El desafío ruso

Rusia acerca sus ataques a las fronteras de la OTAN

Al menos 35 personas mueren en el bombardeo contra una base militar situada a tan solo 15 kilómetros de Polonia // EEUU advierte de que la Alianza responderá si los misiles rusos entran en los confines de la Alianza

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yavoriv / Reuters

Irene Savio

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La guerra de Rusia en Ucrania se acerca, cada día más, a las fronteras de la Unión Europea y la OTAN. En el decimoctavo día de invasión, una serie de ataques con misiles contra instalaciones militares ucranianas, lanzados por el ejército ruso, afectaron este domingo a la provincia de Leópolis (Lviv), en el oeste del país, cerca de la frontera con Polonia, un país que es también miembro de la Alianza Atlántica. Al menos 35 personas han muerto y más de cien han resultado heridas como consecuencia de esos ataques, según informaron las autoridades ucranianas.

A partir de las tres y media de la madrugada, horario en que las sirenas antiaéreas se volvieron a disparar también en la ciudad de Leópolis, el ataque ruso volvió a sembrar pánico entre la población. Muchos bajaron a los refugios, mientras que otros —especialmente las mujeres y los ancianos, que son los que no están obligados a permanecer en el país— empezaron a plantearse seriamente abandonar Ucrania. Y es que, tal como había amenazado Moscú el día anterior, cuando anunció que consideraría un “objetivo legítimo” cualquier apoyo militar a Ucrania procedente de fuera de sus fronteras, el ataque afectó a una base militar ubicada en la localidad de Yávoriv, a unos 15 kilómetros en línea recta de la frontera con Polonia y a unos 50 kilómetros de Leópolis, ciudad ucraniana que hasta ahora había sido considerada “segura”.

Instructores extranjeros

En concreto, el ataque estuvo dirigido al llamado Centro Internacional para la Paz y la Seguridad (IPSC, por sus siglas en inglés), el cual, según declaraciones de las autoridades rusas recogidas por las agencias de ese país, no se usaba solo para almacenar armas procedentes de otros países, sino también para el entrenamiento de voluntarios extranjeros. Una información que fue, en parte, confirmada por el Gobierno ucraniano. “Rusia atacó el Centro Internacional para la Paz y la Seguridad cerca de Lviv. Instructores extranjeros trabajan aquí”, afirmó en un tuit el ministro de Defensa ucraniano, Oleksii Reznikov.

“Este es un nuevo ataque terrorista contra la paz y la seguridad cerca de las fronteras con la OTAN y la Unión Europea”, añadió Reznikov al pedir nuevamente a los países occidentales y la OTAN que cierren el espacio aéreo de Ucrania para debilitar la ofensiva rusa. "Hasta 180 mercenarios extranjeros y sus centros de entrenamiento, así como un gran lote de armas extranjeras, han sido destruidas en instalaciones militares de la región de Leópolis", afirmó, por su parte, el portavoz del Ministerio de Defensa ruso, Igor Konashenkov, que dio una cifra diferente a la ucraniana respecto al número de fallecidos. Por su parte, fuentes del Gobierno ucraniano no pudieron confirmar a esta periodista la nacionalidad de los fallecidos.

Advertencias de EEUU

En cualquier caso, el ataque llega después de que, ya el viernes, la ofensiva rusa se intensificase en el oeste del país, con ataques en Ivano-Frankivsk y en Lutsk, donde también hay un aeropuerto militar. Algo que ha hecho que algunos analistas consideren que Moscú ha decidido cortar los envíos de armas y medicinas desde el oeste hacia a Kiev, así como hacia el este y sur del país, donde la martirizada Mariúpol sufre un dramático asedio desde hace días. Tanto que el propio presidente ucraniano, Volodímir Zelenski, volvió a subrayar que la situación de los civiles allí atrapados es desesperada. "Bloquean incluso (el trabajo) de los sacerdotes de la Iglesia Ortodoxa que acompañan un cargamento con comida, agua y medicinas", dijo Zelenski, en una nueva intervención pública.

Estados Unidos quiso, por su parte, dejar claro que si un misil o una bomba rusa cayese, incluso por error, sobre cualquier país miembro de la OTAN, la Alianza “respondería”, según dijo el asesor de Seguridad Nacional estadounidense, Jake Sullivan, sin mencionar el caso de la base de Yároriv. Además, Sullivan afirmó que EEUU ignorará las amenazas de Moscú y seguirá dando asistencia militar a Ucrania. "Creemos que podremos seguir enviando cantidades sustanciales de asistencia militar y armas a las líneas del frente para ayudar a los ucranianos a garantizar que Ucrania sea un fracaso estratégico para Putin", aseguró Sullivan en declaraciones a la cadena de televisión estadounidense CNN.

En este clima belicista contaminado por la propaganda, la ONU confirmó que un total de 596 civiles ucranianos han muerto y 1.067 han resultado heridos desde el principio de la invasión rusa; unas cifras que difieren de las anunciadas por el Gobierno de Kiev (como también ocurre con el número de soldados rusos y ucranianos fallecidos en los combates). Un baile de cifras del cual también la población empieza a recelar.

“Tal vez lo hagan para mantener alta la moral de la gente, o como estrategia ante el mundo”, decía Andrei, un residente de Kiev, refiriéndose a las autoridades de su país. Aún así, el Gobierno ucraniano ha vuelto a hablar de fosas comunes en las que han tenido que ser sepultadas decenas de personas a causa de la falta de tiempo y espacio para dar un digno entierro a los caídos en la guerra. Una instantánea, esta, que en los pasados días fue corroborada por varias fotografías desde el lugar de los hechos.

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