Avalancha en Merón

¿Qué es el Lag Baomer, la fiesta judía de la tragedia en Israel?

La festividad, que se remonta al siglo II, se vive con alegría, los fieles hacen excursiones y disfrutan con juegos tradicionales

Es la conmemoración del fin de una plaga que mató a 24.000 estudiantes

Andrea López-Tomàs

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El Lag Baomer celebra la transición de un período de duelo a otro más alegre. Aunque la celebración de este 2021 será, más bien, lo contrario. El judaísmo está de luto tras la tragedia que se ha cobrado 44 vidas en el monte Merón de Israel. Celebrado al atardecer del día 33 según el conteo judío de Omer, el Lag Baomer también conmemora la muerte del rabino Shimon Bar-Yochai, un talmudista del siglo II. Y el fin de una letal plaga, de la que el rabino fue uno de sus escasos supervivientes.

Conocido popularmente como Rashbi, este rabino fue el primero en enseñar de forma pública la dimensión espiritual de la Torá, la conocida como Cábalas. Alrededor de esta figura se ensalza la rama mística del judaísmo. A Rashbi también se le atribuye una de las obras centrales de esta corriente, el Zohar. Su legado reúne a cientos de miles de judíos en el monte Merón, el pico más alto de Israel, donde se cree que está enterrado. Este día se celebra también como el día del amor y respeto al prójimo para la comunidad judía.

La mayoría de sus fieles son judíos ultraortodoxos. Muchos traen a sus hijos varones cuando cumplen tres años para cortarles por primera vez el pelo frente a la tumba del rabino Shimon en la festividad del Lag Baomer. Dulces, canciones y bailes dominan la celebración de este relevante momento en la vida de un hombre. Antes de morir, Rashbi pidió a sus seguidores que el día de su fallecimiento fuese celebrado como un día de alegría. Y así se hace. El júbilo puebla esta fiesta que empieza al atardecer para no terminar hasta la próxima caída del sol. 

Rashbi superviviente

Según el Talmud, obra central del judaísmo rabínico, Dios creó una plaga que durante la época del rabino Akiva mató a 24.000 de sus estudiantes. Sólo cinco sobrevivieron. Uno de ellos era el rabino Shimon Bar-Yochai. Por ello, los 33 días previos constituyen un período de duelo y tristeza por los estudiantes fallecidos que termina en el día de Lag Baomer. Marca el fin de la plaga. Decenas de hogueras toman el monte Merón de Israel para imitar la luz espiritual que se puede encontrar dentro de las enseñanzas místicas. 

Gritos, lamentos y desesperación han sustituido los bailes, las excursiones y el jolgorio de un Lag Baomer común. Ahora el mundo pero, sobretodo, la comunidad judía ultraortodoxa llora a 44 de sus miembros que han muerto por avalancha en la festividad de este 2021. La mayoría de los fallecidos forman parte de la secta Toldot Aharon. Tal vez el grupo más aislado, mejor organizado y cohesionado de los que componen la comunidad jaredí de Israel. 

Recelosos del exterior, se concentran en Jerusalén aunque alejados de la vida moderna. Rechazan cualquier tipo de intervención en sus asuntos domésticos ya que ensucia su sistema de creencias, su valor como comunidad. Su firme oposición al sionismo les ha llevado a aplicar firmes barreras sociales y culturales que protejan a sus miembros de la interacción con el bullicio de la ciudad santa. Todos los aspectos de su vida están minuciosamente regulados, como la ropa, las costumbres o, incluso, su tiempo libre.

Otra tragedia

Se dice que el rabino Shimon se escondió con su hijo en una cueva en Galilea, cerca del monte Merón, durante 13 años. Rashbi escapaba de los gobernantes romanos que le habían sentenciado a muerte por haberles criticado. Gracias a un algarrobo que crecía a la entrada de la cueva, sobrevivieron tanto tiempo. Inspirados por la leyenda, miles de judíos visitan su tumba durante todo el año para hacer peticiones especiales a Dios. Pero no siempre esa región ha sido garantía de vida. 

No es la primera vez que el Lag Baomer termina en desastre. Hace más de un siglo, el 15 de mayo de 1911, once personas fallecieron en el monte Merón cuando una barandilla que rodeaba a un mirador cedió y cerca de un centenar de personas cayeron desde una altura de unos ocho metros del suelo. La catástrofe tiñe de luto la celebración del Lag Baomer, el histórico, y ahora, dramático festival de la alegría.