéndose en raciones muy pequeñas o en versiones más reducidas de lo normal. El motivo es siempre el mismo: la gran inflación que sufre el país anatolio por la crisis de la divisa del año pasado sumada, además, al alza del precio del petróleo y del trigo por la invasión rusa en Ucrania

Los números asustan. Si España y Europa están en máximos de inflación históricos y no llegan al 10% interanual, la variación del IPC de Turquía respecto a 2021 se situó en marzo en el 61%. Y esa es solo la cifra oficial: según un estudio independiente, la cifra real de inflación se acercaría al 140%, algo que casaría más con la realidad de lo que se vive en la calle. 

Subidas y bajadas

"Turquía entrará en los libros de introducción a la economía como un mal ejemplo de lo que hacer. La inflación que tenemos es 10 veces más alta que en el mundo. Y el empobrecimiento en el que vivimos ahora podría haber sido prevenido fácilmente con una subida de los tipos de interés a tiempo", explica la economista turca Seda Demiralp, que culpa a las políticas del Gobierno de Recep Tayyip Erdogan de la situación.

El presidente turco se ha mostrado en múltiples ocasiones en contra de subir los tipos de interés, pues considera que son el mal que hace subir la inflación. La teoría económica asegura lo contrario: cuanto más caro sea endeudarse, menos dinero habrá en circulación y, por lo tanto, la inflación bajará. 

Turquía está realizando lo contrario. "La inflación es una señal de que se debe frenar en una economía. Responder a esta señal con tipos de interés negativos -tipos de interés que estén más bajos que la inflación- es como dopar a un atleta que está sufriendo. Cuanto más se dope al deportista más difícil es solucionar su cansancio. Y al final, la pobreza y la incertidumbre que crea una inflación del 61% dañan el crecimiento", continúa Demiralp.

Dañar la percepción

Después de la entrevista con la televisión opositora, su dürüm vacío se hizo famoso y viral en Turquía, y el señor Muharrem se asustó. Entre las visitas de los curiosos y de más medios que querían hablar con él, a su restaurante llegó una carta

Era una citación judicial que le explicaba al señor Muharrem que estaba siendo investigado por "insultos al presidente", crimen por el que se juzgan a decenas de miles de personas al año en el país anatolio, y por "haber dañado la percepción sobre la economía turca".

Tras salir de declarar, le dejaron libre y justo después retiró su dürüm vacío de la carta. "A partir de ahora se han terminado las entrevistas y los experimentos con nuestras ofertas", comenta ahora el señor Muharrem en su restaurante. 

"Pero no tenga miedo, hombre", le contesta un comensal, atrevido. "No es miedo, hijo", contesta el señor Muharrem, "es supervivencia".

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