Por el petróleo

La guerra de Ucrania acerca a Estados Unidos y Venezuela

Venezuela ha entrado en el tablero regional derivado de la guerra en el Este europeo a partir del viaje de una delegación norteamericana a caracas

El entusiasmo inicial de Caracas y Washington ha sido matizado y hasta olvidado después de que Rusia, aliada de Venezuela, tomara cartas en el asunto

La fachada de la sede de Petróleos de Venezuela.

La fachada de la sede de Petróleos de Venezuela. / EFE

Abel Gilbert

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Analistas de toda orientación trataron de descifrar el entusiasmo inicial de Nicolás Maduro después de recibir sorpresivamente a una comitiva estadounidense. La delegación aterrizó en Caracas a la búsqueda de nuevos proveedores de petróleo debido a las sanciones de Washington a Rusia. La conversación entre dos países sin relaciones diplomáticas desde 2019, explicó la portavoz de la Casa Blanca, Jen Psaki, giró alrededor de cuestiones de "seguridad energética". De inmediato comenzaron las especulaciones: EEUU, se dijo, ha buscado que el régimen bolivariano se distancie de Moscú. Venezuela, por otra parte, había quedado incorporada al tablero geopolítico derivado de la guerra en el este europeo, y buscaría que la administración de Joe Biden alivie las duras sanciones económicas impuestas por Donald Trump. Por lo pronto, Maduro, quien cuando apenas había empezado la invasión a Ucrania se había alineado con Vladimir Putin, no encontró mejor imagen para comentar la reunión. "Se veían bonitas las banderas unidas", dijo, como si se tratara de un nuevo orden. El primer efecto de ese contacto fue la salida de la cárcel de dos ciudadanos norteamericanos.

A partir de ese momento comenzó una comedia de enredos, con sus correspondientes desmentidas. La derecha republicana y el exdiputado Juan Guaidó, todavía reconocido a regañadientes por la Casa Blanca como "presidente encargado", expresaron, a su modo, el desconcierto y a desazón por la cita a la que no habían sido invitados. "Venezuela tendrá garantías democráticas, institucionales y de transparencia, para ser un proveedor seguro y confiable de energía", dijo Guaidó después de un incómodo silencio de días.

La reacción rusa

Los vínculos entre Rusia y Venezuela se profundizaron a partir de 2005, bajo la presidencia de Hugo Chávez. La llegada de 24 aviones caza modelo Su-30Mk2 Sukhoi cimentó una alianza que, además de la compra de armamentos de toda clase, incluyó créditos por más de 3000 millones de dólares. Tras la reunión en el Palacio de Miraflores de Maduro y sus invitados, Moscú entró en escena. La vicepresidenta Delcy Rodríguez tomó un avión con destino a Turquía, donde el ministro de Exteriores ruso, Serguéi Lavrov, debía encontrarse con las autoridades ucranianas para intentar, sin éxito, un alto al fuego. "Sostuvimos reunión con nuestro buen amigo. Revisamos nuestras relaciones estratégicas bilaterales y el complejo escenario internacional", dijo Rodríguez. "Las partes señalaron el desarrollo dinámico de las relaciones bilaterales en línea con la asociación estratégica, reafirmaron la identidad de los enfoques de Rusia y Venezuela sobre los problemas mundiales más apremiantes y condenaron las ilegales medidas coercitivas unilaterales utilizadas como instrumento de injerencia en los asuntos de soberanía de estados", añadió la diplomacia rusa.

La Casa Blanca se corrige

La reacción desde la Casa Blanca no se hizo esperar. "No reconocemos a Maduro como líder de Venezuela", señaló la portavoz Psaki, la misma que había confirmado que "Estados Unidos sigue abierto hablar sobre una variedad de temas con el presidente Nicolás Maduro". Además, el colombiano Iván Duque, que por esas mismas horas estaba en Washington, recibió de Biden la oferta de convertir a Colombia en aliado principal de la OTAN en Sudamérica.

Más allá de las idas y venidas, algo parece moverse entre EEUU y Venezuela. "Es absolutamente natural que las primeras reuniones no produzcan acuerdos inmediatos. Ojalá Maduro no desperdicie la oportunidad", dijo el analista Luis Vicente León. A su criterio "es obvio" que Estados intenta "llegar a algún acuerdo" con el Palacio de Miraflores. "Esta negociación no trata de revivir a Maduro, que está vivo y sin amenazas creíbles. Se trata de darle estabilidad al mercado, evitar el colapso en el precio de la gasolina y atender necesidades humanitarias de los venezolanos". EEUU exigirá no obstante "algún quid pro quo político (algo a cambio)". Maduro no se encuentra en una "posición dominante" en este nuevo ajedrez. El Gobierno, cree León, debe haber contemplado la posibilidad de que, tras el veto al petróleo ruso por parte de EEUU, ese país intente venderlo a China en mejores condiciones de las que podría ofrecer Venezuela.

"Estamos preparados para crecer uno, dos, tres millones de barriles (diarios)", dijo por su parte Maduro. En enero de 2022, PDVSA apenas produjo 755.000 barriles. En virtud del alza de los precios del mercado internacional, Venezuela podría percibir este año 22.000 millones de dólares por exportaciones petroleras, calculó la consultora Ecoanalítica. La cifra sería mayor si la petrolera estatal pudiera suplir parte del crudo que venía de Rusia.