RECUENTO REÑIDÍSIMO

Donald Trump se atribuye la victoria sin tener los votos necesarios

Ricardo Mir de Francia

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Estados Unidos se ha levantado este miércoles tan partido en dos como lo estaba antes de las elecciones, con un mapa electoral que apenas ha variado y con la amenaza latente de una larga batalla judicial por delante. Ese es el dibujo que esbozan los resultados provisionales, sin un claro ganador a estas horas y la posibilidad de que no se conozca el desenlace hasta dentro de varios días. Precisamente el escenario que todo el mundo quería evitar para disipar la explosiva tensión que se ha apoderado del país. No lo conseguirá porque, en un ataque sin precedentes a la legitimidad de su democracia, el presidente Donald Trump se <strong>atribuyó falsamente la victoria</strong> tras denunciar un fraude que no existe. La aterradora crónica anunciada que lleva telegrafiando durante meses. [Sigue el escrutinio de las elecciones en EEUU 2020 en directo.]

"Estamos ganando todo. Estamos listos para una gran celebracion. Los resultados son fantásticos", ha dicho en su comparecencia en la Casa Blanca. "Por lo que a mí respecta, hemos ganado estas elecciones", declaró, pese a no tener los votos necesarios y pese a que el recuento no ha finalizado. "Está claro que hemos ganado en Georgia. Hemos ganado Carolina del Norte, Pensilvania", enumeró después sin importarle que esto no sea cierto. Los resultados en el estado clave de Pensilvania no se conocerán hasta dentro de unos días. Y tampoco Carolina del Norte ni Georgia habían acabado el reñido recuento. 

No debería subestimarse el intento del presidente por emponzoñar el recuento y subvertir el resultado todavía incierto de los comicios, una maniobra que llega tras cuatro años de ofensiva contra los pilares de la democracia estadounidense. "Claramente íbamos a ganar estas elecciones y, de repente, todo se ha parado", ha dicho Trump al comparecer en la Casa Blanca ante varios cientos de seguidores. "Esto es un enorme fraude y vamos a acudir al Supremo". Pero lo cierto es que nada se paró. Simplemente los resultados están tardando tanto como se había previsto en varios estados ante los récords alcanzados por el voto anticipado, una de las consecuencias de la pandemia, que atraviesa por su peor momento en EEUU.  

Todo parece indicar que la suerte de las elecciones se decidirá en los tres industriales del Medio Oeste que el neoyorquino arrebató a sus rivales hace cuatro años: <strong>Pensilvania</strong>, <strong>Michigan</strong> y <strong>Wisconsin</strong>. Trump lleva ventaja en todo ellos, pero no se descarta que puedan cambiar de color una vez se contabilice todo el voto por correo, que debería favorecer de forma abrumadora a los demócratas. La lentitud del recuento es obra de su partido, que manda en las tres legislaturas. Todas ellas se opusieron a cambiar la ley para que pudiera comenzar antes del 3 de noviembre, como se ha hecho en otros estados. 

Vienen tiempos complicados. No solo por las amenazas de Trump, sino por el enquistamiento del mapa electoral, que apenas ha variado en un reflejo de la extrema polarización de los últimos años. Y como sucedió en el 2016, tampoco las encuestas han servido esta vez para anticipar el resultado. Los demócratas se las prometían muy felices hasta que todo empezó a torcerse en Florida, donde Trump se ha impuesto por poco más de tres puntos. La explicación parece estar en la desbandada de los hispanos, que según los sondeos a pie de urna habrían apoyado a Biden por márgenes bastante más estrechos del respaldo que obtuvo Hillary Clinton en el 2016. 

El republicano también salvó otras plazas sureñas donde sus rivales habían puesto muchas esperanzas, como GeorgiaTejas y Carolina del Norte. Ninguno de los tres ha completado el escrutinio, pero todo parece indicar que no se moverán en el tramo final. Tampoco cambiarán de manos Iowa y Ohio, un estado industrial que lleva eligiendo al ganador de las elecciones desde finales del siglo XIX. Solo se ha equivocado en dos ocasiones. Y esta vez ha vuelto a apostar por Trump por una ventaja muy parecida a la de hace cuatro años, a pesar de sus promesas incumplidas para relanzar las manufacturas de la región

Los demócratas no dan por perdidas las elecciones, las más atípicas y trascendentales de la historia reciente. "Mantener la fe, vamos a ganar esto", afirmó Biden en un breve discurso desde Delaware en el que pidió a sus seguidores paciencia hasta que se conozcan los resultados definitivos. "Nos sentimos bien viendo dónde estamos", aseguró el exvicepresidente de Barack Obama. "Debido al volumen sin precedentes del voto anticipado, sabíamos que esto iba a tardar bastante. Tenemos que ser pacientes hasta que se cuenten todos los votos". 

El demócrata consiguió mantener estados como Virginia y Minnesota y le dio la vuelta a Arizona, que por primera vez desde 1996 se ha alejado de los republicanos. Biden se ha quedado lejos de las mejores expectativas, pero como demuestra la actitud de Trump mantiene las opciones de victoria. Es posible que tenga que dilucidarse en los tribunales, un escenario que ya contemplaba su partido. El presidente parece dispuesto a morir matando. Solo falta saber si arrastrará al país en su potencial caída. 

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