País luso

El Gobierno de Portugal aprueba los presupuestos sin apoyos de la izquierda

Las cuentas contemplan por un fuerte aumento en inversión pública para paliar los efectos de la pandemia

El primer ministro portugués, Antonio Costa.

El primer ministro portugués, Antonio Costa. / periodico

Lucas Font

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La subida de las pensiones y el aumento de la inversión en sanidad han convencido finalmente al Partido Comunista Portugués (PCP) de la abstención en la votación final sobre los presupuestos y han facilitado su aprobación. El líder del PCP, Jerónimo de Sousa, ha advertido al Gobierno de que la abstención de su partido no es un cheque en blanco. "Es más importante la voluntad política para implementar las medidas que su aprobación", ha asegurado de Sousa, quien ha insistido en la necesidad de aprobar el aumento del salario mínimo y de aplicar reformas en la ley laboral.

A pesar de la aprobación, los socialistas tienen menos apoyo que nunca y la legislatura se presenta complicada. Los presupuestos han sido aprobados únicamente con los votos a favor de su partido y con el voto en contra del Bloque de Esquerda (BE), antiguos socios parlamentarios, que ya mostraron su rechazo en la primera votación porque consideran que la inversión en la sanidad pública es insuficiente.

La líder bloquista, Catarina Martins, ha vuelto a reprochar al Gobierno su negativa a un pacto de legislatura en 2019 y ha insistido en que la única opción para los socialistas es llegar a acuerdos con la izquierda. "El PS tendrá que negociar lo que hasta ahora creía que podía negar: un sistema de salud con capacidad suficiente y carreras profesionales en exclusividad".

Por su parte, la derecha ha aprovechado la disputa entre los partidos de izquierda para atacar al Gobierno. El líder de la oposición, Rui Rio, advirtió la semana pasada de la posibilidad de que la legislatura no se cumpla íntegramente, teniendo en cuenta las dificultades de los socialistas para llegar a acuerdos con sus antiguos aliados. La portavoz conservadora, Isaura Morais, se ha referido a una alianza "coja", mientras el líder del partido de extrema derecha Chega, André Ventura, ha asegurado que este será “el último presupuesto” del primer ministro, António Costa.

Mayor gasto público

El Gobierno tendrá que lidiar con las propuestas que el resto de partidos han conseguido incluir en las cuentas -a pesar del rechazo socialista- que incrementarán el gasto público de 6.000 millones de euros para contrarrestar los efectos de la pandemia.

Además, el Ejecutivo ha visto como el Parlamento tumbaba la inyección de 476 millones a la entidad financiera Novo Banco, rescatada en 2014, gracias a los votos del BE y del PSD. Un movimiento que tanto la portavoz socialista como el ministro de Finanzas, Joao Leão, han afeado al principal partido de la oposición, al que han acusado de "poner en riesgo al sistema financiero, con consecuencias devastadoras e imprevisibles para la reputación de Portugal".

El Ejecutivo se plantea llevar este asunto al Tribunal Constitucional, ya que considera que se trata de un incumplimiento de los acuerdos asumidos con la Comisión Europea y el Banco Central Europeo. Leão ha acusado al líder del PSD, Rui Rio, de "jugar con fuego" y ha asegurado que harán todo lo posible para que ninguno de los cerca de un millón de clientes del banco "se quemen en este proceso". Los conservadores solo rectificarán si antes se lleva a cabo una auditoría independiente.