Números sin precedentes

La crisis migratoria se agudiza en la frontera sur de EEUU

En marzo se interceptó a casi 19.000 menores no acompañados, un número sin precedentes

El total incluyendo familias y adultos, 172.331 personas, es la mayor cifra en dos décadas

Ceidy, una refugiada de Guatemala, besa a su hija de tres meses Bridget mientras espera ser escoltada por los agentes fronterizos de EEUU tras cruzar el Río Grande, este miércoles.

Ceidy, una refugiada de Guatemala, besa a su hija de tres meses Bridget mientras espera ser escoltada por los agentes fronterizos de EEUU tras cruzar el Río Grande, este miércoles. / GO NAKAMURA

Idoya Noain

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Los factores y las causas detrás de la llegada de migrantes sin papeles a Estados Unidos son múltiples y complejos, el debate sobre cómo afrontar la situación es intenso y la opción de una solución políticamente consensuada es tan quimérica para Joe Biden como lo fue para los predecesores que la buscaron. La realidad, en cualquier caso, no tiene discusión: cada día se intercepta a más personas en la frontera sur del país con México y, concretamente en el caso de los menores no acompañados, el flujo no tiene precedentes.

Este jueves, cuando el secretario de Seguridad Nacional de Biden, Alejandro Mayorkas, volvía a visitar esa frontera, se hacían públicos los últimos datos oficiales que confirman una crisis que se agudiza. En marzo se interceptó en la región fronteriza a más de 172.000 personas, un 71% más que en febrero y la cifra más alta en 20 años. De esos, casi 19.000 migrantes eran menores no acompañados, el mayor número registrado nunca desde que se empezaron a guardar los datos en 2009 y una cifra que dobla la de febrero y triplica la de marzo del año pasado.

Situación acuciante

La situación de los menores es la más acuciante, para ellos y para la Administración Biden, que los eximió de la expulsión directa e inmediata a la que les había estado sometiendo el gobierno de Donald Trump, que se escudó en una medida de emergencia adoptada con argumentos de salud pública durante la pandemia de coronavirus.

Las instalaciones donde se les acoge están sobrepasadas y aunque se están dando pasos para aliviar la situación y fuentes de la Administración este miércoles aseguraban en una conferencia telefónica que se avanza “en la dirección correcta”, también admitían que “queda mucho trabajo por hacer”.

Para finales de marzo, por ejemplo, se estaba consiguiendo transferir cada día de media a 507 menores desde instalaciones de la patrulla fronteriza (CBP por sus siglas en inglés) hasta otras mejor preparadas del Departamento de Salud y Recursos Humanos, desde donde se les reubica o bien con familiares o bien con patrocinadores. Eso representa una notable mejoría respecto a febrero, cuando se realizaban unas 276 de esas transferencias.

La Administración, además, ha abierto o planea abrir 11 sitios de emergencia con más de 18.000 camas en lugares como centros de convenciones, estadios o bases militares, y está pagando también los vuelos para ubicar a los menores con los 'sponsors' o familiares.

Incluso con esas mejoras, no obstante, los datos señalan que en muchos casos se sigue vulnerando la normativa que obliga a traspasar a los menores en el plazo de 72 horas desde el CBP y la media de permanencia de los menores con la patrulla fronteriza está en más de 135 horas. Y en una de esas instalaciones del CBP en Donna (Texas) hay, por ejemplo, más de 400 menores en un complejo con carpas diseñado para solo 250 . Entre CBP y el Departamento de Salud tienen actualmente en custodia a 20.000 menores, otro máximo histórico.

Reincidencia

Los datos generales también constatan el flujo creciente de migrantes y algunas de las nuevas realidades. El 28% de los inmigrantes que EEUU expulsó en marzo, por ejemplo, ya habían intentado entrar antes en el país, una muestra de reincidencia que se ha disparado desde el 7% que se registraba antes de la pandemia.

Precisamente es la práctica que se adoptó en la era Trump de expulsarlos por razones de salud pública y que Biden ha mantenido para los adultos la que se vincula a esa reincidencia. Tradicionalmente un migrante sin papeles arrestado y expulsado que vuelve a intentar entrar ilegalmente en EEUU puede ser imputado o ser vetado para futuras entradas a través de vías legales, pero las expulsiones bajo el Título 42 (el 60% de las actuales) no les hace enfrentar consecuencias en los tribunales, con lo que muchos vuelven a intentarlo.

Los datos facilitados este jueves también indican que el grupo de migrantes que más ha crecido respecto a febrero en los cruces sin papeles de la frontera es el de unidades familiares, a las que pertenecían casi 52.000 de los interceptados. Uno de cada tres de esos fueron expulsados, pero al resto se les permitió pedir asilo. Esas familias provienen sobre todo de Honduras y Guatemala pero siguen siendo los mexicanos los migrantes que más llegan, y la mayoría de ellos son adultos.