El izquierdista Castillo reforma el Gobierno por tercera vez en seis meses y nombra un 'premier' de derechas

Pedro Castillo se ha aferrado a un salvavidas de plomo para garantizar a un Gobierno que amenaza con hundirse en aguas turbulentas e incontenibles. La crisis política peruana no da indicios de detenerse después de la decisión del maestro rural de izquierdas de renovar a diez integrantes de su gabinete e incluir a un premier en sus antípodas ideológicas: el derechista Héctor Valer, quien en pocos meses ha desfilado insatisfecho por tres fuerzas de corte conservador.

La inestabilidad ha marcado a la gestión de Castillo desde el pasado 28 de julio, el día de su asunción. Se convirtió en un obligado piloto de tormentas, con sucesivas dimisiones y deserciones. Desde hace 40 años que no sucedía nada semejante. Todo se ha agravado en los últimos días. Avelino Guillén, el fiscal que había condenado a prisión perpetua al autócrata Alberto Fujimori, abandonó la cartera de Interior alegando una falta de interés del presidente de enfrentar los serios problemas de corrupción estatal, con epicentro en la policía. Luego lo hizo la Primera Ministra, Mirtha Vásquez, por razones relacionadas con el mismo problema. Este martes dimitió el ministro de Economía, Pedro Francke, quien funcionaba como un interlocutor confiable con el sector privado.  Lo reemplazará Oscar Miguel Graham Yamahuchi, proveniente del sector privado. Su entrada al Gobierno completa el giro de Castillo en su intento de supervivencia.

La presencia de Valer en un cargo estratégico le augura a su vez mayores contratiempos a Castillo, según distintos analistas. "Tanto fue el cántaro al agua que al final se rompió. En seis meses de gestión, Pedro Castillo nombrará a su tercer gabinete ministerial y a su cuarto ministro del Interior, lo que confirma el nivel acelerado de desgobierno e improvisación del mandatario en la gestión pública. El asunto es más que preocupante y, a no dudarlo, el Perú terminará pagando la errática manera en que se están conduciendo en el gobierno", dijo el diario Perú 21.

 "A estas alturas, queda claro que quien le coloca más zancadillas al Gobierno es el inquilino de Palacio, cuya capacidad para poner a su gestión contra las cuerdas parece infinita. Y aunque el país ha asistido a un carnaval de crisis prácticamente desde el primer día de su gobierno, esta tiene un barniz especial, en el que, a la desfachatez, se le han sumado la mentira", opinó El Comercio en su editorial.

Escenario preocupante

El Congreso debe aprobar al nuevo Gabinete de ministros. La legislatura no es un ámbito que favorezca a Castillo. De hecho, meses atrás esquivó un pedido de moción de censura y el fantasma de la reactivación de ese mecanismo se ha mantenido desde entonces en el aire. La presencia de Valer, se ha señalado, puede ser, además, fuente de conflictos a corto plazo. Lo primero que ha hecho el jefe de ministros es arremeter contra los asesores del mandatario a quien le prestó juramento. "Si alguien tiene antecedentes, tendremos que sacarlo", dijo. El derechista Valer llamó no osbtante a observar con optimismo la renovación del Gobierno. "Hoy es día de esperanza. Día de cambio".

La confusión ideológica reina en el Gobierno. La congresista Katy Ugarte, de Perú Libre, el partido de izquierdas que llevó a Castillo a la presidencia, ha sido nombrada ministra de la Mujer y Poblaciones Vulnerables. Su designación ha provocado cierta perplejidad. Ugarte ocupa un cargo que presupone apertura política y cultural. Pero ella es refractaria a las cuestiones de género, como lo era el premier Guido Bellido. "Dios creó al hombre y a la mujer y eso está bien claro. Hemos nacido varón y mujer, no tenemos por qué distorsionar esta situación".