CUMBRE DE DAVOS VIRTUAL

El presidente chino pide unidad contra un virus "que la humanidad vencerá"

Xi Jinping interviene en el Fórum Económico Mundial de Davos y reclama que la vacuna sea "un bien común" para todos los países

El dirigente del gigante asiático apuesta por el multilateralismo y advierte, sin mencionar a EEUU, sobre "una nueva guerra fría"

XI Jinping en Davos reunión telemática

XI Jinping en Davos reunión telemática

Adrián Foncillas

Adrián Foncillas

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

El coronavirus era sólo un problema chino en la anterior edición del Foro de Davos y esta se inauguró con más de dos millones de muertos en el mundo y las economías devastadas por la recesión, el paro y las deudas elefantiásicas. Un año ha bastado para que China pasara de naufragar ante una gripe a liderar la lucha contra el mayor reto global de este siglo. Y en ese contexto compareció virtualmente como un oráculo Xi Jinping, presidente chino, ante los líderes políticos, empresarios y banqueros. 

 La receta es la misma que cuatro años repitió Xi cuando la amenaza global era el proteccionismo que abanderaba Donald Trump: multilateralismo, globalización, esfuerzos compartidos… También hoy entregó un discurso a la medida de las necesidades globales, aunando la gravedad del momento con la esperanza. “La pandemia está lejos de su final… pero el invierno no puede evitar que empiece la primavera. La humanidad le ganará al virus y emergerá aún más fuerte”, dijo en una intervención televisada de 25 minutos.

El coronavirus, repitió, no puede ser una excusa para retroceder en la globalización. Y, bajando a lo concreto, Xi pidió al mundo que “refuerce la cooperación en la búsqueda de la vacuna y su desarrollo, producción y distribución, para que puedan ser un verdadero bien común que sea accesible para todos los países”. Incluso alimentó ese tópico chino de la oportunidad en la crisis: “El mundo esta experimentando cambios nunca vistos en un siglo y ahora es el momento de aprovechar para un mejor desarrollo”.  

 Las cifras chinas apuntalan el estrellato de Xi. La economía creció un 2,3 % el pasado año y las predicciones apuntan a un 8 % para el próximo, el rebrote más grave en meses apenas cuenta con un centenar de casos y la vieja normalidad he regresado al país. Wuhan, la presunta cuna de la pandemia, enlaza ocho meses sin contagios. Xi llegaba con los deberes hechos en contraste con la retahíla de problemas pendientes del nuevo presidente estadounidense, Joe Biden, quien delegó la representación en John Kerry, encargado de la lucha contra el calentamiento global. El protagonismo en un foro ultracapitalista del presidente de un país nominalmente comunista evidencia la tarea ardua que le espera a Biden para arreglar los desperfectos de cuatro años de trumpismo en la escena global.  

Etiqueta diplomática

 También para Biden hubo mensajes. No se ha pronunciado aún sobre su política hacia China pero Xi ya le advirtió, sin citarle, de que perseverar en la senda de confrontación empuja al desastre. “Fomentar grupitos o una nueva guerra fría, las exclusiones, amenazas e intimidaciones, el 'decoupling' (desconexión), cortar las líneas de suministros, las sanciones continuas… solo llevará al mundo a la división e incluso el conflicto”, advirtió en un sumario de la política estadounidense reciente.

Biden genera expectativas opuestas en China. Es seguro que su apego a la etiqueta diplomática recuperará las vías de comunicación y facilitará los acuerdos en materias de interés común como la lucha contra el coronavirus o el calentamiento global, pero su voluntad por recuperar el centro de la escena global acabará con el camino libre que ha disfrutado Pekín durante el absentismo de su predecesor. 

 El resto de su intervención discurrió por caminos trillados. Habló de libre mercado, globalización, capitalismo, fronteras abiertas y el resto del arsenal léxico con el que Estados Unidos ha gobernado el mundo. También reafirmó la ambiciosa meta de cortar las emisiones de carbono en un 65 % en 2030 y de eliminarlas en 2060.