ANIVERSARIO

Entrevista a Sergio Campos Cacho: "El muro de Berlín evitó la tercera guerra mundial"

INTERNACIONAL 12/08/2021 Sergio Campos Cacho i la foto està feta davant del tros de Mur que queda a la Bernauer Straße FOTO ANDREU JEREZ

INTERNACIONAL 12/08/2021 Sergio Campos Cacho i la foto està feta davant del tros de Mur que queda a la Bernauer Straße FOTO ANDREU JEREZ

Andreu Jerez

Andreu Jerez

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Sergio Campos Cacho es el autor del libro 'En el Muro de Berlín. La ciudad secuestrada', un libro que reconstruye la historia del muro que empezó a construirse el 13 de agosto y durante 28 años dividió la capital alemana. La obra rememora la trayectoria de las 140 personas que, según los historiadores, perdieron su vida intentando cruzarlo.

 -¿Qué le llevó a escribir un libro tan minucioso sobre el Muro de Berlín?

 -Cuando llegué a Berlín en 2003, me comencé a dar cuenta de que, a pesar de vivir al lado de lo que queda del Muro, de haber leído algún libro al respecto y también lo que puedes encontrar en Internet, realmente no sabía nada. Te das cuenta de que sabes las cuatro cosas básicas. Es decir, no sabes qué significaba vivir al lado del Muro de Berlín ni qué suponía su existencia en el día a día. Y eso no lo sabes hasta que empiezas a profundizar mucho más en el tema.

-En el libro explicas que las potencias occidentales eran conocedoras de los planes de la RDA de construir un Muro. ¿Fue un alivio para EEUU?

 -Totalmente. Si no se llega a construir, estábamos ante la Tercera Guerra Mundial, una guerra nuclear. Realmente se hipotecó el futuro de los alemanes orientales y de los alemanes occidentales que vivían en Berlín para mantener la paz mundial. La pugna entre Kennedy, recién llegado a la presidencia de Estados Unidos, y Kruschev, el entonces primer secretario del Partido Comunista de la Unión Soviética – que era un perro viejo –, provocó que el primero tomase la decisión de permitir el Muro. Realmente no tenía otra opción. Kruschev le dijo que estaba al frente de una supeportencia – lo que era cierto – con el suficiente poder militar para organizar un enfrentamiento militar si EEUU. no se iba de Berlín. Esto último era mentira.

-Llama la atención que el entonces presidente de la RDA, Walter Ulbricht, utilizase la palabra muro dos meses antes del 13 de junio de 1961 para negar su intención de construir una barrera de separación. ¿Realmente no cundía la sospecha entre la prensa y la población?

 -No se hablaba de un Muro, sino de un cierre de fronteras. Pero no se sabía exactamente cómo se podía hacer. Nadie sabía cómo se podía cerrar la frontera. Es decir, si tienes una calle como la que tenemos delante [la Bernauer Straße], con unos edificios que hacen frontera y unas calles perpendiculares, ¿cómo la cierras? Se podía cerrar en los pasos fronterizos de la Puerta de Brandeburgo, donde ya había vigilancia, del Checkpoint Bravo o del Checkpoint Charlie. Pero, ¿cómo la cierras en medio de una ciudad? Nadie pensaba que encerrar Berlín con un muro fuera posible más allá de los servicios secretos occidentales.

-Hasta el día de hoy sigue habiendo cierto disenso sobre cuántas víctimas mortales dejó el Muro. ¿Cómo puede ser?

-Porque contar muertos es complicadísimo. Los historiadores del Memorial del Muro han establecido que dejó 140 víctimas mortales. Para ello tienes que hacer una especie de protocolo y establecer quién entra dentro de esa categoría. Por ejemplo, en la estación de tren de la Friedrichstraße mueren aproximadamente 220 personas de ataques al corazón. ¿Se pueden considerar víctimas del Muro de Berlín? ¿Sufrieron un ataque al corazón por los nervios sufridos en el paso fronterizo? Eso es imposible de determinar, por lo que el protocolo no las considera víctimas. En todo caso, en mi libro intento hacer la historia en español de todas las víctimas – hasta ahora sólo había algo igual en el alemán o en inglés – e integrarlas en la geografía del Muro: quiénes mueren en el río, quiénes mueren por disparos, quiénes por accidente.

-Cierra el libro definiendo el Muro como “paredón”. ¿Qué quiere decir?

-Que fue un paredón de fusilamiento. La gente que viene a visitarlo piensa en el Muro sobre todo como un símbolo de frontera, de la Guerra fría, de las dos Alemanias. Todo eso es correcto, pero el Muro es un lugar donde muere gente, un sitio que destila sangre. Por eso para mi era fundamental crear la idea del Muro como un paredón que nos lleve a preguntarnos quiénes murieron, quiénes dispararon y quiénes dieron la orden.

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