Las respuestas a la crisis

Los gobiernos europeos multiplican el gasto público

Un hombre pasa junto a un escaparate de París, última ciudad que se reconfina.

Un hombre pasa junto a un escaparate de París, última ciudad que se reconfina. / REUTERS / GONZALO FUENTES

El Periódico

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Recién salidos de una década crisis financiera, el covid vino a golpear el tímido crecimiento que volvían a experimentar las economías europeas. Y con el paraguas de Bruselas, los distintos gobiernos han movilizado recursos que antes de marzo del 2020 eran inimaginables como inimaginable era el mazazo de la pandemia, que durante un año y de forma más o menos intermitente ha paralizado buena parte de la actividad económica mundial.

Italia: de ayudas para canguro a salvar Alitalia

En 2020, la pandemia ha tenido un coste de 5.420 euros por cada uno de los 63 millones de italianos, según la agencia de Estadísticas (Istat), que han recibido apoyos directos o indirectos del Estado por 1.858 euros. Esta es la gran diferencia respecto a crisis financiera del 2008, en la que los italianos de a pié no recibieron nada y, en cambio, pagaron. Devolver la deuda y rescatar el sistema bancario costó entre 60.000 y 70.000 millones de euros. El Estado pagó la mitad a fondo perdido, o sea a cargo del contribuyente, y la otra debería ser devuelta. Solo en el primer plan de estímulo para luchar contra la pandemia, el Estado comprometió 400.000 euros

En la crisis anterior, el PIB cayó el 5,5% y el paro pasó del 6% al 12%. Actualmente el PIB ha caído el 10% y el paro está en un 12,4% (500.000 puestos de trabajo menos), según Istat. En 2008 cerraron 82.000 empresas con un millón de personas al paro, en el 2020 han sido 104.000. Economía cifra que las familias han reducido los gastos en unos 3.700 euros

Las ayudas actuales van a los ciudadanos individuales, a las familias, a los autónomos de todo tipo y a las industrias medianas y grandes como Alitalia. Los ciudadanos pobre y empobrecidos cuentan con una “renta de emergencia” o una “renta de ciudadanía”. Los primeros eran 940.000 en el 2019 y 1,2 millones en diciembre 2020. Los segundos eran 422.000 en el 2019 y actualmente suman 1,5 millones. Los primeros reciben entre 400 y 800 euros mensuales (según los ingresos) y los segundos un promedio de 550 euros mensuales. En un año, los pobres absolutos (que reciben 839 euros al mes) son un millón más

Las actividades comerciales (restaurantes, bares, discotecas, operadores turísticos, etc.) pueden recibir hasta un 30% de sus pérdidas, las hipotecas sobre la primera vivienda pueden ser congeladas, las familias obtener un bono-canguro de 300 euros al mes y recurrir al teletrabajo si tienen hijos con escuelas cerradas. El Gobierno tirará a la papelera las reclamaciones del fisco (2000-2015) hasta los 5.000 euros. Una vivienda rehabilitada ambientalmente puede optar por un bono del 110% del coste, cambiar el coche por uno eléctrico es premiado con 2.000 euros y los eres están aplazados hasta junio, cuando se podrá empezar a despedir. -ROSSEND DOMÈNECH

Alemania: vuelta al endeudamiento

La economía de Alemania cerró el 2020 con una caída del 4,9% respecto al año anterior: es el peor dato del PIB alemán desde el 2009; ese año, la llamada locomotora económica europea retrocedió un 5,7% por la resaca de la crisis financiera global que había estallado el año anterior y que provocó una auténtica debacle del sector exportador alemán, que significa la mitad del PIB del país.  Si en aquel momento y a lo largo de los años posteriores, el gobierno federal de Angela Merkel se empeñó en afrontar las consecuencias de la crisis desde el recorte de gasto público y el aumento de la productividad a toda costa, en esta ocasión la reacción de Berlín es diferente. 

 El Gobierno alemán ha acabado con su curso austero y ha vuelto a endeudarse por más de 300.000 millones de euros para financiar en 2020 y 2021 programas millonarios de ayudas directas a empresas y autónomos, para ofrecer garantías crediticias, fortalecer el sistema sanitario y llevar adelante la campaña de vacunación.

 La gran Coalición (democristianos y socialdemócratas) también acordó el pasado verano un programa para incentivar la coyuntura económica de 130.000 millones de euros. Incluye, entre otras medidas, la reducción del IVA, ayudas directas para familias con hijos, una mejor financiación de los municipios, e inversión en investigación y en el desarrollo de inteligencia artificial. .

 Otra cambio fundamental de la posición alemana llegó a nivel europeo: Berlín accedió a una mutualización de facto de la deuda pública a través del fondo de recuperación acordado por los estados de la UE, algo sencillamente inimaginable antes de la llegada de la pandemia.

 La economía alemana se muestra relativamente estable pese al cierre de buena parte de su vida pública y de las restricciones de la actividad económica. Los millonarios paquetes de ayudas no evitan, sin embargo, que haya sectores como el turismo y la restauración que amenacen con una oleada de cierres: pese a las ayudas estatales, entre un 70 y 80 por ciento de las empresas de ambos sectores ven su existencia amenazada si las actuales restricciones continúan mucho tiempo más, según un reciente estudio del instituto Ifo. ANDREU JEREZ

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Francia: Un desembolso cuatro veces superior

Un desembolso de 26.000 millones de euros vers.us 100.000 millones. En 2008, Nicolas Sarkozy movilizó el primer montante para hacer frente a una de las peores crisis financieras de la historia. Doce años más tarde, el plan de reactivación económica de Emmanuel Macron, destinado a contrarrestar las secuelas de la pandemia de coronavirus, asciende a la segunda cifra. 

 “Nuestra respuesta a la crisis, es la inversión”, explicó en diciembre de 2008 el entonces jefe de Estado, descartando la austeridad como solución principal. Aliviar la tesorería de las empresas, en particular de las pynes, poner en marcha programas de inversión pública, así como respaldar a los sectores más afectados por la recesión -la automoción y la construcción-, eran los principales objetivos del paquete de ayudas de Nicolas Sarkozy.  

 En concreto, el Gobierno conservador creó una prima de 1.000 euros para reemplazar vehículos de más de diez años por coches más ecológicos y lanzó un fondo para la renovación de viviendas y la construcción de 100.000 alojamientos sociales. El plan, de una duración de dos años, también incluía duplicar el número de préstamos a interés cero para la compra de viviendas nuevas. En términos de empleo, las empresas con menos de 10 empleados se beneficiaron de una exención específica de las cotizaciones sociales para todas las nuevas contrataciones en 2009. 

En 2020, una pandemia mundial puso en pausa el espíritu reformador de Emmanuel Macron, obligándole a cambiar su agenda para afrontar una crisis que nadie vaticinó. Con un plan de 100.000 millones de euros -unos 40.000 de ellos procedentes del fondo de reconstrucción europeo-, Francia tratará de salvaguardar su economía. El proyecto cuenta con tres ejes: la transición ecológica, la competitividad y la innovación, y la cohesión social y territorial. 

 Con un montante casi cuatro veces superior al de Sarkozy, el plan de reactivación macronista da prioridad a la reindustrialización del país con una reducción de impuestos para el sector de la producción de 20.000 millones de euros en los próximos dos años. Con 30.000 millones, la transición ecológica, centrada en la renovación del transporte, la construcción, la energía, la industria y la agricultura, también jugará un papel cardinal en la recuperación de las finanzas. En materia de cohesión, la renovación de comercios y los planes de fomento del empleo para los más jóvenes aparecen entre las misiones de la masiva inyección.   IRENE CASADO

Reino Unido: de la austeridad al pago de salarios

Las repuestas de las autoridades británicas a la crisis financiera del 2008 y a la actual a causa de la pandemia han sido diferentes. En la primera el entonces Gobierno laborista de Gordon Brown actuó tomando el control de los bancos RBS y Lloyds para evitar su colapso. Un plan de rescate para estabilizar el sistema financiero equivalente a 62.000 millones de euros, dinero que esperaba recuperar en tres años. La economía británica entró en recesión.

 La llegada en el 2010 de los conservadores al poder con David Cameron supuso la implantación de severas medidas de austeridad, para sanear las cuentas públicas, frenando el gasto. Los ciudadanos pagaban el desastre bancario. Una década más tarde el exgobernador del Banco de Inglaterra, Mark Carney, afirmó que la crisis financiera y la recesión le había costado a cada británico 22.000 euros. Pero el reparto de ese coste no ha sido equitativo. Las ayudas sociales y lo servicios indispensables se han llevado la peor parte.

 El balance que realizó Naciones Unidas sobre una década de austeridad británica fue devastador. La investigación señalaba que 14 millones de ciudadanos en el Reino Unido se hallaban viviendo en la pobreza. Hay “niveles récord de hambre y de personas que se encuentran sin hogar, con una esperanza de vida cada vez menor para algunos grupos”. El informe advertía que en menos de dos años “alrededor del 40% de los niños vivirá en condiciones de pobreza, en parte debido a la reducción del gasto gubernamental en servicios”.

 Con la victoria de Boris Johnson los conservadores anunciaron el fin del plan de austeridad, pero llegó la actual crisis del coronavirus, con una caída sin precedentes del 9,9% Producto Interior Bruto. La respuesta del Ejecutivo ha sido facilitar ayudas masivas del Estado para proteger el empleo, con el gobierno abonando hasta el 80% de los salarios, con un límite de 2.500 libras al mes y préstamos a las empresas, entre otras medidas.Hasta el momento lo desembolsado en ayudas asciende a 280.000 millones de libras (327.000 millones de euros). El futuro se presenta muy difícil y nadie descarta subidas de impuestos y más recortes sociales. BEGOÑA ARCE

Portugal: del rescate al el milagro que se apaga

Portugal fue uno de los países europeos que más sufrió la crisis económica de 2008. El país se vio obligado a pedir un rescate de 78.000 millones de euros en 2011, en un momento en el que tanto el déficit público como la tasa de paro superaban el 10%. El Gobierno conservador de Pedro Passos Coelho aplicó entre 2011 y 2015 las recetas de austeridad dictadas desde Bruselas, como el despido de 30.000 funcionarios públicos, el aumento del IVA y del impuesto sobre la renta (IRS), recortes en las pensiones y la eliminación de días festivos. “Solo saldremos de esta crisis empobreciéndonos”, llegó a asegurar el entonces primer ministro. A mediados de 2014, el Gobierno ponía fin al programa de rescate, aunque la austeridad seguía siendo el modelo a seguir.

Un año después, en 2015, la política económica lusa dio un vuelco con la llegada al poder del socialista António Costa, que apostó por la bajada de impuestos y por la subida del salario mínimo y de las pensiones, con el apoyo de los partidos de izquierda. El aumento de las exportaciones y el impulso del sector turístico provocaron una caída del paro del 16% al 6,4% en tan solo seis años y la deuda pública pasó del 132% en 2014 al 117% en 2019. Ese mismo año, el déficit portugués alcanzó cuotas positivas por primera vez desde el fin de la dictadura en 1974.

Con la crisis provocada por la covid, el déficit público ha vuelto a caer a más de un 7%, aunque el Gobierno ha conseguido mantener la tasa de paro en el 6,8%. Portugal espera retomar la buena marcha de su economía en los próximos meses con la ayuda de los fondos europeos, que ascienden a 16.000 millones de euros -la mayoría de ellos en forma de subvenciones a fondo perdido-. Por ahora, el Ejecutivo ya ha disponibilizado ayudas por valor de cerca de 40.000 millones de euros, de los cuales más de 5.000 son a fondo perdido. La última línea de apoyos fue anunciada la semana pasada, por valor de 7.000 millones de euros, de los cuales una gran parte son ayudas para las empresas: pago de salarios de trabajadores en erte, apoyos al alquiler y subvenciones por quiebra de facturación. LUCAS FONT

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