Daniel Ortega fue proclamado por octava vez candidato presidencial

• El presidente, de 75 años, se encuentra en el poder desde 2007

•La UE acaba de sancionar al Gobierno por el arresto de siete precandidatos presidenciales

Daniel Ortega.

Daniel Ortega. / Archivo

Abel Gilbert

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Casi tres mil congresistas del Frente Sandinista de Liberación (FSLN) levantaron al mismo tiempo la mano para aprobar la candidatura de Daniel Ortega y su esposa Rosario Murillo en las elecciones generales del próximo 7 de noviembre. El "Congreso Sandinista Nacional Heroico Pancasan" fue un risueño ejercicio de la unanimidad. El ritual de confirmación le permite a Ortega volver a competir por octava vez por la presidencia.

El presidente, de 75 años, competirá en rigor contra sí mismo. Diversos analistas le restan entidad a la serie de pequeños partidos que suelen funcionar como apéndices del sandinismo y participaran de la contienda como una suerte de actores de reparto. También participará de las elecciones Alianza Ciudadanos por la Libertad (ACxL), un pequeño frente de derechas. El binomio está integrado por el exguerrillero de la denominada "Contra", Oscar Sobalvarro, de 68 años, y la exreina de belleza, Berenice Quezada, de 27 años.

 "Desde 2008 las elecciones no son transparentes, de manera que no se puede confiar en que esas cifras reflejaran la realidad", dijo el diario opositor La Prensa sobre las encuestas que le dan a Ortega una clara ventaja en la contienda.

Los comicios de este año tienen otra inquietante peculiaridad: entre abril y junio han sido arrestados 31 dirigentes de la oposición, con acusaciones de "traición a la patria" y "lavado de dinero", entre otros cargos. Siete de ellos son precandidatos presidenciales. Antes de ser sacada del juego electoral, Cristiana Chamorro, hija de la expresidenta Violeta Barrios de Chamorro (1990-1997), comenzaba a ascender en los sondeos.

Las sanciones de la UE

Mientras Ortega y Murillo preparaban su ritual de confirmación, la UE informó sobre las sanciones contra la vicepresidenta y Primera dama, su hijo Juan Carlos Ortega Murillo, y otros seis funcionarios del Gobierno, por su responsabilidad en las "graves violaciones de los derechos humanos". En su comunicado, la UE señaló que "la detención de un séptimo posible candidato presidencial el pasado fin de semana ilustra la magnitud de la represión en Nicaragua y proyecta una imagen inquietante para las próximas elecciones".

Al aceptar su postulación, Ortega acusó a Estados Unidos y Europa de intervenir en los asuntos internos del país centroamericano. A su criterio, aquellos que han lanzado denuncias contra su Gobierno en foros internacionales se han convertido en "vende patria".

Proyecto dinástico

Según Carlos Chamorro, de la revista Confidencial, "Ortega pretende imponerle al país una sucesión dinástica, al mantener a su esposa Rosario Murillo como candidata a vicepresidente". Sin embargo, el estallido social de abril 2018 enterró "para siempre" ese proyecto. "La dictadura familiar no tiene, por lo tanto, ninguna posibilidad política de sucesión, y al encarcelar a sus principales competidores políticos, incluyendo a los líderes que surgieron en las protestas de abril 2018, Ortega y Murillo también liquidaron la legitimidad de las elecciones del 7 de noviembre y su propia reelección".

Para Chamorro, aceptar unas elecciones libres "era la última oportunidad para que Ortega y Murillo formaran parte de la solución a la crisis política nacional". En ese sentido, remarcó que la verdadera encrucijada de Nicaragua ya no son los resultados de las elecciones del 7 de noviembre, que agravarán la crisis política nacional, sino "cómo iniciar una transición democrática, y convocar a nuevas elecciones en 2022, sin Ortega y sin Murillo".