Washington estudia la posible destitución de Trump

Miembros del gabinete ya han empezado a discutir usar por primera vez en la historia la sección 4 de la Enmienda 25, según CBS.

El vicepresidente podría asumir de forma interina las funciones si se determina que Trump "es incapaz de cumplir los poderes y deberes de su cargo".

Varios congresistas plantean también la posibilidad de un segundo 'impeachment'

Mike Pence, durante un acto en Washington.

Mike Pence, durante un acto en Washington. / periodico

Idoya Noain / Abel Gilbert

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Los acontecimientos de este tristemente histórico miércoles en Estados Unidos han resucitado en Washington dos conversaciones: la posibilidad de someter a Donald Trump a un segundo impeachment o la de retirarle del cargo haciendo uso de la Enmienda 25, que en su sección 4 establece que el vicepresidente, con una mayoría del gabinete o con un órgano constituido específicamente por el Congreso, pueden sacar al presidente del Despacho Oval si determinan que "es incapaz de cumplir los poderes y deberes de su cargo".

El principal demócrata en el Senado de Estados Unidos, Chuck Schumer, señaló el jueves que el presidente Donald Trump debería ser destituido de inmediato de su cargo después de incitar a la "insurrección" en el Capitolio. "Este presidente no debería ocupar el cargo ni un día más", dijo Schumer, amenazando con un juicio político si el gabinete de Trump no lo destituye.

El instrumento legal

La enmienda número 25 de la Constitución da el sustento legal a la sustitución presidencial si el mandatario es "incapaz de cumplir con los poderes y deberes del cargo". Si así lo determinan el vicepresidente y una mayoría del Gabinete y lo envían por escrito a los líderes del Congreso, en ese momento el vicepresidente se convierte en presidente en funciones. Si Trump disputara ese paso el Congreso decidiría, pudiendo mantener a Pence en el cargo interino si lo aprueban dos tercios tanto de la Cámara de Representantes como del Senado.

La normativa data de hace más de medio siglo, concretamente de 1967, y aunque se ha usado en algunos casos voluntariamente (por la dimisión de Richard Nixon o por intervenciones médicas de Ronald Reagan y George Bush, por ejemplo), la sección 4 nunca se utilizó para situaciones como las que atraviesa Estados Unidos por estas horas. La pregunta que sobrevuela por estas horas es si Pence sería capaz de abrir la puerta para su aplicación cuando faltan dos semanas para el traspaso formal de poderes.

En la Casa Blanca en 2017 ya se discutió su uso entre altos cargos y hubo también una campaña de profesionales de salud mental para intentar que se aplicara.

¿Segundo impeachment?

La posibilidad de un segundo impeachment ya la habían barajado antes algunos demócratas pero tras la toma del Capitolio por una turba arengada por Trump ha resurgido con fuerza. Una de las primeras en abogar públicamente por ese paso ha sido la congresista demócrata Ilhan Omar. "Estoy redactando artículos de un impeachment. Donald J. Trump debería ser acusado por la Cámara de Representantes y destituido por el Senado de los Estados Unidos", ha anunciado en Twitter en un mensaje que no se demoró en propagarse por las redes sociales. "No podemos permitir que permanezca en el cargo, es una cuestión de preservar nuestra República y debemos cumplir nuestro juramento", fundamentó la legisladora, en medio de la inédita tormenta política.

También la demócrata Alexandria Ocasio-Cortez, como Omar miembro del denominado 'escuadrón' de representantes progresistas al que Trump ha atacado con frecuencia, se sumó a la llamada con un tuit de una sola palabra. "Impeach"

Los tiempos de una acusación y un proceso de la naturaleza de un impeachment no son los que marcan el reloj de esta crisis institucional. La incitación a una rebelión de extrema derecha desde la cumbre del poder no tiene precedentes. Y en este contexto, y dados los tiempos que requeriría un impeachment, es donde han ganado más fuerza las llamadas a aplicar la Enmienda 25 y las reclamaciones explícitas de destitución de Trump al vicepresidente Mike Pence.

"El tejido de nuestra democracia y los principios de nuestra república están siendo atacados por el presidente. Suficiente es suficiente. El presidente Trump debe renunciar o ser destituido de su cargo por su gabinete o por el Congreso", escribió en su cuenta de twitter el gobernador de Vermont, el republicano Phil Scott. “No hay duda de que el engaño, la fabricación, el interés propio y el ego del presidente nos han llevado, paso a paso, a este momento muy bajo y muy peligroso de la historia de Estados Unidos. No se equivoquen, el presidente de los Estados Unidos es el responsable de este evento”.

El anterior impeachment

Un año atrás el presidente evitó su destitución por su tentativa de extorsionar al presidente ucraniano Volodymyr Zelensky, gracias al blindaje republicano en el Senado. En estas extremas circunstancias, los analistas creen que el partido no lo defendería como en 2019, bajo ninguna de las circunstancias legales que podrían atravesarse.

En este contexto cobraron especial relevancia las palabras del líder de la mayoría del Senado, Mitch McConnell, cuando decidió dar la espalda a los esfuerzos de Trump por impedir la proclamación de Joe Biden. "Nada ante nosotros prueba la ilegalidad ni cerca de la escala masiva que hubiera inclinado toda la elección. La duda pública tampoco puede justificar por sí sola una ruptura radical, cuando la duda misma fue incitada sin ninguna prueba…Los votantes, los tribunales y los estados han hablado. Todos han hablado. Si los invalidamos, dañaría nuestra república para siempre… Si estas elecciones fueran anuladas por meras acusaciones del bando perdedor, nuestra democracia entraría en una espiral de muerte. Nunca volveríamos a ver a toda la nación aceptar una elección. Cada cuatro años sería una lucha por el poder a cualquier precio”.