Guerra en Ucrania

La 'doctrina Grozni': las otras guerras de Putin dan claves sobre la invasión a Ucrania

La resistencia ucraniana, como la chechena, rompió los planes de Moscú de una ofensiva rápida

Una mujer, en plena evacuación de ucranianos de Kiev.

Una mujer, en plena evacuación de ucranianos de Kiev. / Reuters

Mario Saavedra

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En 1999, el presidente checheno Aslán Masjádov invitó a un puñado de periodistas occidentales a su país. Esta república, separada de la URSS en 1991 e independizada contra la voluntad de Moscú, estaba en plena escalada de tensión con Rusia. Entre los invitados estaba Georgina Higueras, entonces corresponsal en Moscú. “Llevábamos allí unos días y fuimos a una una rueda de prensa de Masjádov. De pronto, vinieron a avisarle de que los tanques rusos acababan de entrar en el país. Nos desalojaron. Trabajamos unos días más, fuimos al frente, pero nos terminaron sacando del país. El ejército de Masjádov dijo que no podía garantizar nuestra seguridad”, explica Higueras a El Periódico de España.

Así comenzó la segunda guerra de Rusia contra Chechenia. La primera fue lanzada por Boris Yeltsin en 1994 y había terminado dos años más tarde con la salida de las tropas rusas y un acuerdo de paz. La segunda empezó el 26 de agosto de 1999.

A finales de ese año, Vladímir Putin alcanzó la presidencia rusa. Bajo su mando, la invasión resultó enormemente cruenta, con decenas de miles de bajas civiles (cientos de miles incluyendo a los militares fallecidos, según las fuentes). Grozni, la capital, fue asediada y bombardeada sin piedad por los rusos. Un martirio que duró todo un invierno. Las fotografías de la destrucción total dieron la vuelta al mundo. La ofensiva acabó restaurando el control de Moscú sobre el territorio y con un gobierno títere en la capital.

Las imágenes de aquella guerra se han mezclado estos días con las que arroja la última invasión militar rusa, la de Ucrania. ¿Puede ocurrir un sitio similar en la capital ucraniana, Kiev, o en alguna otra gran ciudad, como Járkov? ¿Se puede ‘groznificar’ el asalto? 

Resistencias ucraniana y chechena

Hay un amplio consenso en que Vladimir Putin ha fracasado en su objetivo inicial de una invasión rápida de Ucrania. Y se especula con que esta segunda fase sea por ello más dura: que se cerquen las ciudades más importantes y se les someta a un constante sufrimiento de artillería hasta la rendición del gobierno de Volodímir Zelenski.

“Los rusos entraron en Chechenia a sangre y fuego y el sitio de Grozni fue brutal”, recuerda Higueras. “Pero son dos guerras muy diferentes. Las relaciones de Chechenia con el imperio ruso siempre fueron beligerantes. Son etnias y religiones distintas que nunca se han entendido bien. Mientras, para los rusos los ucranianos son como ellos mismos. Muchos de los líderes de la URSS fueron ucranianos”. 

En la misma diferencia incide en conversación con este diario Eleonora Tafuro, experta en Rusia del centro de investigación ISPI de Milán. “Lo que veo similar es el tipo de resistencia que se está oponiendo en los dos casos, Chechenia y Ucrania: una resistencia tenaz y de guerrilla urbana donde se lucha con todo tipo de armas, y que está complicando la vida al ejército ruso, el segundo más grande del mundo pero con problemas logísticos y de moral de las tropas”, explica. “Esto puede poner en riesgo una operación que, en ambos casos, Putin quería aséptica y rápida, y al final se está convirtiendo en una operación con muchos costes en términos de vidas humanas en ambos bandos”.

Tanto Chechenia como Ucrania son guerras que, según ambas expertas, se le han “ido de las manos” a Moscú. “Creo que Putin se ha dado cuenta de que ha cometido un error histórico, de que Joe Biden le ha dado jaque mate en la partida geopolítica que estaban jugando. Está actuando con más fuerza de lo que él esperaba utilizar, porque creía que inmediatamente los ucranianos le iban a recibir con los brazos abiertos, y eso no ha ocurrido”.

El caso de Georgia

El modelo de invasión que probablemente tenía Putin en mente se parece más al de Georgia, una guerra “corta” que se desarrolló en una semana de agosto de 2008. Estado independiente desde la desintegración de la URSS en 1991, Georgia se había acercado tanto a la OTAN como a la Unión Europea. La Federación Rusa, mientras, había apoyado a los separatistas de Abjasia y Osetia del Sur, de un modo similar al que, desde 2014, ha estado apoyando a las autodenominadas Repúblicas Populares de Donesk y Lugansk, en territorio soberano ucraniano. 

Georgia (como Ucrania en el Donbás) intentó recuperar a la fuerza los territorios independentistas rebeldes apoyados desde Moscú. No lo consiguió. Putin lanzó un ataque a total que terminó con la expulsión de las tropas georgianas tanto de Abjasia como de Osetia del Sur. 

“Si nos fijamos en los tiempos, también hay un paralelismo entre Ucrania y Georgia: en ambos casos se les había dado esperanzas de que iban a entrar en la OTAN, y luego fueron invadidos”, opina Tafuro.

En la misma idea abunda Higueras: “Georgia y Ucrania ya se habían mostrado interesadas en ingresar en la OTAN en la cumbre de la Alianza de 2008 en Bucarest; luego otra vez fueron invitadas la de Bruselas de 2018 y a la de 2021. Lo siguiente fue un discurso muy duro de Putin diciendo que Ucrania forma parte del mismo pueblo ruso”. Y la invasión.

Las imágenes de la violencia en Chechenia o en Georgia se veían desde Occidente como algo lejano. Las de Ucrania, por el contrario, parecen estar ocurriendo en la puerta de al lado. En aquella época no hubo la oleada de sanciones y boicot internacional que sí está padeciendo Rusia por esta guerra. 

Los paralelismos con Chechenia son para mí claros”, aseguraba a la BBC el ex corresponsal en ambas guerras chechenas Andrew Harding. “Las fotos recuerdan lo que pasó en Chechenia. Los rusos perdieron a muchos soldados en la primera incursión y decidieron ir hacia Grozni para destruir la ciudad por completo”. 

Si Kiev correrá un destino parecido a Grozni es una parte de la historia que está por escribir. Las expectativas más prudentes apuntan a que todo acabará en la mesa de negociaciones, quizá desgajando Donesk y Lugansk de Ucrania como se desgajó entonces Absajia y Osetia de Georgia. 

Chechenia en 1999, Georgia en 2008, Ucrania (Crimea y el Donbás) en 2014 y Ucrania en 2022. Guerras con muchas diferencias, bastantes semejanzas y un común denominador: el liderazgo bélico de Vladímir Putin.